lunes, 25 de agosto de 2014

Políticas neoliberales profundizan la crisis del agua en Ibagué

Vista parcial del cara a cara comunidad autoridad sobre el agua en Ibagué. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

Ibagué se encuentra abocada a una crisis de agua de vastas proporciones. De por sí, ya existe, ante el crecimiento desordenado y sin planificación adecuada de la ciudad y sin una política clara encaminada a proteger el recurso hídrico. Por el contrario, este se encuentra cada vez más amenazado por la locomotora minero – energética del presidente Santos y el escándalo aberrante de la corrupción.



A esos elementos hay que sumarles la improvisación y la desidia de la clase dirigente municipal en cabeza del mandatario Luis H. Rodríguez. El interés del mandatario por privatizar el instituto de acueducto y alcantarillado, Ibal, es irracional y desmedido. Su afán por entregar la empresa al sector privado es inocultable y en esa dirección viene trabajando solapadamente.


1.100 viviendas sin agua


El gobierno nacional construyó 1.100 viviendas en esta ciudad sin proyectar debidamente el acueducto. Semejante error pretende las autoridades locales solucionarlo concesionando tres pequeñas quebradas que bañan más de 15 veredas de la región de Tapias, dejando a estas comunidades sin el suficiente preciado líquido.


Según los líderes de la región, al parecer la concesión fue hecha por la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, sin consultar la opinión de las comunidades. Además, proyectando la conducción del agua por unos terrenos deleznables, perjudicando seriamente la única carretera que desembotella la ubérrima región.


El pasado 21 de agosto, se presentó un cara a cara entre los líderes de estas comunidades y las principales autoridades de Ibagué e incluso, un delegado de la procuraduría general de la nación, uno de la superintendencia de los servicios públicos domiciliarios, el personero Isaac Vargas, el director de Cortolima, Jorge Enrique Cardozo y el alcalde Luis H. Rodríguez.


Los campesinos fueron enfáticos al decir que no se oponían a la concesión por cuanto todo ser humano tiene derecho al agua, se oponían a la forma arbitraria e inconsulta como se ha manejado el tema, perjudicándolos gravemente. Un líder comunitario, le dije al director de Cortolima: “Cómprenos las fincas y haga lo que quiera con el agua”.


Las quebradas son la Cristalina con un aforo de 19.6 litros por segundo; Montezuela 13.96 litros por segundo y Rincón con un aforo de 10.12 litros por segundo. Según los entendidos en la materia, el líquido no sería suficiente para las 2000 personas que hacen parte de la construcción de El Tejar. Es decir, por solucionar supuestamente un problema, en realidad se generarían dos, porque quedarían a corto tiempo los labriegos sin agua y esta no sería suficiente para llenar las expectativas de la urbanización El Tejar.


Un alto funcionario fue enfático al decir: “El agua no alcanza para las 1.100 viviendas, porque la planta de tratamiento es para escasos 30 litros por segundo y 2000 usuarios requieren un caudal que fluctúa entre 42 y 50 litros por segundo”.


Por su parte, el concejal Heber Humberto Sánchez responsabilizó de la crisis, las erráticas medidas tomadas tanto por el director de Cortolima como la postura indiferente de la superintendencia de los servicios públicos domiciliarios.


Según el concejal el tema del acueducto hace parte de la segunda versión sobre el cacareado acueducto complementario, el cual tiene innumerables inconsistencias que hace que los organismos de control adelanten una investigación exhaustiva para establecer responsabilidades. El edil responsabiliza en grado sumo al director de Cortolima y miembros del Ibal. “El caos lo está originando Cortolima y lo está patrocinando la superintendencia de los servicios públicos domiciliarios”, dijo el líder político.


Dijo que hay en Ibagué 32 acueductos comunitarios de los cuales solamente cinco estarían ofreciendo agua apta para el consumo humano. Es decir, según Sánchez, por lo menos 90 mil ibaguereños estarían consumiendo agua no apta para el consumo humano. De igual manera, indicó que hay 116 acueductos rurales en precarias condiciones porque no tienen planta de tratamiento y su conducción se hace generalmente por mangueras haciéndose evidente el desperdicio del preciado líquido.


Dijo que el 60 por ciento de las redes, tanto de acueducto como de alcantarillado en esta ciudad, son obsoletos y que por la ineptitud del alcalde se estaría perdiendo o dejando de percibir fácilmente $16 mil millones de pesos anualmente por este concepto.


Señaló que la distancia entre Tapias y Boquerón median 22 kilómetros, que personalmente hizo el recorrido y halló 147 puntos críticos para el cruce de la red que se proyecta tender para traer el agua a la ciudad, colocando en grave riesgo el carreteable de la zona campesina, carreteable vital para la evacuación en el eventual caso de presentar el Machín erupción. Dijo adicionalmente, que esta zona es de un terreno frágil con protuberantes fallas geológicas.


La asociación de acueductos comunitarios estuvo presente en esta reunión realizada en las instalaciones de la universidad Cooperativa, con el compañero Danilo López Carrero en su condición de presidente y el compañero Rodrigo López Oviedo de Asodeusuarios.


El debate está abierto. Poco a poco van saliendo a flote las causas reales de la crisis hídrica que azota a la ciudad musical de Colombia. Se va desmitificando los frágiles argumentos de los funcionarios. Pero también se va colocando en claro que los usuarios deben superar el conformismo e indiferencia y asumir una posición crítica y orgánica capaz de batallar contra las infamias del régimen capitalista, que todo lo convierte en mercancía, como bien se ha dicho. La unidad y la movilización es el camino, no hay otra alternativa.


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