miércoles, 3 de junio de 2020

Colombia en el laberinto sin General

Por Nelson Lombana Silva

La situación del pueblo colombiano es cada vez más difícil y compleja, debido a las medidas antidemocráticas que viene tomando el gobierno nacional, gobierno nacional que no representa los intereses del pueblo (la chusma), sino los intereses de la oligarquía (la burguesía liberal – conservadora).


Amparado en el partido de ultraderecha Centro Democrático, arremete contra los intereses del pueblo, profundiza la corrupción y coloca todo su poderío politiquero al servicio del Señor de las Sombras, el narcotraficante número 82, según la CIA, Álvaro Uribe Vélez. Prácticamente, los tres poderes públicos trabajan incansablemente por salvarle la imagen a este criminal, padre de las ejecuciones extrajudiciales en el país, conocidas popularmente como “falsos positivos”. Además, la gran mayoría de sectas religiosas, también están a su favor, simplemente porque los exoneró de pagar impuestos.

De igual manera, toda esta maquinaria represiva contra el pueblo, están apalancadas y acolitadas por Estados Unidos y la mafia internacional. El pretexto para estar presentes en Colombia con más de siete o nueve bases militares, es la supuesta lucha contra el narcotráfico, cuando ellos son los verdaderos narcotraficantes. La droga al parecer sale del país sin ningún problema a través de estos militares con inmunidad total. Ningún policía colombiano o fuerza militar los pueden requisar. Son dioses en Colombia, ante docilidad del gobierno nacional, esta oportunidad, Iván Duque Márquez.

La pandemia del Covid – 19 sigue desarrollándose paulatinamente. Al decir de expertos en la materia, no hay signos reales de aplanamiento de la curva, ésta por el contrario, continúa ascendiendo peligrosamente. En menos de dos meses pasar de 470 afectados a 5.944 y de 4 muertes a 269, es diciente. Hoy se sabe que la cifra de fallecimientos en Colombia por esta pandemia se aproxima al millar. Sin embargo, el presidente no para de mentir y engañar incautos en los medios de comunicación, presentando cifras y hechos ficticios.

Imitando el criminal comportamiento de su homólogo gringo, Iván Duque Márquez no vacila en defender los intereses económicos de las grandes multinacionales y transnacionales. Toda clase de prebendas ha puesto a su consideración. Se afirma – por ejemplo – que ya tiene listo el decreto para el aplazamiento de la prima de los colombianos. Una puñalada trapera a ese puñado de connacionales que con tanto sacrificio han sido favorecidos con este pequeño estímulo económico. ¿Correrá la misma suerte las primas de los parlamentarios y los grandes burgueses de este país?

De una manera callada y solapada, sin el mínimo rastro de vergüenza y amor por su patria, ha permitido la presencia de más militares norteamericanos en nuestro terruño, violando la Constitución Nacional y las normas internacionales sobre el particular. Es grave la presencia de estos matarifes, pero resulta más grave, el fin de su estadía. Su finalidad es, indudablemente, agredir militarmente a la hermana República Bolivariana de Venezuela. No hay otra explicación lógica.

El Centro Democrático y sus principales secuaces insisten en el cuento peregrino de que son instructores en la lucha contra el narcotráfico. Una mentira estúpida tan pasada de moda, que solo la creen personas cortas de espíritu y alienadas, que siguen con aire de masoquista las prédicas del creador del paramilitarismo en Colombia a través de las Convivir.

¿Qué hacer?
Insinuaba un escritor tolimense por estos días que la incomprensión en el grupo de escritores que se trata de organizar es por meterle “política”. Según su parecer el escritor, el cultor, el artista, el poeta, deben ser apolíticos o digámoslo sin ambages: “Políticos de derecha”. El famoso cultor Jorge Soda, señaló sobre el particular: “Por supuesto no se puede separar una cosa de la otra. Como artista debe tener un compromiso social y político”.

Por su parte, el famosísimo dramaturgo y poeta alemán, Bertold Brecht, se refiere al tema de una manera clara, precisa y concreta, en su también famoso poema intitulado: “El analfabeto político”. Dice: “El analfabeto político es tan/ burro que se enorgullece e/ hincha el pecho diciendo que/ odia la política. No sabe el/ muy imbécil, que de su/ignorancia política nace la/ prostituta, el menor/ abandonado, el asaltante y el/ peor de los bandidos que es el/ político corrupto y el lacayo de/ empresas nacionales y/ multinacionales”.

Así pues, nuestra pobreza intelectual y material, son fruto de decisiones políticas de políticos que representan los intereses de la clase dominante. No es gratuito que esta clase dominante históricamente se haya empeñado en que el pueblo no se politice, sino que sencillamente repita maquinalmente la ideología de su clase. Por eso, es común ver a pobres hablando como ricos, defendiendo la ideología de los ricos y votando por los ricos. Se consuela con las migajas que caen de la mesa del rico Epulón. No defiende su cultura, se avergüenza de ella y se complace en defender la cultura de la clase dominante. Ama las cadenas que representa hoy la sumisión. No cuestiona y todo piensa es fruta del azar o la divina providencia. Por un peso se vende y traiciona a sus hermanos de clase.

En esas condiciones, hay que politizarnos. No es una tarea fácil, resulta utópica pero hay que hacerlo. Esa es la misión de las izquierdas. Hacer personas críticas, analíticas, dueñas de sí mismas, con capacidad de romper estos modelos anquilosados y buscar una segunda oportunidad sobre la tierra colombiana, oportunidad que no tuvo la estirpe de los Buendía en Cien años de soledad. La política es la médula de la sociedad. La política, además, es en esencia poder y el poder se adquiere no con aves marías, sino con la lucha unitaria y organizada de todos y todas. Históricamente, Colombia ha sido manejada por unas cuantas familias inescrupulosas, agresivas y violentas. Primero fue presidente Alfonso López Pumarejo, después fue presidente su hijo, Alfonso López Miquelsen; primero fue presidente Eduardo Santos, después el sobrino Juan Manuel Santos Calderón; primero fue presidente Misael Pastrana Borrero, después su hijo, Andrés Pastrana Arango. Y los candidatos del pueblo que han tenido opción de ser presidentes han sido asesinados: El General Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán Ayala, Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Pizarro León Gómez, etc.  

Un pueblo politizado no tolera fácilmente que menos de 50 familias manejen a su antojo y en defensa de sus intereses de clase, a más de 50 millones de colombianos y colombianas. En cambio, un pueblo analfabeta como el colombiano sí lo tolera e incluso, se solaza en defender esas cadenas opresivas y miserables. Defendemos su cultura y condenamos la nuestra. Preferimos arrastrarnos en busca de migajas y saludamos las rodilleras con suma complacencia.  Permitimos que Estados Unidos instale nueve bases gringas, callamos ante la cobardía del presidente Iván Duque Márquez de permitir que de nuestro suelo sagrado se agreda a la hermana República Bolivariana de Venezuela. Un puedo formado políticamente prefiere mil veces la muerte a hacerle una sola concesión al imperialismo de los Estados Unidos. Un pueblo formado políticamente, piensa; un pueblo analfabeta, reza. Así, nuestro deber es politizarnos y ayudar a politizar a nuestros hermanos de clase.

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