sábado, 15 de junio de 2013

Terrorismo de Estado en La Uribe, Meta: Masiva detención

Caminos intransitables en La Uribe, Meta. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

Quienes ingenuamente pretenden establecer diferencias entre Santos y Uribe, deberían cambiar de opinión ante los hechos tétricos que viene desarrollando el actual inquilino de la casa de Nariño. Son las mismas prácticas terroristas que el anterior practicaba con sevicia. Uribe estremeció la comunidad nacional e internacional con las detenciones masivas al estilo Adolfo Hitler en la vieja Alemania. Santos sigue ese legado.



Para la muestra un botón. El pasado 26 de mayo, se produjo una detención masiva en el municipio de La Uribe, Meta. Varios líderes comunitarios y campesinos del común fueron detenidos en cinematográfico y terrorista operativo militarista y policial, deteniendo entre otras personas al alcalde, un concejal, comerciantes, campesinos y amas de casa. Al parecer con el mismo peregrino cuento: Rebelión.


Héctor Hugo Torres, defensor de Derechos Humanos, al presentar un listado de personas detenidas, todas conocidas en la extensa región, dijo que el listado para detener al parecer supera los 50. Entre las personas detenidas, figuran: Marceliano Chacón Guevara, alcalde municipal; Edwin Conde Hernández, concejal; Nohora González, inspectora rural de La Julia; Narciso Hernández, comerciante; Wilson Daniel Vaca, pastor iglesia cristiana de la Julia; Numael Páez, vendedor ambulante de La Julia; Fabio Lotero, campesino de la vereda La Libertad; Claudia Yolima Lozano, ama de casa y madre de dos hijos, entre otros.


Indignación popular


A pesar del miedo que genera el terrorismo de Estado, hay en la comunidad de este municipio indignación por la forma arbitraria como se viene deteniendo a los líderes comunitarios y populares, la estigmatización y la dura represión por parte del militarismo. Los habitantes no se atreven a hablar por las posibles represalias, solo entre líneas expresan la situación deplorable.


Hay una elevada aceptación de la gestión que viene desarrollando el burgomaestre, Marceliano Chacón Guevara, según opiniones de habitantes tanto del perímetro urbano como rural. La señora donde nos hospedamos señaló: “Es una persona buena, decente y trabajadora. Todo el mundo lo queremos aquí”. Otra, señaló: “Creo que lo detuvieron porque no gusta de escoltas para movilizarse por las veredas del municipio”. Un campesino de la inspección de La Julia, expresó: “Es una bella persona, emprendedor y amante de la paz; trata con todo mundo, es sencillo y siempre está a disposición de los campesinos”.


Han pasado más de 20 días y aún no se les ha resuelto la situación a estos habitantes, los cuales se encuentran detenidos en el municipio de Acacias, Meta, al parecer por orden de captura profería por la fiscalía número 38 de Granada, Meta. Se habla de diez personas hasta ahora detenidas.


Paraíso perdido


El municipio de La Uribe, es un verdadero paraíso perdido. Su belleza natural, contrasta con las necesidades básicas insatisfechas de la población. Solo algunas calles están medianamente pavimentadas. No hay caminos de herradura, ni puentes que se compaginen con la realidad del siglo XXI. Los campesinos no tienen ni siquiera elemental letrina, las necesidades fisiológicas hay que hacerlas en campo abierto.


“Lo poco que tenemos de carreteables se lo debemos al corto período de la zona de distensión, por iniciativa de la guerrilla”, dice campesino casi por entre los dientes y advirtiendo que no se escriba por nada su nombre. “Esas obras entró el gobierno a destruirlas una vez terminaron los diálogos, diciendo en los medios que era la retoma de la zona. A punta de duros bombardeos, acabaron con carreteras, puentes y proyectos de caminos”, agrega el labriego.


La presencia del Estado en esta parte del territorio nacional, se refleja a leguas en la militarización y paramilitarización. Según los campesinos y campesinas entrevistados, todas las noches se bombardea extensas zonas montañosas de la región, acabando con la fauna, la flora y la ganadería. La zozobra es permanente. Hay puestos militares por todas partes. Muchos de ellos dentro de la comunidad en una abierta violación al Derecho Internacional Humanitario, DIH.


Las escuelitas son distantes. No hay puestos de salud, y si los hay están cerrados. Todo es caro. Sin embargo, los baquianos se sienten orgullosos de su terruño y sueñan con un Estado ofreciendo garantías de paz, trabajo y créditos para hacer producir la fértil tierra; comercialización y apertura a los privilegios que ofrece el siglo XXI con su desarrollo deslumbrante. Tienen todas las esperanzas puestas en los diálogos de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, FARC – EP y el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón.


Una mirada al pasado


Este municipio está inserto en la historia de Colombia. Hace parte del parque nacional natural serranía de Los Picachos. Fue zona de distensión durante el gobierno de Belisario Betancur Cuartas (1982 – 1986); se hizo famosa “Casa Verde” y el teléfono rojo que comunicaba directamente con la Casa de Nariño. Transcurría el año de 1984 cuando se firmó el cese al fuego en el histórico acuerdo de La Uribe. Durante el gobierno de Cesar Gaviria Trujillo, (1990 – 1994) Casa Verde fue bombardeada a mansalva mientras se elegían los delegados a la Asamblea Nacional Constituyente. Ataque rastrero, por la espalda.


En 1998, durante el gobierno de Andrés Pastrana Arango, (1998 – 2002) el municipio vuelve a ser zona de distensión, tiempo en el cual se desarrollan obras de interés comunitario, se avizora la esperanza de paz con justicia social, pero trunca el gobierno por la presión militarista y la embajada de los Estados Unidos. Vuelve la cruda violencia, el terrorismo de Estado y la zozobra a recorrer la extensa y majestuosa región que bien parece un inmenso tapete verde.

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