lunes, 8 de julio de 2019

El vaticano por dentro

Sacerdotes católicos en el ritual de la eucaristía. Foto: Semanario Voz
Por Nelson Lombana Silva

Mirar en detalle la dinámica interna del vaticano causa escozor. Es muy diferente a la imagen que transmite con su abultada publicidad. No es gobernado por ángeles como un católico de base podría suponer, sino por hombres, generalmente ambiciosos e incluso, mafiosos. La relación con la mafia siciliana es bastante fuerte que poco a poco ha venido saliendo a flote hace ya bastante tiempo. Algún obispo dijo sin sonrojarse que el vaticano no se administraba solamente con Aves Marías. Eso para significar el dineral que se maneja allí.


Hay muchas cosas que vienen saliendo a flote, que seguramente se tenían de ellas total desconocimiento.  El Vaticano – por ejemplo – ha contado con Papas casados, Papas menores de edad, Papas que otrora fueron soldados hitlerianos, criminales rasos, etc. Es decir, el Vaticano siempre se ha manejado más con criterio económico y político que religioso.

Los Papas: Adriano II, cuyo reinado fue de 867 – 872, y Sergio III, cuyo reinado fue 904 – 911, eran casados. Benedicto IX, que ejerció su reinado entre los años 900 y 1110, fue consagrado pontífice a los doce años. Es más: Al parecer ya estaba lleno de vicios, según lo consigna el sacerdote de la teología de la Liberación, Leonardo Boff.[i]

Agrega el sacerdote Leonardo Boff: “El Papa Juan XII (955 – 964), consagrado con 18 años, vivía en orgías y en adulterios. Fueron famosos los Papas del Renacimiento como Pablo III, Alejandro VI, con varios hijos, y León X, que casaba con pompa a sus hijos dentro del Vaticano”.[ii]

A pesar de todas estas anomalías, se insiste en hacer creer que el sacerdote debe ser célibe (soltero), como si la sexualidad fuera pecaminosa o la mujer demonio. Con esta práctica, no solamente se está contrariando la naturaleza antropológica del ser humano, se está negando también la sexualidad como algo normal, natural y necesario.  Igualmente, podría decirse que se está subvalorando la condición humana de la mujer.

Si usted hace una lectura de la biblia se dará cuenta que este es uno de los libros más machistas que se han escrito hasta ahora. “He aquí la esclava del Señor”, le hace decir el evangelista a María, la esposa de José; solo un ejemplo a vuelo de mariposas amarillas. Dice el antiguo testamento que una mujer con el período menstrual no podía entrar al templo porque era impura. Todo un hermoso fenómeno natural de la mujer gestante convertido en pecado. ¡Qué horror!

La santa inquisición también se convirtió en uno de los períodos más vergonzosos, dolorosos y criminales de la Iglesia Católica. Miles de sabios, científicos, fueron asesinados, unos en la horca y otros en la hoguera, después de aberrantes torturas, porque se opusieron a la estúpida e ignorante creencia de que la tierra era el centro del universo. Es decir, ni siquiera hubo tolerancia y respeto por la diversidad de criterios por parte de la Iglesia Católica. Prohibió la lectura hasta del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Antes de leerse un libro había que llevárselo al cura para que él determinara si se podía o no leer la obra.

A América llegó la religiosidad como una tormenta, un huracán completo o una simple maldición. Los curas arribaron armados de espada, perros asesinos y crucifijo, con la única consigna: “O cree en este crucifijo o se muere”. O sea, esta concepción religiosa fue impuesta a sangre y fuego. Nos tildaron de ignorantes, antropófagos, idólatras, etc. De cuarenta millones de aborígenes que había a su arribo, en menos de treinta años, fueron reducidos a 3 o 4 millones. Estos últimos, accedieron a creer en semejante embuste, en semejante disparate. La iglesia llegó con su biblia y el aborigen era propietario de la tierra. Le hizo cerrar los ojos y cuando los abrió nuevamente el aborigen tenía la biblia y el ibérico la tierra. ¡Qué cambiazo!

La lucha del Papa Francisco

Claro, la Iglesia ha tenido reformistas progresistas. Tiene sus mártires. El Papa Juan Pablo I, intentó hacer cambios, comenzando por reconocer que el Pontífice es un hombre y podía conversar con su conductor privado y las mujeres encargadas del aseso general del Palacio. Al parecer eso le costó la vida.

En la actualidad, el Papa Francisco ha asumido ciertas posiciones progresistas e incluso, “revolucionarias”. Se ha mantenido solidario con los gobiernos proclives a la paz, caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia.

Se ha declarado abiertamente defensor del planeta (ambientalista). Su encíclica es clara y contundente sobre el particular, encíclica poco comentada por el clero colombiano, dicho sea de paso. Al parecer proyecta llevar al Concilio de los Obispos (Sínodo), a realizarse en octubre de este año, la iniciativa que los curas casados puedan ejercer el ministerio en zonas marginales. Al parecer el Papa no quiere una Iglesia que simplemente visite, sino que permanezca, como resultaría ser lo obvio.

También ha desarrollado campañas encaminadas a frenar la infeliz práctica del pederasta al interior del clero. La violación de niños y niñas en las parroquias y en arzobispados, por curas y obispos, resulta escandaloso, así el escándalo haya salido a la luz pública muy entre líneas. Esta es una práctica horrorosa. Seguramente tiene un gran estimulante en el celibato.

El padre Leonardo Boff señala que el celibato no es un dogma de fe, sino una especie de “disciplina”, yo diría: “Disciplina de perros”. Prohibir la sexualidad es lo más aberrante que pueda suceder en todo tiempo, pero muy especialmente en el siglo XXI.

La pregunta del millón es por qué la Iglesia Católica asume esta postura. Lo que hemos podido indagar hasta hora, es que la causa principal no es ética, sino económica. Juegan temas como la herencia y las pensiones. O sea, no es razón sobre natural, es razón económica la que ha llevado a la Iglesia Católica a asumir esta aberrante postura antinatural e ilógica. Si muchos curas asumieron que matar liberales y comunistas en Colombia no era pecado, ¿Por qué no asumieron también públicamente que la sexualidad no es pecado? 

Hay que apoyar algunas iniciativas del Papa Francisco, por cuanto el desafío principal en el momento no es la discusión bizantina de la existencia o no de Dios, sino de la unidad de creyentes y no creyentes para cambiar el sistema capitalista y proyectar el sistema socialista. Eso es lo central, lo fundamental. Si quiere creer, crea; si no quiere creer, no crea. Eso no es lo importante. 

El Vaticano se debe depurar, democratizar. La tarea del Papa Francisco resulta encomiable. Ojalá no amanezca muerto tan sorpresivamente como el Papa Juan Pablo I. Hay que apoyar estos procesos de lucha contra la corrupción y el falso tradicionalismo. Un mundo humano sí es posible y será fruto del esfuerzo colectivo: De creyentes y no creyentes. ¡Unidad!  

[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número  2987, semana del 3 al 9 de julio de 2019. Página consultada 2.
[ii] Ibíd. Página consultada 2.

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