Por Agamenón
El perverso y criminal interés de las oligarquías de Colombia y Venezuela por enfrentar estos dos pueblos hermanos, cayó estrepitosamente con la llegada a la presidencia de la República de Colombia, Gustavo Petro Urrego. Ese interés desalmado auspiciado por los Estados Unidos, poco a poco se va al basurero de la historia dejando una verdadera estela de vergüenza.
Todo nos une con la hermana República Bolivariana de Venezuela; la relación tradicional ha sido de fraternidad y solidaridad. Prueba de ello es que en la Patria de Bolívar hay más de 6 millones de colombianos, colombianos que en su gran mayoría llegaron allí, huyéndole a la violencia generada y estimulada por la oligarquía colombiana. En este país limítrofe encontraron la gran oportunidad de rehacer sus vidas.
Fue emocionante el encuentro de los dos mandatarios en el Palacio de Miraflores. Las iniciativas que se plantearon y los compromisos adquiridos. También la franqueza del compañero Petro para definir la problemática fronteriza: La frontera está tomada por la mafia, el narcotráfico y la delincuencia. Hay que hacer causa común para atacar a la gran mafia y no simplemente a los trabajadores de ésta.
De igual manera, destacó la necesidad de robustecer el comercio fronterizo y las buenas relaciones entre dos pueblos hermanos.
Hay voluntad política en los dos mandatarios, no así en los grandes medios de comunicación y la patibularia oligarquía, quienes añoran la virulencia y la enemistad entre los dos pueblos para facilitarle la tarea imperialista a los Estados Unidos.
Habrá que hacer un gran esfuerzo por desalienar los pueblos, especialmente el colombiano, que todavía cree ciegamente que lo que dicen los medios es la última palabra. Ni sospechan quienes son los dueños, menos la tarea malévola que desarrollan constantemente.
Hay que acudir a los Medios Alternativos. Ellos son puertas de escape, realidad tangible de los que hacen en realidad la historia: Los pueblos.
Ambos presidentes han asumido una postura similar en relación con países que han venido rompiendo las estructuras capitalistas en el continente americano, comenzando por la heroica isla antillana: Cuba y ahora la reconfortante victoria en Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva. Su triunfo abre enormes alamedas de esperanza en este continente históricamente subyugado por el imperialismo norteamericano.
Sin desconocer la heroica resistencia de Nicaragua, la lucha de Chile, Bolivia y el mismo Ecuador, con todas sus contradicciones.
Hay un amanecer que hay que consolidar poco a poco, evitando una contrarrevolución que sería catastrófica. El 15 de noviembre hay que salir a marchar apoyando decididamente las decisiones que viene tomando el gobierno progresista de Gustavo Petro y Francia Márquez. Hay que movilizarnos, la inmovilidad mata.
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