jueves, 12 de febrero de 2015

Lluvia de interrogantes, sequía de respuestas

Por Nelson Lombana Silva


El diario discurrir de la sociedad golpeada por las vicisitudes, las frustraciones y los anhelos utópicos, choca violentamente con las teorías que tratan de mostrar el derrotero para corregir el caos y la anarquía que genera la desigualdad abismal entre las clases sociales propias del capitalismo, sistema económico terriblemente enfermo.



Ese contacto permanente con la masa, arroja interrogantes. Realmente se constituye en lluvia de interrogantes y sequía de respuestas. Siempre le hemos escuchado decir al antropólogo Santiago Cabrera algo muy lógico y coherente: “El que tenga la verdad revelada que la ponga sobre la mesa”. Qué contenido más profundo tiene este pensamiento. No resulta fácil de digerir en la praxis.


Transitando con cierto uso de razón y capacidad de crítica por las tripas, el hígado y el corazón del Tolima durante más de treinta años, encontramos más preguntas que respuestas. Más interrogantes que certezas. De esa cantera hemos saco unas cuantas, a manera de ejemplo y con la esperanza de que usted nos ayude a complementar estas respuestas:


-         ¿Por qué somos así y no de otra manera?


La teoría evolucionista dice que descendemos del mono, del mico. Los estudiosos han agregado que no de toda clase de mono o mico, sino de una raza en especial. Si eso es cierto, ¿Por qué no somos iguales? Es más: Si somos los únicos que tenemos uso de razón, capacidad de raciocinio, amamos y somos amados, ¿Por qué las contradicciones de clase?


La diversidad de argumentos llena páginas completas que muy poco son leídos y menos analizados o sometidos a dura crítica. Es por eso, quizá, que nos contentamos con decir simplemente: “Es que yo soy así y nadie me cambia”.


¿Qué implicaría ser de otra manera? ¿Qué desafíos implicaría ser  de otra manera? Pareciera que el signo inexorable de la resignación nos tuviera invadido hasta los tuétanos. Entonces, como pensamos y somos así, alguien aprovecha la coyuntura y nos manipula a las anchas en beneficio de él o de ellos y en contra de nosotros y de nosotras.


El por qué somos así es como un barril sin fondo, lo mismo que eso de decir de otra manera.


-         ¿Se resuelve el problema fundamental de la filosofía diciendo que el problema no es creer o no creer, sino que el problema es la unidad para transformar la humanidad?


De filosofía solo sabemos que nos gusta. Mariano Urueña Ramírez nuestro profesor de filosofía en el colegio Carlos Blanca Nassar en el municipio de Anzoátegui, nos dio conceptos muy generales y livianos del tema.


La síntesis que sacamos los educandos en aquella época, casi por unanimidad, era que la filosofía era de locos. Poco le hicimos caso a su hermoso significado etimológico: Philo= Amor y Sofía= Sabiduría. Nos imaginamos el ágora como un cuadrilátero y los filósofos pugilistas, donde se imponía el más fuerte.


Débilmente sospechamos que las teorías dominantes no eran las más lógicas, sino las que habían ganado en el cuadrilátero en franca lid. Tiempo después habríamos de decir que eran las teorías de los vencedores. ¿Cuáles serían las teorías de los vencidos?


Fue Afanasiev el que nos dio elementos importantes para organizar y sistematizar de alguna manera el pensamiento filosófico. Graficamos el sistema filosófico como una escalera, en la que cada quien colocaba su aporte.


En ese proceso de aprendizaje encontramos frases muy duras para nosotros los primíparos. Por ejemplo: “Donde hay materia no puede haber espacio para Dios”. Aquello era demasiado en una sociedad crédula no por convicción, sino por alienación e imposición. Además, éramos hijo de un pueblo conservador, “godo”, diría Alirio Urrego Mesa.


Materia y espíritu (conciencia) hacen parte del hombre y la mujer. La materia es la parte física, palpable, mientras que el “espíritu” son las sensaciones inmateriales pero que sentimos, percibimos. Por ejemplo, el pensamiento, la alegría, la tristeza, la ira, el amor, etc. ¿Quién puede colocar en duda estos fenómenos? ¿Qué conexión o relación existe entre lo material y lo ideal o espiritual?


Dice Afanasiev: “La relación existente entre el pensar y el ser (Ser: concepto filosófico que significa la naturaleza, el mundo externo), es el problema fundamental de la filosofía porque, según sea la respuesta que se le dé, así se resolverán todos los demás problemas filosóficos: El de la unidad del mundo, el del carácter de las leyes de su desarrollo, el de la esencia y las vías de conocimiento del mundo”. [i]


Como se resuelva dicho interrogante el filósofo puede ubicarse en el campo idealista o materialista. Ubicación que no es fácil ni tampoco tiene poco valor. Por cuanto el idealista se guía por la creencia, la fe, mientras que el materialista se guía ante todo por la ciencia, el conocimiento científico.


El filósofo materialista considera que la materia fue primera y la conciencia después, producto de la materia en alto grado de desarrollo. Se guía por la evolución.


El filósofo idealista, piensa al contrario: Que lo primero fue el “espíritu”, la conciencia y segundo la materia. Es decir, que ese “espíritu” (Dios) fue el creador de todo cuanto existe fuera y dentro de la conciencia humana.


Hay un segundo aspecto importante que hace parte del problema fundamental de la filosofía: El conocimiento (Cognoscibilidad). La discusión es si los conocimientos del ser humano son fidedignos, capaces de penetrar en la naturaleza y conocer su esencia. Hay idealistas que niegan la Cognoscibilidad del mundo, se les conoce como agnósticos (a = sin y gnosis = conocimiento).


Lo curioso es que el materialismo no niega el idealismo ni el idealismo el materialismo. Sin embargo, no es lo mismo ser materialista que idealista, porque la concepción del mundo, es decir, del ser es distinta. Ya se dijo: El materialista se guía por la ciencia y el idealista se guía por la fe y la fe – dice el escritor mejicano Rius – es la negación a todo razonamiento científico.


-         Si el comunismo es tan bueno como dicen sus defensores, ¿Por qué se desintegró la Unión Soviética y cayó el muro de Berlín?


La palabra “Comunista” espanta. Causa escozor. Pánico. Miedo. Incluso, en la misma izquierda existe el anticomunismo rampante, crudo y patético. Curiosamente los principales teóricos del Comunismo, Carlos Marx y Federico Engels, escribieron en el Manifiesto Comunista en 1847: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del Comunismo”.


Una sociedad como la nuestra, que fue levantada con el estigma de los fantasmas,  que creyó en ellos sin verlos, ni conocerlos y siendo niño se comió la sopa, fue disciplinado y se acostó temprano convencido que si contrariaba a su padre el fantasma aparecía, pues le queda fácil creer en un fantasma mucho más “real” que como dicen Marx y Engels: Recorre libremente a Europa.


Ningún niño tuvo conocimiento para cuestionar ese fantasma, a excepción de hechos aislados y significativos; pues guardando las proporciones se podría decir del adulto y de la comunidad que no ha tenido el espacio para acudir a la ciencia y esclarecer todas estas dudas, que generalmente se consideran fenómenos de analfabetismo o debilidad ideológica.


El pueblo poco tiene conocimiento de la lucha de clases. Inclusive, muchos que posan de revolucionarios consideran que este tema es obsoleto. Es decir, ni tiene valor, ni vale la pena recalcar en él, ni es de moda. Como quien dice: La idea no es destruir el capitalismo, sino “humanizarlo”. Es tanto como pretender perfumar el desecho humano, considerando que con eso se resuelve el problema ambiental de fondo.


No tiene el pueblo ni libertad, ni posibilidad de tener acceso al conocimiento científico, teniendo que acudir al sentido común y sobre todo, a repetir maquinalmente el conocimiento de quien pudo tener acceso a éste. Y, ¿Quiénes son los privilegiados? Pues los ricos. Ellos pueden ir a las universidades más costosas del mundo a tomar dichos conocimientos.


Estos conocimientos son colocados al servicio de su clase social. El conocimiento es poder y el poder es político. El que sabe domina y jode. Obviamente, la versión fidedigna no es presentada a la clase social contraria, se presenta de acuerdo al interés de esta clase. Así las cosas, el interés de la burguesía es decir que el comunismo es todo lo malo, mientras que el capitalismo es todo lo bueno con algunos errores que se pueden corregir.


La clase dominante en el capitalismo es la burguesía. Por lo tanto, es la ideología dominante. Esta nos llega a través de los aparatos ideológicos (Medios de Comunicación, religiones, pensum académico, etc).


Lo interesante es que este dominio imperial no es eterno como nos dice la burguesía y nosotros como pueblo repetimos maquinalmente, cuando escuchamos exclamaciones como estas: “Así es la vida y qué le vamos a hacer”, “Esto no lo cambia nadie”, “Toda la vida tendrá que existir pobres y ricos”, “Lo que mi Dios hizo nadie lo puede cambiar”, “Todos son iguales”, etc.


Quizás pocos se percatan de que todo está en movimiento. Es decir, nada está dado de una vez y para siempre, que la dinámica del universo sigue las manecillas del reloj, hay cosas que mueren para dar vida a otras con características muy diferentes y así sucesivamente.


Por lo tanto, el capitalismo no ha existido eternamente. En un momento del desarrollo económico, social y político apareció y en un momento determinado del desarrollo desaparecerá para dar espacio a otro distinto. Son leyes objetivas que desconocemos y por lo tanto se nos hace imposible.


Ahora, no es correcto decir que en alguna parte del mundo hay Comunismo como cuando existió el comunismo primitivo. Hay socialismo, que es una etapa previa al Comunismo.


Se nos dice que cayó el socialismo en la Unión Soviética. El escándalo es mayúsculo. Sin estarle preguntando el agorero Francis Fukuyama no duda en decir que el capitalismo es la etapa suprema del desarrollo humano. No hay más etapas. La dictadura de la mercancía en el marco del neoliberalismo es lo máximo. Y, ¿Quién es ese agorero? Pues un agente del capitalismo.


Uno de los primeros en refutarlo no es precisamente un Comunista, es un ecléctico italiano llamado Norberto Bobio. No solo rescata la diada: Izquierda – Derecha, sino que afirma categóricamente: “Las ideologías reverdecen”. Es decir, cayó un modelo de socialismo, pero no el socialismo. Ese socialismo soviético fue permeado por la burocracia, la corrupción, la debilidad ideológica de los cuadros dirigentes, los graves errores, la falta de crítica y autocrítica y el distanciamiento entre la dirigencia y la masa, entre otras causas posiblemente.


El traspié soviético hizo que el capitalismo que venía de capa caída pasara a la ofensiva durante las décadas de los 80s y los 90s. Hoy, hay un mapa distinto. El socialismo vuelve a la ofensiva con sus propias dinámicas. América Latina era el patio trasero de los Estados Unidos, hoy hay procesos democráticos e incluso, revolucionarios muy importantes. Cuba tiene en jaque a los Estados Unidos, Rusia se agiganta y así sucesivamente muchos procesos en Europa y demás continentes. Tuvo razón Bobio: “Las ideologías reverdecen”.


El comunismo sigue siendo una utopía posible a partir del desarrollo de los pueblos y los procesos dialécticos y contradictorios que se van dando con avances y retrocesos. Es decir, la lucha de clases es vigente.


Por supuesto, la lucha es compleja y dura. Muchos incluso, se envolatan, se cansan y renuncian; esos “personajes” se ponen al servicio de la clase dominante, son traidores que abandonan la lucha. Pero miles y miles siguen en la lucha en distintas partes del mundo y de distintas formas.



(Espere más interrogantes y pocas respuestas)



[i] Afanasiev, V. Fundamentos de Filosofía. Ediciones los comuneros. Página consultada 6.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario