Por Nelson Lombana Silva
Desde diferentes regiones del país e incluso, más allá de las fronteras patrias, se prepara a toda marcha el XXIII Congreso del Partido Comunista Colombiano. Se estudia las tesis guía de la discusión y se organiza las delegaciones con entusiasmo y esperanza.
Todo Congreso Comunista tiene sus particularidades con sus momentos claves, los desafíos, los retos y las proyecciones en el desarrollo de su plan estratégico. Este no es la excepción.
Se necesita entonces que sus delegados y delegadas asuman su responsabilidad con profundo compromiso político y revolucionario, entendiendo de la mejor manera el momento histórico.
Este es novedoso por cuanto es la primera vez que los comunistas están del lado del gobierno y del movimiento político que colocó en el Palacio de Nariño un gobierno progresista, en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez.
¿Cuál sería los principales retos de este magno encuentro nacional de los Comunistas? Sin lugar a dudas, encontrar alternativas concretas para impulsar la unidad y la movilización del pueblo colombiano alrededor del Pacto Histórico.
El naciente proceso, que está en “pañales”, debe consolidarse y desarrollarse, para lo cual los sectores más consecuentes, entre ellos el Partido Comunista, deben estar en la vanguardia sin titubeo alguno, evitando al máximo no dejarse obnubilar por las mieses del gobierno y de sacar partido del momento en función particular. Por el contrario. Cada responsabilidad asumida se debe convertir en trinchera de lucha para avanzar en la construcción de la nueva sociedad, sin ricos exageradamente ricos y pobres exageradamente pobres.
Aprender a gobernar deslindando de caminos aventureros y oportunistas que nos impidan desarrollar la tarea revolucionaria que encarna el Partido. Ser audaces en los planteamientos y consecuentes en la praxis con la enorme responsabilidad.
No es un momento fácil. El enemigo de clase combina a diario todas sus fórmulas maquiavélicas para hacer fracasar el proceso. De un lado la dictadura mediática y del otro lado la criminalidad, el terrorismo burgués, que está dispuesto a anegar de sangre y terror aún más en su desesperado esfuerzo por retornar al gobierno.
La lucha de clases recobra especial vigencia en una nueva dimensión procedimental que usa la gran burguesía, llevando a decir a algunos sectores importantes que esta lucha de clases ya no tiene sentido, por cuanto se afirma folclóricamente que se impone en estos momentos la “conciliación”.
Es bueno entender que se ha ganado el gobierno, pero no el poder político. Este sigue en manos de la gran burguesía. Desde esta perspectiva, las elecciones del año entrante son de singular importancia, de alguna manera se convierten en una especie de termómetro para medir básicamente dos cosas: El grado de organización y conciencia del Pacto Histórico y, la aceptación del discurso xenófobo y excluyente de la gran burguesía. De alguna manera, nos va a servir para saber si estamos avanzando, estamos en el mismo punto o estamos retrocediendo.
Es por eso, que estas elecciones demandan de las izquierdas y los sectores democráticos grandeza para apoyar candidatos unitarios y convergentes, deponiendo el aventurerismo de candidaturas caprichosas y personalistas.
Los comunistas la tenemos clara. Por eso, nos hemos prodigado a fondo para que el espíritu unitario se imponga en la dinámica de este evento electoral del año entrante, donde vamos a elegir gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y juntas administradoras locales (JAL).
Lenin en el libro: “El Estado y la Revolución”, señala la necesidad de destruir la máquina del Estado capitalista y crear las condiciones de la creación del Estado socialista. Es un desafío en do mayor al cual estamos convocados los colombianos y las colombianas que han padecido el desgobierno hace más de 200 años. Se necesita un Estado del pueblo y no para el pueblo, lo que se concretaría con la participación de las masas, debidamente organizadas, educadas, politizadas y movilizadas.
En esa dinámica, el Partido debe orientar el desarrollo de los medios alternativos de comunicación contrahegemónicos, no seguir mirando la comunicación periodística como un elemento más; se debe mirar como elemento fundamental para la labor ideológica, política, organizativa y educativa de las masas. El Pacto Histórico debe ayudar en el desarrollo de los ya medios alternativos existentes, como la página web www.pacocol.org, el semanario VOZ, la revista Taller y los diversos proyectos televisivos, entre otros.
Todos estos temas cardinales, deben ser considerados en el Congreso Comunista, saliendo iniciativas reales que incidan en procesos de lucha permanente del pueblo colombiano por cambios estructurales y de fondo. Es hora que el pueblo se plantee en serio el Poder político. Hay que crear esas condiciones en esta dirección con bastante trabajo, conciencia de clase e imaginación. Bienvenido el 23 Congreso Comunista en Colombia.
Desde diferentes regiones del país e incluso, más allá de las fronteras patrias, se prepara a toda marcha el XXIII Congreso del Partido Comunista Colombiano. Se estudia las tesis guía de la discusión y se organiza las delegaciones con entusiasmo y esperanza.
Todo Congreso Comunista tiene sus particularidades con sus momentos claves, los desafíos, los retos y las proyecciones en el desarrollo de su plan estratégico. Este no es la excepción.
Se necesita entonces que sus delegados y delegadas asuman su responsabilidad con profundo compromiso político y revolucionario, entendiendo de la mejor manera el momento histórico.
Este es novedoso por cuanto es la primera vez que los comunistas están del lado del gobierno y del movimiento político que colocó en el Palacio de Nariño un gobierno progresista, en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez.
¿Cuál sería los principales retos de este magno encuentro nacional de los Comunistas? Sin lugar a dudas, encontrar alternativas concretas para impulsar la unidad y la movilización del pueblo colombiano alrededor del Pacto Histórico.
El naciente proceso, que está en “pañales”, debe consolidarse y desarrollarse, para lo cual los sectores más consecuentes, entre ellos el Partido Comunista, deben estar en la vanguardia sin titubeo alguno, evitando al máximo no dejarse obnubilar por las mieses del gobierno y de sacar partido del momento en función particular. Por el contrario. Cada responsabilidad asumida se debe convertir en trinchera de lucha para avanzar en la construcción de la nueva sociedad, sin ricos exageradamente ricos y pobres exageradamente pobres.
Aprender a gobernar deslindando de caminos aventureros y oportunistas que nos impidan desarrollar la tarea revolucionaria que encarna el Partido. Ser audaces en los planteamientos y consecuentes en la praxis con la enorme responsabilidad.
No es un momento fácil. El enemigo de clase combina a diario todas sus fórmulas maquiavélicas para hacer fracasar el proceso. De un lado la dictadura mediática y del otro lado la criminalidad, el terrorismo burgués, que está dispuesto a anegar de sangre y terror aún más en su desesperado esfuerzo por retornar al gobierno.
La lucha de clases recobra especial vigencia en una nueva dimensión procedimental que usa la gran burguesía, llevando a decir a algunos sectores importantes que esta lucha de clases ya no tiene sentido, por cuanto se afirma folclóricamente que se impone en estos momentos la “conciliación”.
Es bueno entender que se ha ganado el gobierno, pero no el poder político. Este sigue en manos de la gran burguesía. Desde esta perspectiva, las elecciones del año entrante son de singular importancia, de alguna manera se convierten en una especie de termómetro para medir básicamente dos cosas: El grado de organización y conciencia del Pacto Histórico y, la aceptación del discurso xenófobo y excluyente de la gran burguesía. De alguna manera, nos va a servir para saber si estamos avanzando, estamos en el mismo punto o estamos retrocediendo.
Es por eso, que estas elecciones demandan de las izquierdas y los sectores democráticos grandeza para apoyar candidatos unitarios y convergentes, deponiendo el aventurerismo de candidaturas caprichosas y personalistas.
Los comunistas la tenemos clara. Por eso, nos hemos prodigado a fondo para que el espíritu unitario se imponga en la dinámica de este evento electoral del año entrante, donde vamos a elegir gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y juntas administradoras locales (JAL).
Lenin en el libro: “El Estado y la Revolución”, señala la necesidad de destruir la máquina del Estado capitalista y crear las condiciones de la creación del Estado socialista. Es un desafío en do mayor al cual estamos convocados los colombianos y las colombianas que han padecido el desgobierno hace más de 200 años. Se necesita un Estado del pueblo y no para el pueblo, lo que se concretaría con la participación de las masas, debidamente organizadas, educadas, politizadas y movilizadas.
En esa dinámica, el Partido debe orientar el desarrollo de los medios alternativos de comunicación contrahegemónicos, no seguir mirando la comunicación periodística como un elemento más; se debe mirar como elemento fundamental para la labor ideológica, política, organizativa y educativa de las masas. El Pacto Histórico debe ayudar en el desarrollo de los ya medios alternativos existentes, como la página web www.pacocol.org, el semanario VOZ, la revista Taller y los diversos proyectos televisivos, entre otros.
Todos estos temas cardinales, deben ser considerados en el Congreso Comunista, saliendo iniciativas reales que incidan en procesos de lucha permanente del pueblo colombiano por cambios estructurales y de fondo. Es hora que el pueblo se plantee en serio el Poder político. Hay que crear esas condiciones en esta dirección con bastante trabajo, conciencia de clase e imaginación. Bienvenido el 23 Congreso Comunista en Colombia.
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