martes, 6 de abril de 2021

El valor mágico de la filosofía (Ensayo)


 Por Nelson Lombana Silva

Presentación.- El pueblo padece una crisis endémica. Las consecuencias que se ven a diario son espeluznantes, de tanta magnitud que ya como que estamos acostumbrados y hemos perdido la capacidad de asombro. Niños buscando alimento en los basureros, niñas prostitutas por necesidad económica incluso, con la anuencia de sus padres. Jóvenes asediados por los más diversos vicios promocionados por el mismo Estado con el perverso propósito de que no se organicen, ni se rebelen y luchen por un bienestar colectivo para todos y todas. Un desempleo galopante, mientras el gobierno persiste en comprar aviones de guerra para agredir a los países hermanos. Ancianos abandonados, ignorados y despreciados después de haber dado sus mejores energías durante su larga y azarosa existencia.

Todos y todas sabemos esta cruda realidad. Lo que no sabemos todos y todas, son las causas reales de ésta. Las opiniones son generalmente diferentes e incluso, encontradas. Muchos no dudan en acudir a la suerte o a fuerzas sobrenaturales. Sobre el tema hay una verdadera torre de Babel, que aprovecha muy bien la burguesía para blindarse y continuar en el poder sin pudor alguno.

La filosofía es una ciencia que permite auscultar esas causas y dar una explicación de la realidad concreta. Filosofía es el amor al conocimiento, al saber. La filosofía marxista y leninista – por ejemplo – da una explicación científica del mundo, la sociedad y el pensamiento humano. Da una explicación real de la dinámica evolutiva en su conjunto. No es una ciencia simplemente contemplativa. Es una ciencia que nos permite hallar fórmulas para transformar la realidad. La filosofía marxista y leninista es teoría y práctica.

En este corto y elemental ensayo queremos destacar, relievar el valor de la filosofía. Pero, también reconocer que la filosofía no es actividad exclusiva de filósofos forjados en la academia universitaria. Hay que reivindicar el conocimiento empírico y popular que sale de la entraña del pueblo. Romper con ese estigma que nos impone la burguesía de que el pueblo no tiene capacidad de pensar, filosofar, porque sostiene que esta actividad es exclusividad de la rancia y criminal burguesía. Como quien dice: El pueblo no tiene derecho a pensar, porque esa facultad es exclusiva de esa putrefacta clase dominante que nos viene explotando desde que surgió el infernal sistema capitalista.

Sembrar semillitas de inquietud y dudas, son los propósitos de este ensayo, porque bien dijo el filósofo: La duda es el inicio de la verdad. El pueblo está en el deber de sacudirse, romper con el complejo de inferioridad y esa atadura y comenzar a mirar su entorno con ojos críticos y analíticos. No más tragar entero. Cuestionar el por qué de los fenómenos.

Tránsito del capitalismo al socialismo

La humanidad en su continua evolución ha pasado por diversas etapas, períodos o momentos históricos, lo que nos indica que el capitalismo también es histórico, es decir, desaparecerá para dar paso a uno nuevo: El Socialismo. No es un invento de los comunistas, ni de los fundadores de la teoría materialista, es una realidad concreta que todos los días se robustece con nuevos y deslumbrantes descubrimientos, en las más diversas áreas del conocimiento.

El Socialismo se abre paso contraviento y marea en muchas regiones del mundo. Claro, no con la misma intensidad y con el mismo método, por cuanto el Socialismo sale de las entrañas del capitalismo y es fruto de la realidad concreta. La burguesía acusa que los países socialistas exportan revoluciones. Es una mentira más de las múltiples que a diario esgrime sin sonrojarse. El tránsito del capitalismo al socialismo se da por fenómenos concretos y objetivos, no importados como dice la burguesía.

Al final de la primera mitad del siglo XIX, el pueblo recibe la invencible arma ideológica: El Marxismo. El Marxismo se convierte rápidamente en la guía luminosa del pueblo, especialmente de la clase obrera. Ofrece un conocimiento científico de la sociedad, la naturaleza y el pensamiento. Además, explica con detalle la naturaleza del capitalismo y su forma de destruirlo para dar paso al nuevo sistema: El Socialismo.

“El marxismo está íntima e indisolublemente vinculado con la vida, con la actividad práctica revolucionaria de las masas oprimidas y explotadas”.[i] O sea, el marxismo explica científicamente, da luces y orienta al pueblo en su lucha por la construcción de la democracia y el socialismo. La filosofía nos permite llegar a ese conocimiento y saber con claridad los desafíos que se presentan en la lucha por decirle adiós al capitalismo y darle la bienvenida al socialismo.

Finalmente, queremos decir que el ejercicio intelectual que estamos colocando a su consideración, constituye un modesto aporte a la discusión intelectual y política que usted con sus críticas y aportes bien puede ampliar o mejorar. No está la verdad revelada. Es una aproximación que queremos compartir con honradez y responsabilidad. Lo único cierto es que hay que despertar y asumir una postura consecuente con la clase social. No podemos seguir siendo pobres, pensando como ricos. Hay que reivindicar nuestra clase social y trabajar intensamente para que deje de ser explotada y humillada. La meta es que pase a ser clase dominante. Con su esfuerzo y apoyo se puede.

Bienvenidos y bienvenidas…

Una definición aproximada

El ser humano es un ser insatisfecho. Todos los días se está haciendo. Es el único ser sobre la tierra con capacidad de  crítica y análisis. Se hace preguntas y busca respuestas, algunas lo satisfacen otras no. No se da por vencido e insiste en su indagación, a través de los siglos.

Vive en comunidad. No puede vivir solo. Tiene los sentimientos más diversos: Ríe, llora, siente, proyecta, lucha, vence la adversidad. No es creado. Evoluciona constantemente. Su cerebro está dotado de todos estos prodigios que lo diferencia de los demás animales. Y, aunque asume posturas animalescas, su condición es humana. Lucha por su realización la que considera una utopía que lo anima a no claudicar. Su faro luminoso es la felicidad, la cual enturbia ciertos sistemas como la esclavitud, el feudalismo o el capitalismo, que el mismo hombre ha inventado para su propia desgracia. En ellos, el ser humano es cosificado, puesto al servicio de una clase social, en detrimento de su biología y psicología.

Tiene la capacidad de crear dioses. También es el único ser sobre la tierra que goza de gran imaginación para inventar mundos mágicos, modos de vida, soñar y manifestar su capacidad de asombro. Tiene enormes defectos como la avaricia, la mentira, la explotación, el engaño. Definitivamente, el hombre es el ser más complejo y contradictorio de la naturaleza.

La ciencia más completa que nos permite comprender cabalmente la naturaleza antropológica del ser humano es la filosofía. Digamos que es la ciencia más general, es el tronco, de donde se desprende muchas ramas del conocimiento, como la biología, la psicología, la historia, la química, el arte, la cultura, la religión, etc. Así, pues, la filosofía es la ciencia más general, que da respuesta a las más diversas preguntas que el hombre se ha hecho y se sigue haciendo en el siglo XXI.

Jostein  Gaarder, plantea algunas a manera de ejemplo: “¿Cómo se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede? ¿Hay otra vida después de la muerte? ¿Cómo podemos solucionar problemas de ese tipo? ¿Cómo debemos vivir?”[ii]

A este conjunto de interrogantes que nos sugiere Jostein, bien podríamos sumarles otros. Por ejemplo: “¿Por qué ricos exageradamente ricos y pobres exageradamente pobres? ¿Por qué pensamos y actuamos así y no de otra manera? ¿Hay vida sobrenatural?, etc”.

Posiblemente, usted se ha formulado estos interrogantes en algún momento y, posiblemente, se ha atrevido a dar una respuesta, respuesta que para algunos es una locura, una estupidez o de pronto tenga algo de lógica y quizás cuente con seguidores. Todo es posible en la dinámica de la existencia humana.

La filosofía, entonces, es conocimiento que nos permite comprender el origen y desarrollo de la humanidad en el planeta tierra. Además, la existencia humana, las relaciones interpersonales y la convivencia en comunidad. En sí, la existencia humana es una complejidad dinámica y permanente, cruzada por gustos, puntos de vista, percepciones, hechos, contradicciones y decisiones.

Mirada así la filosofía, bien se podría concluir que no es una ciencia exclusiva de los filósofos, sino de la humanidad en su conjunto. Dicho en otras palabras: Todo ser pensante y cuerdo es filósofo.

La palabra filosofía es de origen griego. Se descompone en dos partes, así: Filosofía: Fhilo = Amor y Phosofía = Sabiduría. Es decir, desde la perspectiva etimológica, filosofía traduce: Amor a la sabiduría, amor al saber, amor al conocimiento”. Los griegos se reunían a hablar y especular en la plaza pública, llamada Ágora. Eran llamados: Sofistas.

El significado etimológico del término, demuestra la tesis que venimos planteando en cuanto a que todo ser humano cuerdo es potencialmente filósofo, primero, porque tiene un saber que le permite vivir en sociedad y segundo, porque con su práctica cotidiana va ensanchando dichos conocimientos.

Esto demuestra también que no existe humano completamente ignorante, cada uno tiene un conocimiento en mayor o menor grado. Alguien podría preguntar: “Una persona que no sabe ni leer ni escribir, ¿Es ignorante?” la respuesta concreta es: “No es ignorante”, porque tiene un conocimiento empírico que va perfeccionando con la práctica. Así las cosas, no existe seres humanos ignorantes absolutos.

Claro, el patrono subvalora la capacidad del obrero. El rico subvalora el conocimiento del pobre, y repite tanto, esta afirmación que el pobre termina por aceptar que es ignorante, cuando en realidad no lo es. El rico tendrá unos conocimientos adquiridos en la academia, el pobre tendrá unos conocimientos adquiridos en la universidad de la vida, de la lucha por existir y en la mayoría de casos, por sobrevivir.

¿Para qué la filosofía?

La filosofía nos sirve para entender nuestra realidad, interpretarla correctamente, pero, sobre todo, para transformarla y hacerla más justa y humana. Por lo tanto, filosofar es una necesidad histórica de la sociedad en su dinámica de saber de dónde viene, qué hace y para dónde va. Es deplorable saber que mucho pueblo padece a diario la miseria, la explotación y la violencia, pero no sabe las causas reales y menos, la forma de eliminarlas. Ante ese estado deplorable de analfabetismo, solo atina a invocar la religiosidad o la suerte. “Dejemos todas nuestras desgracias en manos de Dios”, dicen algunos. Otros, afirman: “La suerte no es para todos, solo es para los ricos que supieron ahorrar y acertar en los negocios”.

No sospechan que los ricos sean “ratas de cuello blanco” que han conseguido su capital robando a los trabajadores. Menos reconocen que los que realmente producen son los obreros y no los patronos. Se van de para atrás cuando alguien se atreve decirles que el patrono necesita del obrero, en cambio el obrero no necesita del patrón.

La filosofía nos permite entender el pasado, comprender el presente y proyectar el futuro. Identifica claramente la conexión íntima que hay entre pasado – presente – futuro. Ninguna categoría de éstas, actúa aisladamente, existe una conexión dialéctica que solo la filosofía nos lleva a ese conocimiento real, científico.

La filosofía marxista y leninista, nos permite tener un amplio conocimiento científico de la naturaleza, del mundo en su conjunto y de la sociedad humana. Da respuestas claras a interrogantes que siempre se ha formulado el ser humano a través de la historia y que se sigue formulando por cuanto la evolución no se detiene un solo instante, continúa con avances y retrocesos, pero siempre siguiendo la dirección de las manecillas del reloj.

¿Por qué esta dinámica absoluta? En primer lugar, porque todo está en movimiento. Nada hay quieto en el universo. Dijo Heráclito, filósofo de la antigüedad: Nadie se baña dos veces en el mismo río. Todo fluye. Aquí, lo único absoluto es el movimiento.

La sociedad humana es fruto del movimiento. Durante millones y millones de años que han transcurrido desde la aparición y evolución del hombre y de la mujer, han pasado etapas y períodos largos  perfectamente caracterizados por regímenes distintos y contradictorios. El hombre primitivo – por ejemplo – vivía en una sociedad comunista primitiva. No había explotación del hombre por el hombre, tampoco acumulación de dinero, pues éste no existía. Cada quien tomaba lo estrictamente necesario para su existencia.

De las entrañas de esta sociedad primitiva, surge y se desarrolla la sociedad esclavista, comenzando así la cruda explotación del hombre por el hombre. Dos clases sociales antagónicas: Señores versus Siervos; Esclavistas versus Esclavos. En síntesis: Opresores versus Oprimidos. Hace aparición la violencia en todas sus formas y manifestaciones. Los siervos y esclavos eran vendidos y comprados como cualquier mercancía. Para la iglesia Católica ni el esclavo, ni el siervo y más tarde, ni el negro, ni el aborigen, mal llamado indio, tenían alma, ni derechos. Eran considerados animales salvajes al servicio del esclavista, del señor feudal y de la iglesia Católica.

Podría incomodar el tema religioso, pero es la realidad: Históricamente, la jerarquía de la iglesia, siempre ha estado a favor de la clase dominante y su papel ha consistido en alienar (embrutecer) a la clase dominada, para que no piense, no reclame sus derechos y asuma la esclavitud como algo “natural” e “inevitable”.

De las entrañas del sistema esclavista, surge uno nuevo: El Feudalismo. La tierra se coloca en el centro del desarrollo de la sociedad, consolidándose dos clases sociales, también antagónicas: Los con tierra y los sin tierra, que era la inmensa mayoría. Eran los terratenientes o latifundistas versus los obreros, los trabajadores, los descamisados, que se veían obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir en las condiciones más precarias e inhumanas. Eran los jornaleros, aparceros, etc.

De las entrañas de este período surge otro sistema económico: El Capitalista. A partir de mediados del siglo XV, comienza la era industrial, el desarrollo de este cruel sistema. Se caracteriza por la existencia de dos clases sociales antagónicas e irreconciliables: La Burguesía versus El Proletariado (Ricos versus Pobres).

La Burguesía se apodera violentamente y con miles de mentiras y artilugios de los Medios y las Relaciones de Producción, teniendo que El Proletariado vender a precio de huevo su fuerza de trabajo para sobrevivir. El capitalismo cosifica al ser humano. Es decir, lo hace objeto de ser comprado y vendido ya no encadenado como en el período de la esclavitud, sino utilizando mecanismos más sofisticados y sutiles. ¿Qué le compra el capitalista al obrero? Su fuerza de trabajo por un salario. Salario miserable. Nunca alcanza. Salario que tiene que el obrero gastar inmediatamente en las cosas mínimas de subsistencia de él y de su familia. En este sistema hay libertad de empresa, no humana. Usted tiene libertad para ser multimillonario, no importa cómo. Así las cosas, la única libertad que hay en Colombia bajo este sistema es para usted morirse de hambre y de múltiples necesidades. La libertad en Colombia no existe como tal, es una engañifa.

De las entrañas de este sistema económico, surge uno nuevo: El Socialismo. Actualmente, se desarrolla en todo el mundo, en unos países más que en otros. Se caracteriza porque el centro, lo más importante es el ser humano, el hombre y la mujer. En este sistema desaparece progresivamente la explotación del hombre por el hombre. Un ejemplo clásico de socialismo es Cuba, a partir del primero de enero de 1959. La Revolución Socialista derrotó la Burguesía y la injerencia criminal de Estados Unidos. A pesar del brutal bloqueo económico, desarrolla febrilmente las relaciones socialistas de producción. De las entrañas de este sistema Socialista saldrá el Sistema Comunista, etapa superior y plena de la humanidad. La gran utopía por conquistar.

Problema fundamental de la filosofía

Una visión científica de la historia de la filosofía se encuentra en el materialismo histórico – dialéctico. La filosofía marxista establece leyes objetivas del desarrollo de todas las formas de la Conciencia Social. Adicionalmente, revela la estructura y las particularidades del Conocimiento Científico.

Resumiendo podríamos afirmar que la filosofía es la ciencia más antigua de la humanidad. Hay numerosos sistemas filosóficos que surgieron en un momento histórico del desarrollo de ésta. La pregunta elemental sería: ¿Cómo orientarnos correctamente entre esa montaña diversa de sistemas filosóficos? La única alternativa sería resolviendo el problema fundamental de la filosofía. ¿Cómo entender correctamente este problema filosófico?

Para entender este problema filosófico, resulta básico comprender que estamos rodeados de objetos materiales e inmateriales. Un objeto material es todo aquello que es palpable, tangible. Una mesa, un libro, un caballo, un árbol, el hombre, la mujer, etc. El objeto inmaterial es todo aquello que percibimos, sentimos, pero no vemos o palpamos. Ejemplo: La alegría, la tristeza, el amor, el malgenio, etc.

Es decir, “Son fenómenos materiales todo cuanto existe objetivamente, o sea, todo cuanto existe fuera de la conciencia del hombre e independientemente de él. Lo que existe en la conciencia del hombre constituye el dominio de su actividad psíquica (Pensamientos, emociones, sentimientos, etc.), se refiere a la esfera de lo ideal, de lo espiritual”, señala V. Afanasiev[iii] .

Surgen interrogantes como lo sugiere Afanasiev: “¿Qué relación existe entre lo material y lo espiritual? ¿Es lo espiritual producto de lo material? O, al contrario: ¿Es lo material producto de lo espiritual?” No son preguntas fáciles de contestar, indudablemente. Es necesario leer los interrogantes despacio, interpretarlos, para dar una respuesta pensada, coherente y real. La razón es elemental: Como usted resuelva estos interrogantes se ubica en el materialismo y/o en el idealismo, dos concepciones de mirar el mundo en su conjunto diametralmente opuestas.

Así, pues, resulta recomendable no ir de prisa a dar una respuesta, es mejor, estudiar con detenimiento estos interrogantes para dar una respuesta clara, precisa y concreta, coincidente con la realidad. El materialismo y el idealismo, son las dos grandes corrientes filosóficas que existen en el mundo. Así, pues, la relación entre el Ser (Categoría filosófica que significa Naturaleza, el mundo externo) y el Pensar, constituye el Problema Fundamental de todo sistema filosófico.

Dice Afanasiev: “El problema fundamental de la filosofía presenta dos aspectos. El primero incluye la respuesta, a la cuestión de qué es lo primario, la Materia o la Conciencia, es la materia la que engendra la conciencia o, al contrario. El segundo aspecto da respuesta a la cuestión de sí el mundo es cognoscible, de si la razón humana es capaz de penetrar en los misterios de la naturaleza, de sacar a la luz las leyes de su desarrollo”.[iv]

A partir del problema fundamental de la filosofía, los filósofos se han dividido fundamentalmente en dos grandes corrientes: Los filósofos que consideran que la materia es primero y la conciencia segunda, producto del alto desarrollo de la materia, son: Materialistas. A su modo de ver, la materia es eterna, no ha sido creada por nadie. No hay fuerzas sobrenaturales. La conciencia es producto del desarrollo histórico de la materia, una propiedad de un cuerpo material extraordinariamente complejo: El Cerebro Humano.

Por su parte, los filósofos que consideran que primero es el espíritu (La Conciencia), se sitúan en el campo del Idealismo. Para ellos, la Conciencia ha existido antes que la materia y la ha creado. Es la base primaria de todo lo que hoy existe, es la vieja concepción de que un ser superior creó todo cuanto hay, y nos gobierna de principio a fin. De alguna manera, un complejo de inferioridad que el capitalismo nos ha impuesto violentamente a través de esta concepción idealista, no científica. Así le han introducido el engaño de que el pueblo no puede gobernarse por sí mismo, sino que alguien lo tiene que gobernar.

En el siglo XXI la discusión filosófica sigue vigente. La confrontación es radical y persistente. Los materialistas se guían por la ciencia y los idealistas por la fe. “No he visto a Dios, pero creo que existe, tengo la fe”, dijo el seminarista.

Usted no debería ser neutral en esta discusión. Debería hacer parte del problema filosófico y desde luego, de la solución filosófica. Asumir una postura consecuente y consciente, no ambivalente. Algunos quieren identificarse con las dos teorías, son llamados: Dualistas. Uno de ellos, fue, precisamente, Renato Descartes, quien afirmaba: “Pienso luego existo”. Ese “Pienso”, sería la parte idealista y “Existo”, sería la parte materialista. Aparentemente, sería obvio, pero la discusión filosófica es mucho más profunda.

¿Cómo enfrentar esta discusión filosófica antagónica y hacerla productiva?

La contradicción Materialismo versus Idealismo, se mantiene vigente. Dice Afanasiev – por ejemplo –: “Donde hay materia no puede haber espacio para Dios”. Es por supuesto, una afirmación radical. Al principiante en esta área del conocimiento, un enunciado así horroriza e incluso, inmoviliza.

La creencia en un ser superior no es de ahora, ni tampoco fue impuesta por las buenas, es decir, convenciendo. Hay que hablar de muchos siglos y comprender que la religiosidad fue impuesta a sangre y fuego, sobre montañas de crímenes horripilantes, aprovechando la ignorancia del pueblo.

Es más: Resulta interesante comprender que la historia de la sociedad hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases: Opresores contra Oprimidos. Eso lo definió muy bien el gran filósofo Carlos Marx. Tal teoría resulta irrefutable por cuanto ha sido confirmada por los hechos, la realidad concreta. En la esclavitud las clases antagónica eran los esclavistas versus los esclavos; en el feudalismo, los terratenientes versus los siervos; en el capitalismo, Burguesía versus Proletariado (Ricos versus Pobres).

La religión no ha sido extraña a esta realidad. Es más: No ha sido neutral, por cuanto la alta jerarquía, siempre ha estado a favor de la clase dominante. Su labor es adormecer, alienar, para lo cual se ha inventado una serie de categorías administrándolas muy bien. Algunas: El pecado, el cielo, la resurrección de los muertos, etc.

La pregunta es: ¿Cómo tratar estas teorías con el pueblo, la masa? La respuesta más clara y contundente la da el filósofo Carlos Marx. Él observa que los filósofos están enfrentados entre sí, unos por explicar o sustentar la existencia de un ser superior (Dios) y los otros por negarlo. En la tesis once sobre Feuerbach, Marx se pronuncia con claridad y sin ambivalencia. Dice: “No se trata de interpretar únicamente el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”. Es decir, si usted quiere creer, crea; si no quiere creer, no crea, pues es su decisión personal, particular. Lo que sí es importante, es la unidad de creyentes y no creyentes para transformar su realidad socioeconómica. El sacerdote Camilo Torres Restrepo, se puso al lado del pueblo y la lucha revolucionaria por la transformación socioeconómica. Así proponía no discutir sobre lo que nos divide, sino sobre lo que nos une. ¿Y qué nos une? La problemática socioeconómica, la violencia, la explotación y la corrupción que afectan poderosamente al pueblo creyente y no creyente.

La discusión fundamental hoy, no es si usted cree o no cree. Es una discusión bizantina, estéril. La discusión es cómo nos unimos para cambiar este sistema capitalista, tan cruel e inhumano. Hay que ser prudente al asumir este tema religioso con la masa, respetuoso y fijar claramente la posición científica sin ofender, ni herir susceptibilidades.

Qué interesante traer a colación la afirmación del teólogo de la liberación, Frei Betto. Su testimonio resulta fundamental para sustentar lo que se viene afirmando en este documento. Dice: “La Revolución Sandinista fue obra de un pueblo tradicionalmente religioso y contó con la bendición del episcopado. Era la primera vez en la historia que los cristianos, motivados por su propia fe, participaban activamente de un proceso insurreccional apoyados por sus pastores. Los religiosos nicaragüenses insistían en que no se trataba de una alianza estratégica. Existía una unidad entre cristianos y marxistas, entre todo el pueblo. Por su parte, el Comandante de la Revolución Cubana (Fidel Castro Ruz), confesaba tener la “impresión de que el contenido de la Biblia, es un contenido altamente revolucionario; yo creo que las enseñanzas de cristo son altamente revolucionarias, y coincidentes en absoluto con el objetivo de un socialista, de un marxista – leninista”. Reconocía autocríticamente que “hay muchos marxistas que son doctrinarios. Y creo que ser doctrinario en este problema, dificulta esta cuestión. Yo creo que nosotros debemos pensar en el reino de este mundo, ustedes y nosotros, y debemos evitar precisamente los conflictos en las cuestiones que se refieren al reino del otro mundo. Y digo que hay doctrinarios todavía, a nosotros no nos resulta fácil, pero nuestras relaciones son de progresiva mejoría con la iglesia, a pesar de tantos factores como este principio del antagonismo. Desde luego que pasamos de la situación del antagonismo a unas relaciones absolutamente normales. En Cuba no hay una sola iglesia cerrada”.[v]

Este acápite, resulta bastante aleccionador para comprender cómo se debe manejar este antagonismo con el pueblo colombiano altamente religioso, supersticioso y crédulo. El mismo Frei Betto, señala en este mismo texto que la idea no es dividir al pueblo entre creyentes y no creyentes, es decir, entre teístas y ateístas, la división debe estar concebida entre los Partidarios de la Vida y los Partidarios de la Muerte. En ese contexto, los Partidarios de la Vida son los que luchan por un cambio estructural, erradicando de plano la estructura y las relaciones capitalistas, es decir, la explotación, el hambre y la violencia. Entre tanto, los Partidarios de la Muerte, son los que usufructúan a las anchas el pérfido sistema capitalista neoliberal, lo defienden y justifican la explotación del hombre por el hombre, la miseria y el desempleo.

Filosofar sobre todos estos temas resulta fundamental, porque nos permite comprender la realidad y contribuir a su transformación. En la lucha revolucionaria es tan útil la teoría como la práctica. Esa unidad es fundamental en la construcción de la sociedad humana, la sociedad Socialista. No se puede prescindir ni de la una ni de la otra. Su relación es íntima, dialéctica. La unidad teoría-práctica nos permite actuar con claridad y precisión. Nos permite comprender de la mejor manera la complejidad social y la naturaleza en su conjunto. De igual manera, contribuir a su transformación. Saber sortear toda esta complejidad resulta necesaria en la gran transición del capitalismo al socialismo.

Fin
[i] V.S. Pokrovski y otros. Historia de las ideas políticas. Ciencias económicas y sociales. Editor Juan Grijalbo, Méjico D.F. 1966. Página consultada 428.
[ii] GAARDER, Jostein. El mundo de Sofía. Siruela Biblioteca Gaarder. Novela sobre la historia de la filosofía. Página consultada 14.
[iii] AFANASIEVA, V. Fundamentos de Filosofía. Ediciones Los Comuneros. Página consultada 6.
[iv] Ibid. Página consultada 6.
[v] FIDEL Y LA RELIGIÓN. Conversaciones con Frei Betto. 1985. Oficina de publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, Cuba. Página consultada 22.

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