martes, 23 de junio de 2020

Biblioteca Cañón del Combeima y su impacto

Primer encuentro de escritores tolimenses en la biblioteca Cañón del Combeima 2019. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva

De una manera espontánea la comunidad del imponente Cañón del Combeima, expresa el valor de la biblioteca pública Cañón del Combeima, ubicada en el corregimiento ocho, Villa Restrepo. El impacto de la pandemia del Covid – 19, con todas sus consecuencias, no ha sido inconveniente determinante para mantener la comunicación permanente con los niños, los docentes y los hacedores de cultura en este Cañón, cuya área está tasada en 5.603 hectáreas y representa el 9.6 por ciento del parque natural Los Nevados. La comunicación virtual marca la pauta en los actuales momentos.


A través de las llamadas, los textos, los cuentos y los vídeos, hemos logrado mantener viva esa comunión, esa llama encendida de la cultura, el saber y el buen comportamiento en el marco sagrado del respeto y la admiración mutua. Debemos destacar la comunicación fluida con las instituciones educativas, empezando por los colegios y las escuelas. El recorrido vereda por vereda, nos ha permitido conocer gente buena y emprendedora, sencilla y comprometida con el progreso y el bienestar colectivo para todos y todas.

En Pastales – por ejemplo – encontramos a don Epolidoro  Laverde Suárez, presidente de la asociación de mercados campesinos, asociación que busca colocar freno al intermediario y hacer que la producción campesina, llegue directamente al consumidor. A pesar de su avanzada edad, visita con alguna frecuencia la biblioteca Cañón del Combeima, porque tiene un alto concepto del papel de las bibliotecas públicas en Colombia. Según él, allí está el conocimiento que puede generar un cambio en Colombia, especialmente en los niños y en la juventud.

En Villa Restrepo, a escasos tres minutos del perímetro urbano, hallamos cultivo de trucha, actividad desarrollada por un campesino taciturno, trabajador y emprendedor: Genaro Ortiz Sánchez. Tiene cinco estanques y surte de este rico manjar no solo a los habitantes de la región, sino a la ciudad musical de Colombia, Ibagué y demás municipios del Tolima, en la medida de sus capacidades comerciales.

Fernando Gutiérrez es un amante de la cultura, los libros y la lectura. Además, un ambientalista y defensor de la estrella hidrográfica que baña el gran territorio de la cacica Ibanasca o Dulima. Siempre ha estado pendiente de la biblioteca y de la lectura de textos que hay allí. Lo mismo sucede con Consuelo Vásquez. Siempre está pendiente de las actividades que programa la biblioteca, lee y presenta con bastantes frecuencias iniciativas. Es lideresa en el terreno comunal, sobre todo en el tema del acueducto comunitario.

La profesora Alcira Mejía Ossa, de la institución educativa ambiental Combeima, sede Olaya Herrera, siempre ha acompañado la labor de la biblioteca Cañón del Combeima, antes y durante la pandemia. Gracias a su liderazgo, esta biblioteca ha logrado llegar al corazón de los niños. Transmite energía y positivismo por todos sus poros. Debemos destacar también la labor del profesor Rubén y demás docentes de esta institución. “Sus vídeos, cuentos y actividades, me han caído del cielo, me han servido para trabajar con los niños”, señala.

Por estos días, a raíz de un vídeo que publicamos, nos dijo: “Don Nelson, muy buenas noches. Qué pena molestarlo. ¿Será que usted me puede enviar de nuevo el vídeo del recorrido por el Tolima? Es que mi celular se detuvo y se me borraron muchas cosas. Muchas gracias por su atención”. Un entusiasmo así, estimula, anima.

La docente Catalina Barreto, de la institución educativa ambiental, sede El Retiro, también reconoce ampliamente la labor de la biblioteca Cañón del Combeima. “Gracias por sus vídeos; ¡qué buen trabajo! Se los estoy compartiendo a mis estudiantes”. Abre el espacio para que la biblioteca participe de la conmemoración del día del estudiante en esta institución. “Don Nelson: Estuve pensando justamente en usted esta semana, porque resulta que le vamos a celebrar a los niños el día del estudiante. Qué posibilidades hay de un cuento corto y bien bonito, que usted me haga el favor y me regale una lecturita en voz alta, bien bonita de esas que usted sabe hacer, para incluirla en la programación a mis chicos. Una lecturita que tenga que ver con educación en valores o por ser el día del estudiante o la que usted crea conveniente”.

Cumplimos con la encomienda con mucho entusiasmo, destacando el valor de tener pendiente a la biblioteca en estos eventos. Enviamos el vídeo. Su concepto también estimula. Dice: “¡Qué lindo! Muchas gracias. Qué bien le quedó muchas gracias. Ese vídeo es una muy buena evidencia de su gran trabajo y entrega. Dios lo bendiga. Pronto nos veremos y reencontraremos para seguir llevando a los niños, ese maravilloso sueño de leer y volar con la imaginación. Gracias por esa forma tan bonita como me nombra en el vídeo, eso me anima mucho más a trabajar con mis pequeñines. Todos sus vídeos los comparto con mis estudiantes”.

Aparte de esta gran satisfacción de mantener la comunicación fluida con la comunidad del Cañón del Combeima, también resulta reconfortante las opiniones de otras personas del país y allende de sus fronteras. A manera de ejemplo: Edison Peralta González, escritor y poeta, radicado en Manizales (Caldas), señala: “Excelente labor cultural que viene desarrollando en el Cañón del Combeima”. Betty Prada Hernández, radicada en Quito (Ecuador): “Que linda labor con los niños del Cañón del Combeima. Fantástico. Felicitaciones”.

Los niños de quinto de la escuela Olaya Herrera, en Llanitos, son todos pilosos, inteligentes y colaboradores. Hemos extrañado mucho las clases presenciales. A manera de ejemplo: Geraldine Guerrero Salazar, nos escribe en el washap: “Hola profesor: Qué hace, cómo le va en la salud y cómo le va a su familia, amigos, vecinos etc… Gracias a usted por mandarnos esos vídeos tan hermosos. Me hacen falta sus cuentos. Sí puede ser que a veces nos portábamos mal, pero mire lo que pasó. Yo haría cualquier cosa por volver a la escuela otra vez. Claro que sí. Si ve, tanto que nos consintió que ya me preocupo por usted. Hasta nos llevamos bien y todo ¡Jajaja! Mire hasta lo hago reír. Me da ya risa de ver ese ¡JaJaJa!, estoy que dejo el trabajo para hacerlo reír a usted y también reírme yo, pero, digo chao porque o sino nunca termino el trabajo de la profesora Alcira. Chao”.

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