miércoles, 24 de diciembre de 2014

El marxismo: Arma ideológica invencible de los pueblos

Por Nelson Lombana Silva

Al final de la primera mitad del siglo XIX, el proletariado que se había desarrollado y alcanzado un índice alto de crecimiento como clase, encuentra en el marxismo una herramienta ideológica invencible, que le permite comprender científicamente los procesos sociales, la naturaleza dela lucha de clases, la dictadura del proletariado y la dinámica histórica y dialéctica de la humanidad. “El marxismo se convirtió en bandera de lucha de la clase obrera”, afirma V.S. Pokrovski[i]



Esta ideología científica del proletariado, es producto de leyes objetivas, como necesidad histórica cuando el capitalismo se había desarrollado en países de Europa y de Estados Unidos. La patria del marxismo fue Alemania. Hoy se podría decir que es la humanidad que lucha contra el capitalismo y por el socialismo. No se importa en donde se nace sino en donde se lucha.


Se podría afirmar que el marxismo es la reelaboración crítica (síntesis) de todo lo mejor que ha dado la evolución del pensamiento filosófico, político, económico, social e histórico de la humanidad a través de la evolución en el tiempo y en el espacio.  Es decir, es una verdadera y auténtica revolución en la filosofía, en la política y en la economía. Dio respuesta científica a la lucha de clases, develó la misión histórica de la clase obrera y mostró el camino expedido para la liberación de la burda explotación del hombre por el hombre.


V. I. Lenin señaló sin ambages que el marxismo estaba totalmente alejado del sectarismo, no tenía nada que ver con el pensamiento estático o dado de una vez y para siempre. Por eso afirma: “Es el legítimo sucesor de todo lo mejor que creó la humanidad en el siglo XIX, bajo la forma de la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés, que son las tres fuentes del marxismo”.[ii]


¿Cuáles son las partes más importantes del marxismo? Sin lugar a dudas: El materialismo dialéctico e histórico, la doctrina económica de Carlos Marx y la teoría científica del comunismo. El marxismo descubre leyes objetivas, dando una explicación materialista (científica) de la historia. Dándole así un mazazo contundente al idealismo. Es claro. Todos los sistemas filosóficos hasta entonces se devanaban los sesos explicando los fenómenos desde una perspectiva pasiva, contemplativa, idealista. Basado en el conocimiento de las leyes objetivas, el marxismo no solo explica el mundo, sino su transformación. No en vano afirma: “No se trata únicamente de interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”. (11 tesis sobre Feuerbach) 


Con el marxismo el socialismo dejó de ser una simple utopía, se hizo ciencia con bases sólidas. Se clarificó el futuro de la humanidad. Los nubarrones idealistas cedieron a la claridad de la verdad y de la ciencia. Adiós a los dogmas, a la historia estática y a la sentencia inexorable de que la humanidad estaba eternamente condenada a ser pobre y maltratada por una clase minoritaria y endiosada.


El marxismo puso en claro la tarea central del Partido Comunista. Su tarea fundamental es organizar la lucha de clases del proletariado (del pueblo explotado). Dirigir esa lucha, con la clara mentalidad de la toma del poder y la construcción del socialismo. Ayudar a madurar las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución socialista. Revolución que no se limita a una cruenta batalla militar simplemente. Es revolución integral, que permita el surgimiento del hombre nuevo, como diría Ernesto Che Guevara.


Es aporte fundamental, cardinal del marxismo en relación con asuntos del Estado y del Derecho, la teoría de la dictadura del proletariado durante la transición del capitalismo al socialismo. Algunos se “engranujan y divagan”, por cuanto consideran que todo es color de rosa. La realidad es cruda: La lucha contra el capitalismo y por el socialismo es a muerte. Así las cosas, no nos debe trasnochar el período de dictadura del proletariado que plantea el marxismo. Hay que mirarlo como algo necesario y prácticamente obvio, entre otras razones porque el oligarca no va a entregar sus privilegios por las buenas.


Los grandes enemigos del marxismo


El marxismo no es una teoría añeja y pasada de moda. Es la novedad. Es lo nuevo que irrumpe en el siglo XXI con todo su esplendor y dinamismo. La razón es elemental: El marxismo es ciencia por antonomasia. El marxismo se desarrolla constantemente en todos los campos posibles del conocimiento. Nada es estático. Todo está en movimiento, en desarrollo en espiral, es decir, con avances y retrocesos. Ese es el marxismo.


El principal enemigo del marxismo es sin lugar a dudas la ideología burguesa. La vieja ideología que nos hace creer que la humanidad está determinada una parte a obedecer y la otra a mandar. Que la división de clases es eterna y que siempre tendrá que existir pobres y ricos. El que manda y el que obedece. Se inspira en el idealismo, es decir, en la metafísica, aprovechando la ingenuidad y el analfabetismo político aún de amplios sectores de la humanidad. Pero también se apoya en el militarismo, o sea, en la represión. ¿Para quiénes son las cárceles? Para el pueblo. ¿Para quiénes son las leyes, los códigos, las constituciones en el capitalismo? Para proteger a la burguesía y reprimir al pueblo. ¿Qué predica las religiones? Principalmente, sumisión.


Hay por supuesto otros enemigos del marxismo. Por ejemplo, los revisionistas y los oportunistas que quieren estar con la burguesía y el proletariado, con dios y con el diablo, a la vez. A cada quien le prenden una vela. Cuando están con el pueblo hablan maravillas del socialismo y cuando están con la burguesía maravillas del capitalismo. Cambian como camaleones. Son blandengues, inseguros, cobardes, mentirosos y confusos. Son megalómanos. Dicen creer en dios, en el marxismo. Son petulantes. Se emborrachan para filosofar y se creen los supremos. Son ambiguos. Escurridizos. Falsos.


Hay muchos así. Esos individuos y esas organizaciones tergiversan la esencia y naturaleza del marxismo. Entre marxistas hablan bellezas del marxismo y entre capitalistas guardan cobarde silencio. Son medrosos. Inexistentes. Oportunistas. Hacen mucho daño.


También estarían los superficiales. Son los que creen que el marxismo es decencia y la revolución se hace viajando por el mundo y dando conferencias en lugares suntuosos. Sí que existen “personajes” de este calado. Para ellos, la revolución es un conjunto de recetas que otros la deben implementar. Elementos claves del marxismo como el ejemplo, la constancia, la solidaridad, la acción colectiva, la sinceridad, no existen. Se ve en su léxico cotidiano: “Yo, yo, yo…”


Son “personajes” de momento, de chispazos. Poco estudian. Poco leen. Se lo creen saber todo, por un simple párrafo que accidentalmente han leído. No son capaces de entender que los demás existen y también hacen cosas importantes. Solo vale lo de ellos. Lo más importante es lo de ellos. Lo de los demás: No tiene valor, no es trascendente. Son débiles política e ideológicamente.


Bien, contra todos esos enemigos, el marxismo sigue su ruta con toda la vitalidad. Su vigencia no admite discusión. No en vano se viene estudiando con entusiasmo la obra cumbre del marxismo: El capital, sobre todo el I tomo. El marxismo es indudablemente la principal arma ideológica de los pueblos del mundo que luchan contra el neocolonialismo y la brutal explotación del hombre por el hombre.

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[i][i] POKROVSKI, V.S. y otros. Historia de las ideas políticas. Editorial Juan Grijalbo. México D.F. 1966. Página consultada: 428.


[ii] LENIN, V.I. Obras Escogidas. Edición problemas Buenos Aires, 1946. Tomo I, páginas 5 – 6.


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