viernes, 16 de octubre de 2020

Presidente no asiste a la minga, asiste el paramilitarismo

                                                 Los participantes de la Minga  Foto: Radio 1040a.m. Popayán

Por Nelson Lombana Silva

La imponente y combativa Minga del suroccidente colombiano, esperó pacientemente al presidente de la república, Iván Duque Márquez, en Cali (Valle), con el fin de dialogar sobre temas nodales que tienen ocurrencia en Colombia como la matanza que se viene sucediendo contra los líderes populares, sindicales, indígenas y campesinos, en medio de la más absoluta indiferencia e incluso, complicidad por parte del Estado, caso de la Policía Nacional con la reciente masacre en Bogotá.



De igual manera, la forma miserable como viene saboteando el acuerdo de paz suscrito en la Habana (Cuba), entre la entonces FARC ­ - EP y el Estado Colombiano o la cascada de reformas antipopulares que se viene aprobando en el congreso de bolsillo, mientras la pandemia se extiende por todo el país haciendo estragos en el pueblo y aumentando el capital de la gran oligarquía liberal – conservadora.

No asistió. Asistió el paramilitarismo de las águilas negras, para amenazar (¿En nombre del Estado?), no solo el río incontenible de la Minga Indígena y Popular, sino todos los luchadores y luchadoras populares que hay en Colombia. El pueblo movilizado estira la mano en señal de diálogo civilizado, directo y cordial y la respuesta del Estado es la agresividad, la violencia o cuando más la indiferencia.

El paramilitarismo “águilas negras”, desde el departamento de Sucre, ha lanzado un nuevo ultimátum contra el pueblo indignado para que no se movilice y como mansa paloma permita que el asesinato a manos del binomio militar-paramilitar continúe sin contratiempo alguno en toda la nación. De una manera descarada el denominado “bloque Virgilio Peralta Arenas”, seguramente desde algún batallón, vuelve a amenazar, con el silencio sepulcral del presidente y el militarismo.

Incluso, el panfleto individualiza un grupo de abnegados luchadores por los cambios urgentes que necesita el país, entre ellos, los compañeros: Jorge Velásquez, José Marrugo, Rodrigo Ramírez y Rafael Silgado, según la página web: www.pacocol.org.

Colombia sabe e incluso, la comunidad internacional, que el paramilitarismo no es más que una estrategia del régimen para sembrar el terrorismo de Estado, asesinar e impedir que los cambios democráticos se den en este país sudamericano. Incluso, no son prácticas nuevas.

Pero, a pesar del terrible terrorismo de Estado, la Minga avanza y con paso firme. Recorre el eje cafetero. Seguramente este viernes arribará a la ciudad de Ibagué y avanzará hacia Bogotá. Ni el calor, ni el frío, son impedimentos para caminar hacia la capital de la república.

La Minga es como un imán, son como los lingotes que arrastraba Melciades en Macondo y que todo cuanto era metal se iba pegando a su paso. El Paro Nacional más grande de toda la historia de Colombia, se construye paso a paso con el concurso de todos y todas. La Minga podría ser el “florero de Llorente”.

En esas condiciones, no solo hay que apoyar la Minga, hay que salir a acompañarla con decisión y coraje. Hay que enseñarle al cobarde presidente Iván Duque Márquez, que hay que dialogar civilizadamente y no utilizar la violencia y el terrorismo de Estado para impedir que el pueblo se movilice a exigir sus derechos consagrados en la Constitución Nacional. Como titula el semanario VOZ La verdad del pueblo en la edición que está circulando: “La minga a paso de vencedores”.

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