lunes, 20 de julio de 2015

El fantasma de la muerte y la amenaza ronda comunidad cajamarcuna

Marcha carnaval contra la megamineria a cielo abierto. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

El fantasma de la muerte y la amenaza ronda la comunidad del municipio de Cajamarca (Tolima), especialmente la que heroicamente se viene oponiendo a los apetitos imperialistas de la transnacional Anglo Gold Ashanti. No se puede pasar de soslayo los hechos acontecidos recientemente, prenden las alarmas y exigen de las autoridades competentes acciones urgentes en el entendido de prever acciones duras de lamentar.



De hecho ya han sucedido acontecimientos luctuosos repudiables y lamentables, los cuales permanecen en el anonimato, la indiferencia, durmiendo el sueño de los justos. Por ejemplo, se ha sucedido una serie de muertes “extrañas” de líderes luchadores defensores del medio ambiente y opositores a la terrible política extractivista que pretende robarse el oro y dejar convertida la región en un gigantesco desierto con la poca agua que quede contaminada por el cianuro.


La lista no es corta. Entre otros: Juan Camilo Pinto, Pedro Cesar García, José del Carmen Ramírez y Daniel Sánchez Avendaño. Todos estos líderes defensores del medio ambiente han aparecido muertos en “extrañas” circunstancias y al decir de sus familiares las investigaciones van demasiado lentas como suele suceder en Colombia y lo más probable es que terminen en la impunidad como es la constante.


La preocupación es grande de la comunidad y sobre todo de los ambientalistas y defensores de derechos humanos, al ir apareciendo datos y más datos que coinciden en ubicar a la transnacional Anglo Gold Ashanti con hechos de paramilitarismo. Son nexos que matan y colocan en vilo a la comunidad de este municipio y en general, a todo el departamento de Tolima.


También los ambientalistas denuncian la serie de amenazas que se vienen sucediendo paulatinamente en este municipio y en el Tolima. Son amenazas que tratan de minar la resistencia heroica y digna de los campesinos que quieren que Cajamarca siga siendo la “despensa agrícola del Tolima”.


En el mes de diciembre fueron amenazados todos los periodistas de los medios alternativos que laboran en el Tolima por parte de las “águilas negras” a través de panfletos que difundieron ampliamente por la redes sociales. Últimamente se han sucedido otras amenazas: El 29 de junio de este año, fue amenazado Robinson Arley Mejía Alonso, defensor de derechos humanos del colectivo socio ambiental Cosajuca, cuando un desconocido lo abordó a plena luz del día (10:30 a.m.) en el perímetro urbano de Cajamarca, diciéndole: “Sigue mariquiando con esas guevonadas y no respondemos”.


El 30 de junio, horas de la mañana (9:00 a.m. aproximadamente), el ex presidente de la junta de acción comunal Las Hormas de Cajamarca, Chavelo, es llamado por un agente supuestamente de la Sijin de este municipio, quien le pide completa información de las personas que están en contra de la megaminería a cielo abierto y la instalación de la red Wifi para los colegios por ser patrocinados por la transnacional Anglo Gold Ashanti.


El primero de julio, es llamado el campesino y también miembro de la cooperativa de transportes de Cootracaime, Luis Hernán Arias, al parecer por un agente de la Sijin de Cajamarca, cuestionando una vez más por qué el rechazo contra la transnacional.


El 2 de julio, Isabel Cristina Pardo, miembro del comité de derechos humanos y de los presos políticos, fue abordada en inmediaciones del estadio Manuel Murillo Toro en Ibagué, por dos desconocidos, diciéndole uno de ellos: “Sigue mariquiando y la quemamos”.


Así las cosas, se profundiza las amenazas en el Tolima contra los defensores de derechos humanos, defensores del medio ambiente y dirigentes de izquierda. Hay una campaña intimidatoria contra los que nos oponemos al atraco y atentando contra la madre tierra que significa la locomotora minero – energética del presidente Juan Manuel Santos Calderón. Es decir, mientras Santos habla de paz en la Habana (Cuba) arremete su política de terror contra el pueblo colombiano. El terrorismo de Estado es una realidad evidente en este país sudamericano y en este departamento corazón de Colombia.

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