viernes, 12 de junio de 2015

El papel de los comunistas en el proceso unitario de la Up

Proceso unitario de la Up Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva


La bandera de los comunistas a través de la historia es la unidad, fundamentalmente desde la acción callejera y revolucionaria. Es decir, no es una unidad imaginada en el papel sobre el escritorio. Su posición diáfana le ha costado muchas lágrimas y dolor. Sin embargo, se ha mantenido enhiesto sin hacer una sola concesión ni al oportunismo, ni a la traición, ni a la socialdemocracia, ni al enemigo de clase. Los comunistas se inspiran en el marxismo – leninismo, o sea, en la teoría y en la práctica.



Por eso tiene claro el concepto de unidad y trata de aplicarlo constantemente por táctica y por estrategia, porque el único camino posible de destruir las relaciones capitalistas y construir las relaciones socialistas es la unidad. Pero no cualquier tipo de unidad. Es una unidad política, pero también filosófica, forjada en la lucha y construida con amplitud, democracia y respeto por la diversidad. No es atropellando como se construye la unidad, menos mintiendo y traicionando el sueño de justicia social que anima al pueblo.


La unidad se forja en la calle, en el sindicato, en la vereda, en el barrio, en la barricada, jamás en conciliábulos o en tiendas de Juan Valdés. La lucha contra el enemigo de clase no es golpes de rosas o claveles. No es invento. Son los hechos. Basta recordar solamente el genocidio contra la Unión Patriótica y el Partido Comunista. Terrible genocidio que no son hechos del pasado.


La cifra más alta de la orgía de sangre que el Estado militar – paramilitar desarrolló contra la Unión Patriótica, la colocó el Partido Comunista. Por eso a los comunistas orgánicos nos duele la Unión Patriótica, la sentimos y la llevamos en nuestras venas y en nuestro corazón. Por eso estamos dispuestos a defenderla a capa y espada, a no permitir que repose en los brazos de la socialdemocracia o el oportunismo ramplón, a la memoria de los caídos estamos dispuestos a que su bandera siga flameante en las cumbres de nuestras montañas, en la ubérrima llanura y en el corazón del pueblo colombiano y por supuesto, tolimense. 


Una vez más, los comunistas lanzamos y ratificamos la proclama de la Unidad, la cual debe estar apalancada en la honradez, la democracia, la inclusión, la solidaridad y el compromiso de avanzar en la diversidad, en la tolerancia, pero en la firmeza ideológica y política.


Los comunistas tenemos que estar ahí, en primera línea, defendiendo y alimentando la unidad. La Up debe desarrollar creativamente el programa y cumplir cabalmente los estatutos. Debe permanecer vigilante. La Up no puede ser una Ong, “es un movimiento social y político amplio, de convergencia democrática, que funciona de acuerdo a los derechos y deberes consagrados en la constitución colombiana y las leyes de la república”, dice el artículo 2º de sus estatutos vigentes.


La Up no es el Partido Comunista, ni el Partido Comunista es la Unión Patriótica. Eso lo debe tener clara la militancia comunista. Y la mejor forma de demostrar que la tiene clara es funcionando el Partido Comunista orgánicamente, respetando, acatando y cumpliendo cabalmente los principios leninistas de organización. No puede haber vacilación de ninguna naturaleza. Tampoco puede ser comunista aquel que omita los principios leninistas de organización.


El momento exige compromiso y decisión política. El país está en vilo en lo que atañe al proceso de paz de la Habana, el enemigo de clase busca por todos los medios romper el proceso de diálogo, Santos quiere una pax romana. La Up es la organización más autorizada para hablar de paz con justicia social. Esa bandera no se la puede dejar quitar del oportunismo.


La lucha por la defensa del ambiente, contra la megaminería a cielo abierto, por la defensa del río Magdalena y contra la privatización del principal afluente de Colombia, por la defensa de la red hospitalaria y el hospital Federico Lleras Acosta, la defensa del Ibal, contra la instalación y cambio de los micromedidores del agua, por la defensa de los pequeños transportadores, lucha frontal contra  la corrupción, defensa de la universidad del Tolima, por fuentes de empleo, por la defensa del territorio de los indígenas, por la reforma agraria integral, escuelas y colegios en el campo, el tema electoral, etc. Esos son los temas de discusión que la Unión Patriótica debe liderar con espíritu unitario. Esos son los temas que tenemos que llevar a la mesa de discusión los comunistas, respaldar y desarrollar unitaria y creativamente.


Por eso, los comunistas proponemos no activos cerrados y excluyentes, sino asambleas amplias, democráticas, participativas e incluyentes, asambleas donde prime la unidad y la amplitud para acoger los puntos coincidentes y manejar con camaradería las diferencias. No actuar así es negar el Partido Comunista y condenar a la Unión Patriótica a la inmovilidad y a la marginalidad. Hay que pensar con amplitud y actuar con sensatez. El palo no está para hacer cucharas. 







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