viernes, 19 de diciembre de 2014

El bloqueo contra Cuba es la principal vergüenza de los Estados Unidos

Por Nelson Lombana Silva

El bloqueo comercial, financiero y político de que ha sido objeto la heroica república de Cuba por más de 50 años, por parte de la principal potencia imperialista del mundo, es sin lugar a dudas, la principal vergüenza que hoy carga acuestas los Estados Unidos. Dicho bloqueo no era otra cosa que pretender asesinar todo un pueblo de física hambre por el simple hecho de haber decidido dignamente ser libre, soberano y autónomo este pueblo orgullosamente caribeño.



Es el hecho más aberrante, entre los miles de hechos aberrantes, que ha cometido en su largo historia el imperialismo norteamericano. A duras penas y quizás a regañadientes hoy se ve precisado a reconocer contra su voluntad, el fracaso enorme de tan innoble medida. Medida que fue respaldada por la inmensa mayoría de presidentes de América Latina, a excepción de Méjico, por cuanto eran lacayos a los dictámenes del Tío Sam.


Era una época dura y compleja. América Latina era una finca de Estados Unidos. El patio trasero. Pero como dice el dicho: Los tiranos son efímeros y los pueblos eternos. Hoy la realidad de América Latina es distinta. El mapa político es diferente. El repudio contra el imperialismo es más elocuente. La estrella polar se desvanece y la realidad sin mancha brilla en el amplio firmamento. América Latina ha tomado la decisión de pensar por sí misma.


Cuba respondió con dignidad y heroísmo, primero solitaria. Era sola contra el mundo. Después con el respaldo de la Unión Soviética y los países socialistas. Al desplome del modelo socialista soviético hasta los más optimistas pronosticaban la caída del socialismo en la isla y el retorno al bestial capitalismo. El ex comunista Julio Silva Colmenares decía sin sonrojarse: “Es cuestión de días o quizás meses”.


Cuba era el único país que miraba a Estados Unidos de tú a tú, sin bajar la mirada. Lo increpaba y lo desnudaba sin ambages. Siempre con la fuerza poderosa de la verdad y de la argumentación. Los demás lo miraban escasamente a los pies, con miedo y con extrema sumisión. Acudían a este país solo a recibir órdenes.


Pero después de la incertidumbre que generó el traspiés del modelo soviético y la inclaudicable lucha del pueblo cubano, un nuevo proceso se va incubando en la patria grande de la cual hablara Simón Bolívar. Ya Cuba no estaba sola.


La genial perspectiva del comandante Hugo Chávez Frías en la hermana república bolivariana de Venezuela irrumpe como un volcán incontenible, desafía al imperialismo norteamericano y comienza el proceso revolucionario. El pueblo venezolano, el pueblo patriota comienza a plantearse el Socialismo como antítesis al capitalismo. El proceso avanza. La solidaridad proletaria entre Fidel y Chávez, se hace invencible, hermosa, inmensa.


Detrás de esta gesta vienen otras gestas en el continente. La dignidad latinoamericana alcanza estatus y amplitud. Entonces, ya no es Cuba solita contra ese monstruo del norte, ya son varios países y varios pueblos que comienzan a romper las cadenas del neocolonialismo y a desenmascarar la verdadera naturaleza criminal e imperialista de los Estados Unidos.


Si Cuba no cedió a las presiones gringas, ni pidió clemencia, porque siempre se mantuvo altiva y digna, ahora mucho menos que se dan procesos importantes que hacen parte seguramente de la nueva estrategia imperialista de los Estados Unidos. No son los pueblos antiimperialistas los que se están quedando solos, como dice la publicidad mezquina de la derecha, es el imperialismo que siente el polvo de la soledad y en su crisis profunda busca de dónde agarrarse.


Cuba seguirá combatiendo el imperialismo. Seguirá radicalizando la revolución socialista. Seguirá predicando el socialismo. Profundizando las relaciones internacionalistas de fraternidad y solidaridad con todos los pueblos que luchan contra el imperialismo. Seguirá apoyando la valiente decisión del pueblo venezolano de rechazar el imperialismo con el extraordinario liderazgo de su presidente Nicolás Maduro.  Seguirá unida a procesos como los que se vienen sucediendo en Bolivia con Evo Morales, Ecuador con el presidente Rafael Correa, Nicaragua con Daniel Ortega y así sucesivamente.


Cuba ha ganado una batalla, pero no la guerra. Por eso nuestro deber como latinoamericano y comunista es estar pendiente de todos estos procesos no con un simple criterio contemplativo, sino con amplio criterio activo, propositivo y decidido a defender a capa y espada el internacionalismo proletario. Estados Unidos no es de fiar. Buscará por todos los medios dar un nuevo zarpazo utilizando otros métodos. Por eso hay que estar con los ojos abiertos. De todas maneras, tenemos la confianza absoluta de que el pueblo cubano junto a sus dirigentes sabrá resistir cualquier nueva agresión. Como dijo el comandante Fidel Castro: “Cuba jamás volverá a ser dominio de los Estados Unidos”.


Esta iniciativa siempre fue planteada por Cuba y así lo recuerda el presidente Raúl Castro Ruz: “He reiterado en múltiples ocasiones, nuestra disposición a sostener con el gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo”.


Agrega más adelante: “Esta es una posición que fue expresada al gobierno de Estados Unidos, de forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios”.


Hay que tener mucha autoridad moral y ética revolucionaria, mucha conciencia de clase y carácter para hablarle así al imperialismo norteamericano. Cuba sabrá estar a la altura del momento histórico.



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