martes, 19 de abril de 2022

De paso por el Quindío


 Por Nelson Lombana Silva

Durante la denominada “semana santa”, tuvimos la oportunidad de recorrer tres pintorescos municipios del hermano departamento Quindío. Más que pasear era hacer contacto con viejos y aguerridos camaradas del Partido Comunista. Conversar con ellos y ellas e intercambiar opiniones sobre diversos temas de actualidad.

La primera travesía nos llevaría a Génova, la patria chica del legendario e histórico camarada Manuel Marulanda Vélez. Íbamos en busca de un aguerrido comunista con el fin de entrevistarlo e ir reconstruyendo una propuesta de historia del Partido en el departamento de Tolima.

El camarada Gustavo Osorno Zapata, no es propiamente del Tolima. Pero sí desarrolló con vehemencia y heroísmo un trabajo político muy importante en el sur del Tolima, concretamente en el municipio de Planadas y regiones tan importantes como Gaitania y la vereda San Miguel, donde tiene una finca de 60 hectáreas, hace más de 45 años.

Génova es un municipio pequeño, según Gustavo, cuenta con 8.500 habitantes. Pueblo golpeado por la violencia bipartidista de los 50s y 60s en lo que se conoció como la “Violencia en Colombia”, donde liberales pobres se enfrentaron a conservadores pobres, por obra y gracia de la burguesía liberal-conservadora. Actualmente, es un remanso de paz. Se siente tranquilidad en las calles y en las veredas del municipio, explica el camarada Osorno Zapata.

La economía se fundamenta básicamente en el café y en el plátano. Poco circula el dinero y todo cuanto consume los habitantes es comprado en supermercados de Armenia. El mundo patas arriba, diría Eduardo Galeano, porque en vez del campesino llevar productos de pan coger a la ciudad, la realidad es al revés, debido a las políticas neoliberales del régimen, que no estimulan, ni subsidian la agricultura campesina, no solo de este municipio, sino de todo el país. “Predomina allí el minifundio”, señala el camarada Gustavo Osorno Zapata. “La crisis empujó al campesino al sector urbano”, agrega.

Gustavo y su núcleo familiar, llegaron a este municipio en 2004, haciendo verdaderos malabarismos para subsistir. Es un auténtico revolucionario desde los 16 años, cuando tuvo la oportunidad de conocer al Partido Comunista y la lucha guerrillera de la entonces Farc-Ep.

Desde esa época, el camarada tomó la bandera revolucionaria. Nació el 17 de agosto de 1949, en la vereda San Eugenio, municipio de la Celia, departamento de Risaralda. Es decir, está próximo a cumplir 73 años de edad; se mantiene intacto en la lucha por un cambio estructural en Colombia. Allí, lidera la Asociación de Campesinos Productores de Génova (Quindío) (ASOPROFEN), cuya finalidad es organizar el campesinado para que se apropie debidamente del primer punto del acuerdo firmado en la Habana (Cuba), entre la entonces Farc-Ep y el Estado.

Optimista como todo comunista, el camarada se mueve con intensidad en la comarca, derrotando los obstáculos que se suelen atravesar a diario. “Sueño con una reforma rural integral con vivienda digna”, señala. El ex concejal de Planadas y de Toribio (Cauca), tiene nervios de acero. Se ha sobrepuesto a las amenazas, los atentados y la estigmatización del régimen imperante en Colombia. “Lo que menos pienso es en la muerte”, dice.

El Estado se comprometió a entregar 3 millones de hectáreas de tierra a los campesinos deseosos de labrar la tierra, pero hasta el momento no ha entregado ni 50 mil. No obstante, Gustavo no se da por vencido, ni se desmoraliza, dice que la lucha debe continuar hasta que lo acordado en la Habana se haga realidad en su totalidad. Por eso, se prodiga a fondo en la Asociación Campesina, Asoprofen. “La única manera que esto se hace realidad – dice – es organizando a los campesinos y educándolos políticamente para que luchen por sus derechos”.

Durante la estadía, pudimos entrevistarlo largamente, lo mismo a su esposa, la compañera María Orfa Durán, una mujer carismática, emprendedora, combativa y revolucionaria. Su vida es un ejemplo de lealtad y compromiso revolucionario.

Calarcá, la tierra del poeta Luis Vidales

De allí, salimos para el municipio de Calarcá, la tierra de tres emblemáticos y convencidos revolucionarios: El poeta Luis Vidales, Arlés Herrera y Nelson Guzmán Baena. El camarada Nelson Guzmán, es toda una personalidad: Culta, erudita y solidaria. Un conversador empedernido. Las palabras y las ideas, le brotan por todos los poros de su piel. No hay persona más agradable para conversar que el profesor Guzmán Baena, un comunista de raca mandaca, con un convencimiento oceánico de las tesis del Partido Comunista

Eran las once de la noche y seguíamos conversando sobre temas de trascendencia como el momento político que vive Colombia con el Pacto Histórico y las grandes posibilidades de ser gobierno nacional. Concluimos que la lucha revolucionaria entra en una nueva e importante fase, en la cual nos planteamos ser gobierno. Es un paso gigante, que hay que analizar con detenimiento y profundidad a la luz del marxismo y el leninismo. Nos preguntábamos al unísono: “¿Cómo estamos los comunistas para ser gobierno?”. En realidad, es un desafío, un momento estelar, producto de la lucha revolucionaria del Partido desde 1930 y muchos movimientos más en esa gran diversidad que caracteriza la izquierda colombiana.

También hablamos de la era mediática. Su importante papel. En esa dirección abordamos el semanario VOZ La verdad del pueblo y la “finada” página web: www.pacocol.org. En ese sentido,  discutíamos que Colombia es un país de regiones. Por lo tanto, el semanario debería reflejar en sus páginas esa realidad, lo cual implicaba descentralizar la información. En relación con la página web, nos preguntábamos qué grado de responsabilidad le cabe al Partido en su defunción. Una página tan universal en la lucha por informar, formar, recrear y denunciar, con tanto reconocimiento a nivel nacional e internacional.

Pero, sin lugar a dudas, el tema central tuvo que ver con la ojeada de los originales de la historia del Partido Comunista en el Quindío. El camarada Nelson Guzmán Baena, durante largos siete y más años, se dedicó a recoger la vida y obra de los camaradas y las camaradas de esta parte de Colombia. Un trabajo investigativo que está en obra negra, que recoge en grado sumo el talante revolucionario de hombres y mujeres de dicho departamento. Son más de 500 páginas que están para corregir y editar.

Discutimos ampliamente sobre el concepto de historia y de memoria. Decíamos que historia no es simplemente pasado, es ante todo presente y futuro. Para entender el presente y proyectar el futuro, hay que conocer el pasado. Es decir, pasado – presente – futuro, no se puede considerar aisladamente, hay que considerarlo en eterna unidad dialéctica. En cuanto a la memoria, decíamos que un pueblo sin memoria no sabe de dónde viene, qué hace y para dónde va, mejor dicho, está condenado a otros cien años de soledad.

En este maravilloso texto, que dice el camarada Nelson Guzmán Baena, con qué humildad y sencillez, está para la corrección y publicación, pudimos conocer datos del emblemático camarada José I. Mosquera Palacios, por ejemplo. Este camarada que camina en 93 años de edad y sigue como un roble en la secretaria general del Partido, dando ejemplo y por lo alto, nació en un pueblo chocoano, llamado Certegui, antes de llegar a Quibdó, la capital de este departamento. Es considerado municipio de poetas, donde se destaca Arnoldo Palacios.

Entra a militar en el Partido en 1950. Se hace farmaceuta químico en 1954. El 4 de noviembre de 1972, llega a la ciudad milagro, Armenia. Enamorado de la lucha revolucionaria y de la gente de esta región, señala sin ambages: “De este pueblo no me voy”. Braulio Herrera fue el primero en ofrecerle la prensa revolucionaria en esta ciudad. Era secretario general de este regional, el camarada Domingo Taborda. Asistió al histórico 13 congreso del Partido Comunista en 1980. Es cofundador de la Unión Patriótica en este departamento en 1985. Son algunos detalles que reposan en este texto que viene pidiendo a gritos salir del anonimato.

De allí, salimos para el municipio de Salento. Queríamos conocerlo por cuanto éste tiene relación histórica con el municipio de Anzoátegui (Tolima), nuestra patria chica. Siempre nos habían enseñado que los arrieros remontaban la cordillera con destino a este lugar y en la pequeña explanada de La Palma, se construyó un hospedaje para el arriero y la mulada descansar y continuar la marcha. Esto dio origen al próspero municipio de Anzoátegui.

Es un pueblo encantador, pero en realidad, resulta más encantadora sus gentes, son solidarias, conversadoras y receptivas. Con ese corto recorrido, regresamos a la ciudad musical de Colombia Ibagué, satisfechos de la experiencia acumulada.

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