martes, 16 de julio de 2019

Elogiar el generalato es desconocer la historia de Colombia

Las tropas estadounidenses en la base militar de Tolemaida en Colombia. Foto Latindispatch
Por Nelson Lombana Silva

No hay postura más errónea, incluso, claudicante que elogiar el generalato colombiano; es ni más ni menos, desconocer la historia de Colombia e ignorar olímpicamente la estela de hechos criminales y apátridas que ha caracterizado el militarismo desde que acogió pacientemente la formación de la escuela de las Américas, el concepto de conflicto de baja intensidad y el de enemigo interno.


De igual manera, la ideología anticomunista y la formación de escuadrones de la muerte, genéricamente conocidos como paramilitarismo. Iván Cepeda Castro y Gustavo Petro Urrego, dos senadores corajudos, comprometidos con el pueblo hasta los tuétanos, han demostrado que las denominadas “águilas negras”, no hacen parte de una estructura propia, sino que constituyen una estructura propia del militarismo colombiano altamente descompuesto, desde la cabeza hasta los pies en todo el país.

El generalato colombiano, sumiso a los Estados Unidos, ha recibido su formación en grado sumo en esta escuela que primero funcionó en Panamá y actualmente lo hace en Estados Unidos. Recordemos la abultada lista de generales y oficiales de alto rango comprometidos con violación de los derechos humanos. Hasta el general Nicacio se encuentra untado hasta los tuétanos para no ir muy lejos. ¿Cuántos involucrados en los tenebrosos “falsos positivos” (ejecuciones extrajudiciales)? ¿Cuántos de ellos agazapados posando de decentes y respetuosos de los derechos humanos? ¿Cuántos dispuestos a presentar resultados como lo han requerido el actual comandante y seguramente el gobierno actual?

Ahora, ¿Quién no sabe que el militarismo está estatuido para defender los intereses de la gran oligarquía colombiana, las multinacionales y transnacionales? El pueblo deambula solo a merced de la delincuencia y el crimen organizado. Acaso, ¿No nos damos cuenta la forma salvaje como actúa la policía Esmad contra los estudiantes, contra los trabajadores, simplemente por exigir sus derechos? ¿Desconocemos acaso las masacres perpetuadas unas veces por el ejército, en otras por omisión facilitando todo el accionar a su engendro el paramilitarismo?

Se dice con insistencia que el ejército nacional está para defender la Soberanía Nacional. Pregunto: ¿Cuál Soberanía Nacional cuando en Colombia hay nueve bases norteamericanas, CIA, DEA, Interpol, etc, etc? ¿Sabe usted a ciencia cierta quién gestiona entre bambalinas los ascensos en las fuerzas militares colombianas? ¿Sabe usted quien tiene más poder entre un general colombiano y un simple soldado gringo?

Mientras las fuerzas militares no sean educadas en el pensamiento democrático bolivariano, se compenetren con su clase social de donde han salido los soldados y suboficiales, ni un saludo complaciente. Mientras no tengamos unas fuerzas militares patriotas defensoras a ultranza de la Soberanía Nacional, mandando al carajo a las bases militares gringas, CIA, DEA e Interpol, jamás serán merecedoras de un reconocimiento. Mientras no hayan unas fuerzas militares como las conducidas por los generales Bolívar y Anzoátegui en el heroico proceso de lucha contra el colonialismo español o el ejemplo de lealtad de las fuerzas militares del hermano país bolivariano de Venezuela, con su comandante supremo Nicolás Maduro Moros, ni un solo reconocimiento, hacerlo es un adefesio, un insulto a las miles y miles de víctimas que han caído a lo largo de la historia colombiana por obra y gracia del accionar traidor del militarismo, con muy pocas y honrosas excepciones.

En definitiva, elogiar al generalato colombiano no nos va salvar de sus siniestros planes. La razón es elemental: El generalato no actúa con fundamento en la defensa de los derechos humanos del pueblo, actúa con la lógica inexorable del capitalismo, es decir, de la burguesía y el imperialismo norteamericano. Nada de hacernos ilusiones… 

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