domingo, 14 de junio de 2020

Cruzada nacional por la defensa de la Soberanía Colombiana

Por Nelson Lombana Silva

Colombia nunca ha sido una república libre y soberana. Francisco de Paula Santander, traicionando el pensamiento integracionista de Bolívar, tempranamente entregó la soberanía nacional a Estados Unidos. El muy “truchimán”, como le solía decir el libertador, aliado de la gran burguesía, se puso de hinojos ante los gringos desde un principio. Su personalismo sepultó todo intento de unidad del continente desde Méjico hasta Cabo de Hornos, como era el proyecto del Libertador.


Bajo el imperio inexorable del principio imperialista de “América para los americanos”, mejor norteamericanos, la patria ha permanecido subyugada y sometida a los sobrantes de los gringos. La condición fundamental para ser presidente de la república es que hable español, pero piense en inglés. No es gratuito que casi todos los que hasta ahora han sido presidentes han pasado primero por la embajada gringa. Es allí, donde lo pulen para que cumpla cabalmente los intereses imperialistas del Tío Sam. El tenebroso Plan Colombia – por ejemplo – fue concebido, direccionado y escrito en inglés. Muchos meses después fue traducido al español.

Un imperio nunca permite que su subyugado salga adelante. “Nadie apoya a otro para que le haga sombra”, decía el maestro Carlos Gaviria Díaz. Mientras Colombia no se libere de ese infernal y criminal imperio, las posibilidades de salir adelante, serán mínimas. Y, menos en los actuales momentos, cuando los poderes públicos están siendo dominados por la mafia, la corrupción y el narcotráfico. “Este es un estado mafioso”, dijo Gustavo Petro Urrego, ex candidato presidencial de la Colombia Humana – Unión Patriótica. Es la mejor síntesis que se ha hecho hasta ahora de la cruda realidad que vive la república de Colombia.

So pretexto de buscar la reelección presidencial el criminal, Donald Trump y ocultar la terrible crisis interna de este país, en todas las áreas del conocimiento, tiene en marcha el siniestro plan intervencionista contra la hermana república bolivariana de Venezuela. De una manera burda y descarada viene afinando el zarpazo contra la patria de Bolívar y de Chávez, a punta de mentiras, calumnias y viejos libretos utilizados en otras partes del mundo.

Mientras los países de este continente, declararon toda la región territorio de paz, los Estados Unidos y sus perros falderos, entre ellos, el secretario general de la OEA, Almagro y el gobierno colombiano del uribista pura sangre, Iván Duque Márquez, insisten en promover las guerras de rapiña. Hay en Colombia siete bases militares gringas en puntos estratégicos, violentando flagrantemente la Soberanía Nacional. No contento con ello, por estos días, han invadido cerca de un millar de matarifes nuestra patria, consolidando así esta plataforma para agredir, no solo a la hermana república bolivariana de Venezuela, sino todos los países y procesos antiimperialistas que hay en la región y se vienen desarrollando.

En un reciente debate de control político, el senador Iván Cepeda Castro, ha demostrado que estos matarifes tienen en su agenda robustecer y coordinar acciones con el paramilitarismo, lo cual no es nada nuevo, si leemos con detenimiento los manuales de contrainsurgencia dictados por la CIA en los documentos secretos de Santa fe. Este imperio es el que ha ordenado la guerra sucia contra los pueblos en alianza con las fuerzas militares y policiales. La CIA, sabe también que Álvaro Uribe Vélez es narcotraficante y lo tiene clasificado con el número 82, sabe que Colombia es un narco estado, pues Estados Unidos ha contribuido decididamente a ello, con el único interés de no perder su dominio y mando. La cobarde clase dominante de este país, está chantajeada hace rato. Eso explica la libertad con que se mueve Uribe a pesar de tantas evidencias en su contra, y la pusilanimidad de Iván Duque Márquez. Es un simple perro faldero de los gringos. Con qué dolor de patria se revolcará Bolívar en su panteón.

El futuro del pueblo colombiano es más incierto que nunca. El país es un polvorín por donde se le mire. Los vientos de guerra se mueven por el continente y tienen en Colombia su epicentro. Con toda seguridad están armando otro falso positivo para exacerbar el chauvinismo y llevarnos al matadero a agredirnos entre hermanos, a pueblo contra pueblo, pobres contra pobres, en defensa de los intereses imperialistas y oligárquicos.

Ante esa cruda realidad, hay que proponer la unidad latinoamericana, la organización del pueblo colombiano casa por casa, cuadra por cuadra, barrio por barrio, vereda por vereda. No podemos cruzarnos de brazos, ni dar la espalda y menos congraciarnos con esos vándalos apátridas de cuello blanco. Debemos tener claro que nada nos une con Estados Unidos: Ni el idioma, ni las costumbres, ni la religión; en cambio con la hermana república bolivariana todos nos une, solo nos separa arbitrariamente una frontera. Allí, hay más de cinco millones de compatriotas, hombres y mujeres, que salieron del país desplazados por la cruda violencia de estado, sin esperanza siquiera y allí, encontraron refugio y una segunda oportunidad.

Hay que volver a la calle, a combatir esta traición a la patria de la oligarquía colombiana en cabeza de Iván Duque Márquez. La izquierda en su totalidad se debe prodigar y plantear acercamientos con sectores democráticos que seguramente los hay dispuestos a recuperar la soberanía nacional. Todas estas bases gringas deben salir ya de nuestro territorio.

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