miércoles, 21 de abril de 2021

Los sofismas de la burguesía sobre la Revolución Cubana

El Presidente de Cuba y recién electo primer secretario del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel, reacciona cuando Raúl Castro levanta la mano durante la sesión de clausura del VIII Congreso de la colectividad en La Habana, eL lunes. Foto: Reuters


 Por Nelson Lombana Silva


El reciente octavo congreso del Partido Comunista de Cuba, tomó la decisión de nombrar como Secretario General al camarada Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en reemplazo del histórico camarada Raúl Castro Ruz. La burguesía a través de sus medios masivos de comunicación presentó la noticia de una manera catastrófica. “El final de los hermanos Castro”, titularon con morbo y sensacionalismo. Otros fueron más allá, al decir, que “llegaba a su fin la dictadura castrista y que soplaban vientos de “libertad y democracia en la isla”.

Estos endemoniados medios de incomunicación, como diría Eduardo Galeano, no se cansan de mentir y de mentir. La comunidad internacional sensata y estudiosa sabe perfectamente que no hay país más libre en América que Cuba. De igual manera, sabe claramente que el Socialismo es el dominio del pueblo, no de dos personalidades eximias como lo sugiere la tenebrosa era mediática del imperialismo norteamericano y sus lacayos.

La Revolución Socialista Cubana seguirá desarrollándose, perfeccionándose, seguramente con dificultades, errores y aciertos. Esta es una revolución que se ha forjado con mucho coraje, con mucha tenacidad, pero, sobre todo, con mucha convicción. De no ser así hubiera sucumbido hace mucho rato ante el feroz asedio del brutal enemigo ubicado a solo 90 millas: Estados Unidos. Muchos pronosticaron que con la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS), el retorno de Cuba al capitalismo era cuestión de meses, incluso, de días. Tacaron burro. La revolución cubana sigue adelante con paso firme, llevando salud, vida y esperanza a los lugares más distantes y deprimidos del mundo sin ampulosidad o con doble sentido.

Un ejemplo práctico puede significar lo que estamos diciendo: Ante el huracán que “borró” literalmente al pueblo de Haití, Estados Unidos hizo presencia con cientos de militares armados hasta los dientes, mientras tanto Cuba, llegó con médicos, alimentos y medicamentos. ¡Qué diferencia tan abismal!

Cuando tuvimos la oportunidad de visitar la isla por razones de salubridad, el conductor que nos recogió en el aeropuerto José Martí y nos llevó a la clínica Cira García, dijo al referirse al brutal bloqueo económico y comercial de Estados Unidos: “El bloqueo no es culpa de Fidel, es culpa de nosotros que colectivamente decidimos ser libres”.

Así comprendí perfectamente por qué el brutal bloqueo no ha ganado la partida, ni la ganará nunca. La decisión no era de una o dos personas, como siempre han dicho los medios masivos de comunicación, la decisión es colectiva de un pueblo humilde y alegre que decidió ser libre y de qué manera.

También nos decían que Cuba era un país manipulado a las anchas primero por Fidel y después por Raúl. “La gente tiene que ir a la fuerza a aplaudir esos discursos larguísimos de Fidel, sino lo hace corre el riesgo de ir al paredón”, nos decía el profesor de segundo de primaria en el municipio de Anzoátegui (Tolima).

Se decía también que Fidel mataba los curas, violaba las monjas y prohibía las prácticas religiosas. Qué sorpresa para nosotros recorrer la Habana y ver templos abiertos, muchas religiones y sectas. La visita del Papa Juan Pablo II, se recorrió la isla y habló con entera libertad. Definitivamente, la mentira es efímera, la verdad eterna. La revolución sigue su curso. Cada vez los cubanos son más dueños de su nacionalidad, su historia y su revolución.

Por supuesto, que, si la revolución fuera una genialidad individual de Fidel y Raúl, con su muerte concluiría y el retorno a la prostitución por necesidad y a la burda explotación del hombre por el hombre sería una realidad inexorable. Pero no es así. La Revolución Socialista Cubana es fruto del esfuerzo colectivo y consciente del pueblo que, con el liderazgo de un puñado de valientes, entre ellos Fidel, Raúl, El Che, Camilo, etc, construyeron una patria libre, soberana y humana. La Revolución Cubana es una obra colectiva, por eso, es indestructible.

Las dos principales acciones que tomó la Revolución después del primero de enero de 1959, fueron: Salud y Educación. ¿Una dictadura hace eso, darle salud y educación al pueblo? Por supuesto que no. Un pueblo con salud y educado no se deja dominar fácilmente.

Así que los sofismas de la burguesía presentados en sus medios masivos de comunicación, no son más que especulaciones falsas que nada tienen que ver con la verdad. La Revolución Socialista Cubana seguirá su curso, indudablemente. “A todos nos llega la hora”, dijo Fidel, “Pero, quedan las ideas”, agregó. Los principios revolucionarios de estos gigantes gladiadores de la vida, la esperanza y el socialismo, seguirán brillando sin mancha en este maravilloso suelo sagrado. La consigna sigue latente: “Patria o muerte: ¡Venceremos!”

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