sábado, 13 de octubre de 2018

Corte Constitucional falla contra la vida y la naturaleza colombiana

Las comunidades de los municipios de Anzoátegui y Santa Isabel (Tolima), se reunen sobre el puente del río Totare para rechazar categóricamente la construcción de hidroeléctricas.- Foto: Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

El fallo de la Corte Constitucional limitando (acabando), las consultas populares ambientales, constituye una sentencia inexorable contra la vida humana y contra la naturaleza en su conjunto.


Y, por el contrario, le abre la puerta de par en par a las multinacionales y transnacionales para que entren y arrasen con la pacha mama. Pero, como si esto fuera poco, coloca en entredicho hasta el más elemental concepto de Democracia. Colombia avanza al despeñadero del fascismo.

Hay municipios en el departamento de Tolima que al parecer está concesionado más del ciento por ciento de su territorio en títulos mineros a favor de estas multinacionales y transnacionales. El departamento en algo más del 70 por ciento.

Las tierras ubérrimas de este territorio, por ejemplo, están condenas a desaparecer para ser reemplazadas por rocas pulverizadas, cianuro y muchos químicos más y la utilización de millones de litros de agua, las cuales terminarán inexorablemente contaminadas casi que de por vida.

Estas monstruosas multinacionales y transnacionales, se llevarán casi el 94 por ciento del oro producido, dejando el 6 por ciento para repartírselo entre la clase apátrida que se prestó, desde el congreso y desde las cortes, para tan abominable crimen contra el medio ambiente y el ser humano. Al campesino, al pequeño propietario no le corresponderá nada, solo migajas que caen de la mesa del rico Epulón, el Lázaro bíblico será ignorado o callado con una dádiva simplemente o quizás con una amenaza o un asesinato como viene ocurriendo.

La Constitución Nacional de 1991, que se inspiró en la Participación Ciudadana, se desvanece con decisiones como la que ha tomado la Corte Constitucional. Según ésta, el interés imperialista de estas multinacionales y transnacionales, prima sobre millones y millones de seres humanos. “Al pueblo nunca le toca”, diría el escritor colombiano costumbrista Álvaro Salom Becerra.

El alcalde de Ibagué, médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez y el ambientalista Renzo García, se han pronunciado con indignación y decisión sobre el fallo proferido por la Corte Constitucional. Han coincidido en la gravedad de la decisión asumida por esta Corte. Las montañas imponentes y las llanuras oceánicas están amenazadas de muerte.

Ya se siente los pasos de animal grande de Anglo Gold Ashanti, retornando al municipio de Cajamarca (Tolima). El gobierno invierte sumas astronómicas al militarismo para que éste se convierta en seguridad para dichas multinacionales y transnacionales y represión para el pueblo. Ya lo dijo Jorge Eliécer Gaitán: “El gobierno nacional tiene la metralla homicida para los colombianos y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.

Las 21 y más bases militares de Estados Unidos en Colombia por obra y gracia del señor Álvaro Uribe Vélez en su condición de apátrida y servil incondicional al Tío Sam, no están propiamente para hacer turismo, están para agredir al pueblo colombiano y latinoamericano y por qué no al mundo entero.

Ante esta nueva afrenta de la cobarde burguesía colombiana, hay que salir masivamente a reversar esta perversa iniciativa. No podemos cruzarnos de brazos y mirar que otros luchan. Esas criaturas que votaron por Iván Duque Márquez, deben reaccionar con espíritu autocrítico y asumir una postura revolucionaria y combatiente. Hay que defender la madre naturaleza de estos buitres imperiales. Hay que deshacer fallos perversos como el emitido por la Corte Constitucional, el constituyente primario es el pueblo organizado y es en últimas el que se puede expresar su inconformidad sobre semejante adefesio cometido por esta Corte Constitucional.

Una razón más para estar en la calle protestando. 

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