viernes, 27 de diciembre de 2013

Lucha ambiental y política por la paz con justicia social

La lucha debe ser ambientalista, política y por la paz con justicia social.
Por Nelson Lombana Silva


Presidentes de juntas de acción comunal del municipio de Cajamarca, Tolima, se reúnen mañana, después de la una de la tarde para reflexionar y tomar decisiones sobre la monstruosa política expoliadora de la transnacional Anglo Gold Ashanti, en su desbocada carrera por robarse el oro de las entrañas de la madre tierra, convirtiendo la zona en desierto y contaminación del aire, la tierra y las aguas.



A pesar de la desinformación e incomunicación que ha impuesto esta transnacional sudafricana pero que tiene el grueso de sus acciones en los Estados Unidos, comprando periodistas a diestra y siniestra, los campesinos sienten que algo muy grave se ciñe contra la otrora despensa agrícola de Ibagué. El sentido común les indica que tienen que unirse y hacer resistencia, si se trata de defender el presente y el futuro de las generaciones.


Para comprender correctamente el problema ambiental, hay que entender de la mejor manera el tejemaneje político y el significado de la paz con justicia social que en la Habana (Cuba) se viene discutiendo y construyendo.


Eso nos permite comprender que no se puede desligar una cosa de la otra. La razón es elemental: La megaminería a cielo abierto, dándole todas las prerrogativas a multinacionales y transnacionales, es producto de decisiones políticas, decisiones tomadas por la oligarquía colombiana y el imperialismo norteamericano, en contra de los intereses populares del pueblo.


Es decir, Anglo Gold Ashanti no tiene concesionada 44.373 hectáreas, o sea, el 86.1 por ciento del territorio cajamarquino, a junio 26 de 2011 e incluso, 11.058 hectáreas, es decir, el 21.5 por ciento en títulos mineros solicitados al 31 de diciembre de 2011, por accidente o casualidad, ha tomado todo esta parte del territorio de Cajamarca, porque el gobierno nacional se lo ha entregado a través de medidas y decisiones políticas.


Ahora, uno de los temas centrales que se discute en la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, FARC – EP y el gobierno Santos, es precisamente la defensa del medio ambiente, la soberanía nacional y alimentaria, la autonomía y la lucha porque nuestros recursos naturales estén al servicio del pueblo y no al servicio de estas monstruosas multinacionales y transnacionales.


Por eso, la lucha debe ser ambientalista, política y por la paz con justicia social. El campesino no puede votar por los candidatos de la derecha, debe votar por los candidatos de la izquierda. Hoy surge con fuerza esperanzadora de nuevo la Unión Patriótica, UP, sus banderas recorren de nuevo el territorio nacional llamando al pueblo a la unidad, a la organización y a la lucha por un país justo y humano, sin privilegios de ninguna naturaleza.


¿Qué significa la paz con justicia social? Resulta importante explicar este concepto, por cuanto todo el mundo habla de paz, incluyendo el régimen capitalista, los agoreros de la guerra y los violentólogos de todos los tiempos adictos al régimen excluyente y sectario que por años nos ha gobernado.


Muchos confunden la paz con la rendición, con el simple cese del tableteo de ametralladoras y fusiles. Esa no es la paz con la cual añora el pueblo colombiano. La paz es producto de cambios estructurales y de fondo. Es decir: educación, salud, vivienda digna, tierra para el campesino, créditos blandos, tranquilidad en el campo, electrificación, vías en óptimas condiciones, comercialización justa, respeto a los derechos humanos, dignificación de la mujer, posibilidades a la juventud, compromiso con los adultos mayores. Esa es la paz con justicia social que debemos añorar y luchar con decisión y coraje.


Sabemos que las grandes decisiones se toman en el parlamento colombiano. Toda la monstruosidad minero – energética que se viene contra Cajamarca, el Tolima y Colombia, fue concebida en el Parlamento sin consultar al pueblo. Por eso, una forma de luchar contra la megaminería y la transnacional Anglo Gold Ashanti es negándole el voto a esos candidatos de la oligarquía y votando copiosamente por los candidatos de la izquierda. Al senado tenemos por ejemplo, al compañero Carlos A. Lozano Guillén, marcando Alianza Verde y el número 36, para la cámara de representantes a la compañera Lily Ipuz Medina, marcando el logo de la Unión Patriótica y el número 104, para la presidencia de la república la dirigente nacional de la Unión Patriótica, Aída Avella Esquivel.


Además, tenemos que seguir organizando un paro cívico regional como mínimo para exigirle a las multinacionales y transnacionales que se vayan de la región y del país. Sabemos que el 70 por ciento del territorio tolimense se encuentra concesionado en títulos mineros concedidos y otros por conceder, lo cual es gravísimo para la existencia del ser humano, pero también de la fauna y de la flora. Nadie puede ser indiferente, solo la unidad del pueblo nos salvará de un verdadero cataclismo ambiental de vastas proporciones. 



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