lunes, 11 de mayo de 2015

Aporte de la universidad del Tolima a la interpretación de la historia colombiana


Por Nelson Lombana Silva


Vale la pena relievar el esfuerzo de la Universidad del Tolima por presentar elementos para la interpretación correcta de la historia colombiana, la cual ha sido tergiversada, malinterpretada e incluso, ignorada secularmente.



No en vano dijo Gabriel García Márquez que nos han escrito y oficializado una versión complaciente de la historia, echa más para esconder que para clarificar. Durante los cincuenta años de existencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep), el régimen ha utilizado los términos más desobligantes contra el pueblo alzado en armas, de la forma más infame y descalificante.


Los medios de comunicación masivos adictos a las multinacionales y transnacionales, son campeones en esta infame campaña agresiva, violenta y desinformante, se han “especializado” en exacerbar los ánimos y con su consuetudinaria incomunicación llenar el pueblo colombiano de odio visceral contra el mismo pueblo, sin ofrecer un solo argumento que permita discutir y controvertir. Una mentira mil veces repetida que termina siendo cierta.


La universidad del Tolima, a través del centro cultural, presenta a la comunidad universitaria y colombiana en general, la revista Aquelarre número 27, la cual se encuentra en circulación, dedicada a los 50 años de surgimiento del movimiento guerrillero de las Farc – Ep.


Es un aporte teórico supremamente importante que rompe con la montaña de basura y de calumnia que se han escrito, comenzando por don Víctor Prada, quien lánguidamente se dedica a transcribir como novedad los boletines de prensa de la represión militarista que fue desatada contra el pueblo del sur del Tolima, presentando a los verdaderos victimarios como víctimas y a las víctimas como victimarios.


Igual a él, decenas de libros, cientos de crónicas y reportajes imaginarios se han escrito sin ninguna cientificidad para deslegitimar la resistencia del pueblo contra la arremetida virulenta y criminal por parte del Estado y que tuvo en la cumbre del sadismo demencial la terrible operación norteamericana conocida como: “Plan Latin América Security Operation”, ordenada por el entonces presidente Guillermo León Valencia, corroborando lo dicho por Jorge Eliécer Gaitán de que el gobierno nacional tiene la metralla homicida para los colombianos y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano.


La revista Aquelarre número 27 rompe con ese tinglado de mentira e infamia al recoger textos concretos de la verdadera historia que ha permanecido en la sombra del anonimato. No se cuenta allí la versión de la oligarquía, se cuenta la versión del pueblo, tal cual, sin quitarle o ponerle para hacerla más atractiva. Discurre por estas páginas la verdad escueta de un pueblo que aún no ha roto sus cadenas y que por lo tanto, sigue luchando con tenacidad y conciencia social y de clase.


Resistir 48 campesinos la arremetida por aire y tierra de 16 mil militares, con aviación, armas bacteriológicas y la asesoría directa de los Estados Unidos, no puede subvalorarse, tampoco minimizarse. Por el contrario, surgen cientos de interrogantes que poco a poco y contra la tergiversación de la historia, van saliendo a flote contra viento y marea.


Precisamente, uno de los requerimientos fundamentales en los diálogos de la Habana (Cuba) que ha demandado el movimiento insurgente fariano fue la creación de la comisión de la verdad. Se trata de hallar las auténticas raíces del conflicto, la responsabilidad del Estado y la degradación del conflicto armado en la medida que se extiende en el tiempo y en el espacio.  


Es elemental. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, diría Santillana. Los términos desobligantes de “forajidos”, “asesinos”, “terroristas”, “ratas”, “monstruos”, etc que vienen utilizando los gobiernos de turno para tapar la verdad con mentiras, poco a poco se viene abajo como la baraja y el verdadero origen del conflicto armado surge ante los ojos de un pueblo incomunicado, alienado y víctima del terrorismo de Estado.


Basta leer el artículo del director de VOZ La verdad del pueblo, Carlos Arturo Lozano Guillén, las crónicas de Alfredo Molano Bravo, la carta de Medófilo Medina y la respuesta del comandante de las Farc – Ep, Timoleón Jiménez, Yezid Arteta Dávila, entre otros, para comprender la otra versión de una realidad palpable que vivió el sur del Tolima e incluso, sigue viviendo por cuanto el Estado brilla por su ausencia y la única presencia se refleja en la cruda  actividad militar – paramilitar. Eso sí abunda por doquier.


Precisamente, la comunidad de esta vasta región registró la semana pasada la presencia en el municipio de Chaparral (Tolima) del embajador de los Estados Unidos.  ¿A qué fue? Es la pregunta que los labriegos y labriegas se formulan en voz baja. Se sabe que por estos lares labora USAID, la Ong de la CIA, hace presencia hace rato, abriéndole camino a las multinacionales y transnacionales para que se roben los recursos naturales, especialmente el agua, la energía y los metales preciosos, con la absoluta complacencia de los gobiernos de turno del orden nacional, departamental y municipal.


La revista Aquelarre número 27 abre espacio a la comprensión crítica de la verdadera historia colombiana. Por eso resulta de vital importancia su estudio y análisis. Su contenido ayuda a dimensionar los diálogos de la Habana, la necesidad del cese bilateral de fuegos y la consolidación de un gran frente nacional por la paz con justicia social, soberanía nacional y democracia.


El pulso es duro y desigual: Santos quiere la paz con impunidad, el pueblo paz con justicia social. En esta lucha por la paz no cabe la neutralidad. Aquelarre número 27 nos da suficientes elementos para pensar así.  



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