jueves, 7 de enero de 2021

Mil razones para decirle al presidente: “Duque chao”

 


Por Nelson Lombana Silva

Habría que estar en un país distante a Colombia, para no compartir la iniciativa de revocarle el mandato al presidente Iván Duque Márquez. Sus ejecutorias carecen de talante y más parece un arlequín manejable por el matarife y narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Es un buen muchacho que obedece ciegamente las directrices de este siniestro personaje expresidiario que se pavonea hablando sandeces apoyado por Estados Unidos y el sector oligárquico más descompuesto que hay en Colombia, utilizando para ello los grandes medios de comunicación.

Este gobierno por donde se le mire es una desgracia. Huele a descomposición y a pus en grado sumo. Entregado de pies y manos a la mafia, al parecer respira con permiso de ésta. No es de ahora. Desde su elección, pues es vox populi que fue elegido con dineros del narcotráfico, la mafia. Su elección es fraudulenta. Seguramente, con el transcurrir de los años, se sabrá que ganó como ganó en su momento, Misael Pastrana Borrero.

Por sus frutos los conoceréis, dice la biblia. No han pasado siete días de 2021 y ya fueron asesinados dos profesores y un desmovilizado de las Farc. La terrible masacre continúa y el gobierno permanece cruzado de brazos, como si nada ocurriera. La canasta familiar está por las nubes. Un producto que el año pasado costaba $1000 pesos, hoy cuesta $1500 pesos. El desempleo aumenta. El rebusque, que es la forma desesperada de conseguir algo para sostener miles de hogares, se criminaliza y se penaliza.

Pero, hay algo más preocupante. Los médicos han venido renunciando porque no se le viene cancelando oportunamente. Es increíble que los héroes, que hipócritamente define el presidente Duque, no tengan a tiempo el salario y menos un salario digno acorde con la encomiable misión de salvar vidas.

En cambio, el presidente Iván Duque Márquez, se gasta más de siete mil millones de pesos en publicidad televisiva con su mediocre programa todas las noches, abusando del poder, atrapando incautos.

Y qué decir de las enormes erogaciones de las fuerzas militares y policiales. El presupuesto para ellos, es de guerra, cuando se supone que ya la guerrilla de las Farc depuso las armas y está en un proceso de paz. El gasto económico por este concepto es deplorable, monstruoso. Y mientras el presupuesto nacional se desangra en grado sumo por este concepto, el genocidio contra la oposición y los líderes populares, sindicales y de derechos humanos, continúa común y silvestre en Colombia. Más de 251 miembros de la antigua Farc asesinados en completo estado de indefensión.

En relación con la situación internacional, hay que decirlo con franqueza: Este gobierno es una vergüenza. Incluso, un peligro latente para la comunidad internacional, especialmente, Latinoamericana. La instalación de nueve bases militares de Estados Unidos en Colombia, destruyó todo principio de soberanía nacional. No somos autónomos. Somos dependientes del imperialismo norteamericano. Nos han puesto como carne de cañón, en defensa de los intereses económicos e imperiales de esa nación, cuna del capitalismo salvaje.

Iván Duque Márquez, viene prestando el territorio para agredir a la hermana República Bolivariana de Venezuela, país que alberga a más de seis millones de colombianos y colombianas, que tuvieron que huir de su patria, la inmensa mayoría, huyéndole a la violencia militar-paramilitar y a la falta de oportunidades para tener un trabajo digno y bien remunerado.

Ya se han denunciado varios intentos incluso, de asesinar al presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, con la directa participación del presidente Duque Márquez y el matarife y narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Hechos abominables que la prensa internacional viene denunciando con vehemencia, mientras la prensa nacional de hinojos calla deliberadamente y en algunos casos, minimiza la gravedad de estas acciones ilegales e inamistosas del gobierno colombiano.

Así, podríamos seguir enumerando las razones concretas que llevan a apoyar decididamente el referendo revocatorio de este intrascendente gobierno colombiano. Hay que estar a la expectativa. El gobierno nos quiere inmovilizar con la pandemia del coronavirus. Hay que tomar las medidas de bioseguridad con rigurosidad, pero el pueblo colombiano no se puede inmovilizar, tiene el deber sagrado de movilizarse y con contundencia.

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