sábado, 21 de noviembre de 2020

Néstor Humberto Martínez, Vergüenza Nacional


Por Nelson Lombana Silva

Lo poquito que ha venido saliendo a flote del ex Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, realmente horroriza y da para calificarlo como una vergüenza nacional. No es posible que un funcionario con tanta responsabilidad haga lo que hizo este sujeto de una manera cínica y criminal en defensa de la oligarquía, los intereses oscuros del imperialismo y el vocero de la mafia colombiana, Álvaro Uribe Vélez.

Es lo poquito que se sabe hasta ahora. Cómo será cuando salga todo a flote. Y, aún resulta más desconcertante la postura del presidente Iván Duque Márquez, que cumpliendo fielmente las órdenes de su jefe, nombra embajador a este esperpento humano en España. Qué irrespeto a la diplomacia internacional, qué irrespeto al pueblo español y qué irrespeto al pueblo colombiano.

El plan para abortar el proceso de paz concretado en la Habana entre la entonces FARC – EP y el Estado, tuvo como protagonista central a Néstor Humberto Martínez, quien facilitó cinco kilos de coca para el infame montaje contra los ex comandantes farianos, Jesús Santrich e Iván Márquez. Un verdadero complot con la autoría también de Estados Unidos y desde luego, el presidente Iván Duque Márquez y su patota.

Este criminal ex Fiscal aprovechó su inmenso poder para interceptar llamadas ilegalmente a los negociadores y facilitadores de paz, manipular pruebas y generar corriente de opinión adversa al acuerdo de paz, ayudando de esta manera a facilitar montajes judiciales y subvalorar dicho acuerdo. Un gobierno medianamente culto y democrático ordena que un bandido de esta calaña vaya a ser embajador pero en la cárcel la Picota.

Sin embargo, hay que decir con franqueza que éste no es una fruta podrida, es la representación exacta de lo que es el sistema capitalista. Martínez es un alfil de este descompuesto sistema que cumple eficazmente su triste misión.

La embajada colombiana en España, es un premio a su labor mezquina de asesinar el acuerdo de paz. Así paga la mafia a personajillos de estos quilates. Es una bofetada a miles y miles de víctimas. Pero, sobre todo, un intento salvaje  porque la violencia se perpetúe en Colombia. Mantener el pueblo atemorizado, dividido y analfabeta político, es la gran apuesta de la oligarquía para seguir parapetada en el poder.

Por eso, la decisión del pueblo debe ser la de apostarle con todo al proceso de paz y en unidad exigirle al gobierno nacional que cumpla lo pactado. No lo hará voluntariamente, lo ha venido demostrando, es necesario con la unidad y la movilización, obligarlo a que cumpla, con la ayuda importante de la comunidad internacional. La paz está en disputa y ese pulso hay que ganarlo, no hacerlo es condenar a Colombia a otros cien años de cruda violencia.

La lucha por la paz, es también la lucha política  por cambiar el modelo de gobierno imperante; es la lucha sin cuartel contra el neoliberalismo y la brutal explotación del hombre por el hombre. Todo está concatenado. Hay que proponer un gran movimiento contra las pretensiones de Duque de nombrar embajador en España a este forajido, Néstor Humberto Martínez, porque es una ofensa a la dignidad nacional.

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