La paz mundial estuvo en vilo en el 2014 por obra y gracia del imperialismo de los Estados Unidos. Crear un cerco a Rusia, a China e India, minando los países aledaños, caso de Ucrania, Irak, Siria, Palestina, Libia, Sudán y otros, fue tarea perversa y prioritaria de los estadounidenses durante el año que agoniza, colocando en entredicho la existencia humana. Para nadie es un secreto que hoy por hoy, el planeta tierra es un gigantesco polvorín que por simple error de cálculo en pocos minutos podría desaparecer todo rastro de vida.
La arremetida demencial contra los pueblos árabes y los pueblos africanos a nombre de la “libertad de mercado” cobró miles y miles de víctimas, destruyó pueblos, contaminó regiones y asesinó de física hambre a niños, jóvenes, ancianos y mujeres. Sin embargo, utilizando su fluía y costosa publicidad mediática se presenta ante la faz de la tierra como el “adalid de los derechos humanos, la libertad y la democracia”. El cinismo es extremo, ciertamente.
La Otan muestra sus dientes amenazantes disparando desmesuradamente la tecnología para matar los sueños de libertad de los pueblos, la libre autodeterminación de los pueblos; la flota de marines merodean las costas suramericanas, amenazando no solo el fortalecimiento de los países que hacen parte del Brics, sino los procesos latinoamericanos como Unasur, Alba, Mercosur, Celac, etc.
Merece especial análisis el anuncio de la restitución de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Cuba. Destacable la libertad de los cinco héroes cubanos, que como lo prometió el comandante Fidel Castro, este pueblo heroico y humanista no daría descanso a su espíritu, hasta que estos héroes regresaran al seno de su familia. Una vez más la revolución cubana cumplió. “Cuba no se dejará seducir”, dijo el comandante Fidel en el 2000. Estas palabras no pierden vigencia. Lo importante está pendiente: El levante del brutal e inhumano bloqueo económico contra la isla.
La unidad de América Latina avanza en medio de la tormentosa campaña neoliberal que trata por todos los medios de tener a los pueblos desunidos y sometidos a la dictadura del mercado. Estados Unidos no da su brazo a torcer.
El tema central en Colombia es sin lugar a dudas la paz y los diálogos que se vienen desarrollando en la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno Santos. Este proceso ha superado la frontera nacional y hoy es mirado con mucha expectativa los diálogos y los resultados no solo por cuenta de los países latinoamericanos, sino Estados de otras regiones del planeta y pueblos enteros que luchan contra el neocolonialismo y la explotación del hombre por el hombre. Colombia está en la mira de la comunidad internacional.
La propuesta de constituir un Frente Amplio por la Paz, la Soberanía Nacional y la Democracia se abre camino. Lo mismo la exigencia al gobierno nacional para que dialogue y se concrete acuerdos con el Ejército de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación. Además, que dé muestras de querer realmente la paz, así como lo viene dando la insurgencia de las Farc – Ep.
Crece la resistencia contra la locomotora minero – energética. Cada vez hay más claridad y conciencia ambiental a lo largo y ancho del país, entre las comunidades campesinas e indígenas. Se rechaza la extranjerización de la tierra y se avala las zonas de reserva campesina.
A pesar de la cruda amenaza contra el periodismo alternativo, las dificultades y limitaciones en Colombia para ejercerlo, esta propuesta de comunicación de doble vía se consolida y cada vez se hace respuesta real a la homogenización de los medios masivos. La lucha contra la imagen única, la palabra única y el mensaje único, se profundiza por eso el binomio militar – paramilitar insiste en amenazar y silenciar a los comunicadores alternativos.
Por último, quisiéramos destacar en el 2014, la publicación del libro: “Nuestra Guerra Ajena”, del escritor y periodista colombiano, Germán Castro Caicedo. Es un valiosísimo documento testimonial que coloca valientemente la realidad del país en manos de los Estados Unidos. El narcotráfico no es un invento del pueblo colombiano, es un invento de los Estados Unidos, que le ha permitido no solo sacar mucha plata de Colombia, sino entrometerse en los asuntos internos del país, diplomática y militarmente. Imponernos guerras absurdas.
Leer el texto críticamente sería la mejor actividad para estos días de descanso y disfrute de la natilla, los buñuelos, la lechona y los tamales.
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