miércoles, 25 de noviembre de 2020

Crimen atroz de la policía Nacional

 


Por Nelson Lombana Silva

La incineración de nueve jóvenes en el Centro de Atención Inmediata (CAI) de San Mateo, en el municipio de Soacha, en las goteras de Bogotá, expresa la crudeza  con que actúa los esbirros del régimen capitalista contra el pueblo, en este caso contra la juventud, que representa el presente y el futuro del país.

El horroroso suceso aconteció el 4 de septiembre. Veinte personas estaban hacinadas en una nauseabunda celda de tres por cuatro, entre ellas, estos jóvenes víctimas del voraz incendio, al parecer con la complacencia de los desalmados polizontes, quienes sin contraer un solo músculo de sus rostros, permitieron que las llamas calcinaran a nueve jóvenes en plena primavera.

El holocausto contra la juventud al parecer sucedió con la completa indiferencia de la policía. Relata el semanario VOZ La verdad del pueblo: “Durante el incendio se denuncia la negligencia de la policía ante gritos desesperados de retenidos y familiares. En el momento de la propagación del fuego, cerca de 20 personas se encontraban hacinadas en una celda de tres por cuatro metros”.[i]

El tenebroso suceso fue de conocimiento público gracias a la difusión de algunos medios alternativos de comunicación y la valiente denuncia que adelantó el concejal de Bogotá, Diego Cancino. Al sentirse descubiertos estos maleantes uniformados, ¡oh sorpresa! Una lluvia de panfletos de paramilitares inunda la localidad, amenazando de muerte a los principales líderes y familiares de los sacrificados. (¿Coincidencia?).

El ministrico de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, inmediatamente reaccionó en favor de los criminales, afirmando que había una campaña de desprestigio contra la Policía Nacional. Ni siquiera anunció investigación para establecer las causas que originaron semejante macabra masacre.

El país nacional debe sobreponerse al terrorismo de estado y reaccionar con indignación ante estos atropellos propios del fascismo. Este macabro suceso no es un hecho aislado y fortuito como lo quiere presentar el gobierno nacional a través de sus medios de comunicación, es una política de estado encaminada a inmovilizar al pueblo para que no reclame sus derechos. La oligarquía colombiana no tiene capacidad de convencimiento, ante lo cual acude a la cruda e infame violencia contra la juventud y el pueblo en general.

Hay una campaña sistemática y de terror contra la juventud. Todo indicaría que la burguesía le ha dado la orden al binomio militar-paramilitar de actuar de esta manera contra la juventud, en especial. Sobre todo esa juventud pensante, analítica y crítica que no está dispuesta a tragar entero, porque comienza a plantearse con entusiasmo el tema del poder y el cambio del modelo capitalista neoliberal.

En verdad, cada día, hay un hecho desconcertante en Colombia que nos avergüenza ante propios y extraños. Semejante atentado – por ejemplo – al proceso de paz, que le hace el entonces Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez y el gobierno nacional en vez de mandarlo para picota, lo nombra embajador en España. ¡Qué horror!

Con todas estas monstruosidades se podría concluir que la estrategia de esta criminal oligarquía liderada por el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, de cara al próximo debate electoral, es llevar al pueblo totalmente inmovilizado por el miedo a las urnas.

Ante esta asesina coartada de la gran burguesía, la respuesta del pueblo debe ser la vida, la esperanza y la lucha por un sistema con rostro humano, un sistema donde no se asesine a la oposición. Una Colombia Humana, defendiendo a capa y espada los Derechos Humanos y las libertades públicas de toda la ciudadanía, sin privilegio de ninguna naturaleza. Más criminal fue el imperio romano y finalmente fue derrotado. Los pueblos son eternos, los tiranos como Uribe Vélez, efímeros. Además, los cambios y los procesos siguen su curso.

Nuestra solidaridad con los familiares de los jóvenes calcinados en Soacha con la indiferencia de la Policía Nacional. Por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha. El sacrificio de estos mártires no será en vano. Algún día caerá la justicia contra estos facinerosos, sobre todo, los autores intelectuales. El cielo clama justicia, no más impunidad.  

[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 3055 semana del 18 al 24 de noviembre de 2020. Página consultada 8.

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