domingo, 13 de octubre de 2019

Ibagué (Tolima) cumple 469 años, ciudad de paz y esperanza

Por Nelson Lombana Silva

Ibagué, considerada “ciudad musical de Colombia”, gracias a las crónicas del conde francés Alexis Gabriac publicadas en Europa hacia 1868, se encuentra de pláceme cumpliendo 469 años de fundada. Para dicha efeméride la administración municipal ha implementado una programación especial, la cual se  viene desarrollando del 11 al 14 de octubre en distintos lugares de la capital del departamento Tolima.


Esta ciudad de quinientos mil habitantes, aproximadamente, se encuentra ubicada en el centro – occidente de Colombia. Diríase que en el corazón de este país sudamericano, en la vertiente oriental de la cordillera Central, en la cabecera del valle formado por el río Coello y su afluente el Combeima.

Para su administración se encuentra dividida en trece comunas, diecisiete corregimientos, ciento cuarenta y cuatro veredas  y catorce inspecciones. Se encuentra relativamente cerca a Bogotá y a 72 kilómetros del municipio de Anzoátegui.

Su geografía es quebrada. La altitud oscila entre los 5300 y 800 metros sobre el nivel del mar. Se destacan el imponente Cañón del Combeima con la vista tutelar del nevado del Tolima y la llanura del Magdalena. Es un municipio que trata de salir adelante en medio de la adversidad.

Bibliotecas públicas  en el campo
La ciudad se ha venido desarrollando poco a poco y contraviento y marea a pesar de los malos gobernantes que ha tenido y a la politiquería propia del decadente sistema capitalista. La actual administración ha intentado proscribir la corrupción e impulsar la ciudad hacia el medio ambiente y la paz. Hoy tiene esta ciudad un rostro distinto con acueducto complementario, parques biosaludables, más bibliotecas públicas en la ciudad y en el campo y más calles pavimentadas y transitables. Es una ciudad que crece aceleradamente pero en forma desordenada. 

Breve historia

Inicialmente la Villa de San Bonifacio de Ibagué fue fundada en la región llamada: “Ana – Ima” (Anaime), región de Cajamarca, como se dijo el 14 de octubre de 1550, por el criminal invasor Andrés López de Galarza, quien era miembro de la Real Cámara de Castilla en Madrid (España), tesorero de la Real Audiencia y hermano del oidor de la Real Audiencia de Bogotá, el criminal e invasor también, Juan López de Galarza.

Esta región estaba gobernada por aborígenes Pijaos, quienes desarrollaron heroica resistencia, a pesar de la superioridad del infame y desalmado invasor. El cacique Calarcá lideró la defensa del territorio. Fruto de esta, el invasor se vio precisado a reubicar la población a orillas del río Combeima, el 7 de febrero de 1551. Necesitó 60 años para doblegar a la comunidad nativa. Es decir, la fiereza con que luchó el aborigen realmente es admirable. Fueron cuatro mil criminales con caballería, perros asesinos, armas de fuego, pertrechos militares, que utilizaron contra cuarenta mil nativos mal armados e inexpertos en las lides de la guerra.

Se destacaron en esta dura y desigual batalla Titamo, cacique de Ambi – Ana, gobernador de la cuenca del río Cuello, el cacique Cucú – Ana, Quicoima, gobernante de la cuenta del río Cucuana. Fue tal la resistencia aborigen que el criminal Andrés López de Galarza tuvo que solicitar apoyo, según relata Fray Pedro Simón. El refuerzo lo comandó el capitán Melchor Valdés.

En 1562, el encomendero del fuerte de San Bonifacio, capitán Domingo Lozano, lanza desde esta población la más brutal ofensiva contra los indígenas Pijaos con la participación activa de Diego Bocanegra. Fue una campaña sangrienta de tierra arrasada. Como premio a este holocausto salvaje, Diego Bocanegra fue premiado con la encomienda de los paeces.


Hasta principios del siglo XVII y 1602, Ibagué no fue más que un fuerte conquistador para la protección de la encomienda de Gaspar Rodríguez  del Olmo, bajo el asedio heroico de los Pijaos. En otras palabras, durante este período de tiempo esta población fue un verdadero cuartel de donde se proyectó el arrasamiento del pueblo Pijao.

El 28 de octubre de 1602, el pueblo Pijao contraataca a los criminales invasores con decisión, coraje y audacia con el fin de rescatar algunas indígenas secuestradas y sometidas cruelmente a la servidumbre por estos forajidos armados de espada y crucifijo.

Como represalia, la Real Audiencia de Santafé de Bogotá decreta por Auto  del 22 de noviembre de1602, la esclavitud a los Pijaos durante diez años, tiempo que aprovecha para arremeter violentamente contra esta comunidad. El accionar criminal lo comienza Gaspar Rodríguez del Olmo con poco éxito, entre los meses de junio y agosto de 1603. La batalla es sangrienta. Cuerpo a cuerpo, entre 1603 y 1609, destacándose el coraje de los Pijaos, entre ellos, Mohan, el cacique de Kimba – Ana y Calarcá. 

Realmente lo que hizo España durante el período mal llamado descubrimiento de América, fue un verdadero genocidio, genocidio que aún permanece en la más absoluta impunidad por el triste y pusilánime comportamiento de la clase dominante. En ese oleaje de pillaje, robo y muerte, se fundaron las ciudades y pueblos en este continente, entre ellas, Ibagué. Fueron los aborígenes los verdaderos fundadores de estas ciudades, no los criminales invasores. La historia real está por escribirse.

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