domingo, 28 de octubre de 2018

Corte Constitucional ensañada contra la Constitución Nacional

Corte Constitucional:Foto: Guillermo Torres / Semana
Por Nelson Lombana Silva
La Corte Constitucional considerada la guardiana de la Constitución Nacional, según el espíritu de los constituyentes de 1991, se vuelve contra ésta de una manera agresiva y violenta, dándole todo el espacio al Centro Democrático para que desarrolle a las anchas el proyecto fascista en Colombia.


“La Corte Constitucional asume una postura contraria a su función de defender los derechos fundamentales de los ciudadanos y de los habitantes de los territorios favorecidos por la abundancia de bienes comunes, para erigir en fundamentales los derechos del gran capital a explotarlos, en exclusivo beneficio privado de acumulación”.[i]

Es claro dicha postura al proferir fallo protegiendo multinacional, en detrimento del derecho que tiene la ciudadanía de defender y decidir libremente sobre su territorio. Con este fallo, predominará el interés imperialista de estas multinacional y transnacional sobre los intereses propios del pueblo colombiano, con la entelequia de que el subsuelo es del Estado.

Con este fallo de la flamante Corte Constitucional el camino queda expedito para que las multinacionales y transnacionales arrasen con montañas, valles y llanuras en interés particular y en detrimento de la madre naturaleza y la misma especie humana. La fiebre del capital de éstas, colocan en entredicho la misma especie humana a corto, mediano y largo plazo.

No contenta con esta arbitraria medida, ahora proyecta inhabilitar la oposición de la Colombia Humana en cabeza del ex candidato presidencial Gustavo Petro Urrego. Es una iniciativa que lleva a darle forma a la tiranía y al desarrollo del fascismo en este país sudamericano. Ante el avance vertiginoso y vigoroso de la oposición, la oligarquía se une para cerrarle todo espacio de decisión al pueblo colombiano. El pánico la ha llevado a vestir rápidamente el tenebroso traje del fascismo, canalizando todos estos oscuros intereses en el Centro Democrático, con un presidente totalmente incapaz de gobernar con criterio propio, quedando en manos del narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez y su patota.

En un país donde la corrupción campea en las altas esferas del Estado como ha salido a flote a cuentagotas, sanciona a Petro porque financió el transporte en Bogotá siendo alcalde, favoreciendo a las clases sociales más pobres de la capital del país. No se robó un peso, como sí lo han hecho los que hoy lo acusan, en su doble y miserable personalidad.

Esa es Colombia en manos de unas cuantas familias que han mantenido el poder durante largas y azarosas centurias y que todavía un sector del pueblo apoya por el analfabetismo político y la misma pobreza mental, política y económica que le asiste.

La Corte Constitucional ha bajado la guardia. La Constitución Nacional está a merced de apátridas puestos al servicio del imperialismo norteamericano. Entre la danza del dinero mal habido y el miedo al cambio, Colombia avanza inexorable a los acantilados del fascismo rápidamente.

Ante esta nueva demencial arremetida contra la patria y la soberanía nacional, Petro Urrego ha propuesto dos cosas, que a nuestro modo de ver, son correctas: Una, acudir a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, de la cual Colombia hace parte; y dos, preparar la movilización callejera. Es decir, la lucha de masas, como lo ha planteado históricamente el Partido Comunista

Qué bueno que Petro haya entendido la dinámica de la lucha de clases y la lucha de las masas en la calle. Ahora le falta que entienda la realidad histórica que se viene dando en la hermana república bolivariana de Venezuela. Petro no puede seguir repitiendo el discurso de la derecha y la extrema derecha sobre el particular.

Así las cosas, el pueblo colombiano debe prepararse para responder a estos desafíos que se presentan con la unidad, la organización y la movilización. Campesinos, indígenas, obreros, estudiantes, hombres y mujeres, en estado de máxima alerta, a luchar por un país realmente democrático y al alcance de todos y todas.

[i] Semanario VOZ La verdad del puedo. Edición número  2955. Página consultada 5.









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