Por Nelson Lombana Silva
El cruel calvario de la pasión de Jesús por obra y gracia de la entonces clase dominante y que culminó con la crucifixión en la cruz, se repite en la humanidad del pueblo colombiano en pleno siglo XXI. De nuevo el horror de la clase dominante se ensaña contra humildes y escuálidos ciudadanos y ciudadanas sin piedad alguna.
El Estado capitalista es hoy el verdadero patíbulo para millones y millones de personas acosadas por la miseria y el analfabetismo político. Los hechos son asombrosos y desconcertantes a la vez. El estado de corrupción del Estado Colombiano alcanza índices insospechados. Los ricos de este país – por ejemplo – no pagan impuestos, los evaden y sus capitales reposan en paraísos fiscales. Son capitales sucios productos de las estafas, las “mordidas” o “coimas” o cuando más “dineros calientes” del narcotráfico. Álvaro Uribe Vélez y sus hijitos, al parecer no pagan impuestos, según Gustavo Bolívar.
El gobierno nacional, en obediencia a los dictámenes del matarife y narcotraficante número 82, arrecia con toda virulencia contra el proceso de paz. Uribe le teme a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), le teme a la verdad histórica, por eso ordena a su subalterno sabotear el proceso de paz.
Pero, por más que se empecine la gran oligarquía por tapar la verdad, ésta va saliendo poco a poco. Salvatore Mancuso, ha declarado abiertamente que el paramilitarismo es una política de Estado. Ha dicho también que el general en retiro, Iván Ramírez Quintero, hombre importante de la inteligencia en nuestro país, participó activamente de la conformación del bloque norte de las AUC. A dicho: “Cuando fuimos a conformar el bloque norte de las autodefensas, nos reunimos Carlos Castaño y mi persona con el general Iván Ramírez Quintero, quien era el general en ese momento, él había sido comandante de la brigada 11 en Montería o del batallón no recuerdo con exactitud”.
Agrega: “En el marco de la alianza, el ejército entregaba información importante sobre la guerrilla. Material de guerra, informaciones, hojas de vida, órdenes de batalla de la guerrilla, muchas de ellas con fotos, quienes eran colaboradores, quienes eran guerrilleros, quienes eran milicianos, quienes eran parte de las estructuras urbanas o rurales, todas estas informaciones las recibíamos nosotros de parte del ejército”.
Las revelaciones son impresionantes, confirmando lo que ha venido denunciando hace rato el Partido Comunista con decisión y coraje: El Paramilitarismo es política de Estado. Los hechos son elocuentes y los testimonios que van saliendo a flote así lo certifican.
Entonces, no es una calumnia, ni una exageración, ni un discurso electoral, las afirmaciones de Gustavo Petro, cuando señala que el gobierno que tenemos es mafioso y que todas las estructuras del Estado están permeadas por el narcotráfico.
En esas condiciones, ¿Qué podemos esperar de la justicia? ¿Qué podemos esperar del Estado tomado por la mafia? ¿Qué podemos esperar del gobierno cuando fue impuesto con dineros del narcotráfico?
Jesús fue ajusticiado por malhechores. El pueblo colombiano corre la misma suerte por esta manada de rufianes de saco y corbata. Y seguirá hasta que el pueblo logre romper el embrujo y asumir una postura política radical, dejando de votar por estos verdugos y apoyando líderes reales de su misma clase social. El pueblo se liberará por si mismo el día que comprenda el valor de la unidad, la organización y la política como ciencia y arte de gobernar
El Estado capitalista es hoy el verdadero patíbulo para millones y millones de personas acosadas por la miseria y el analfabetismo político. Los hechos son asombrosos y desconcertantes a la vez. El estado de corrupción del Estado Colombiano alcanza índices insospechados. Los ricos de este país – por ejemplo – no pagan impuestos, los evaden y sus capitales reposan en paraísos fiscales. Son capitales sucios productos de las estafas, las “mordidas” o “coimas” o cuando más “dineros calientes” del narcotráfico. Álvaro Uribe Vélez y sus hijitos, al parecer no pagan impuestos, según Gustavo Bolívar.
El gobierno nacional, en obediencia a los dictámenes del matarife y narcotraficante número 82, arrecia con toda virulencia contra el proceso de paz. Uribe le teme a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), le teme a la verdad histórica, por eso ordena a su subalterno sabotear el proceso de paz.
Pero, por más que se empecine la gran oligarquía por tapar la verdad, ésta va saliendo poco a poco. Salvatore Mancuso, ha declarado abiertamente que el paramilitarismo es una política de Estado. Ha dicho también que el general en retiro, Iván Ramírez Quintero, hombre importante de la inteligencia en nuestro país, participó activamente de la conformación del bloque norte de las AUC. A dicho: “Cuando fuimos a conformar el bloque norte de las autodefensas, nos reunimos Carlos Castaño y mi persona con el general Iván Ramírez Quintero, quien era el general en ese momento, él había sido comandante de la brigada 11 en Montería o del batallón no recuerdo con exactitud”.
Agrega: “En el marco de la alianza, el ejército entregaba información importante sobre la guerrilla. Material de guerra, informaciones, hojas de vida, órdenes de batalla de la guerrilla, muchas de ellas con fotos, quienes eran colaboradores, quienes eran guerrilleros, quienes eran milicianos, quienes eran parte de las estructuras urbanas o rurales, todas estas informaciones las recibíamos nosotros de parte del ejército”.
Las revelaciones son impresionantes, confirmando lo que ha venido denunciando hace rato el Partido Comunista con decisión y coraje: El Paramilitarismo es política de Estado. Los hechos son elocuentes y los testimonios que van saliendo a flote así lo certifican.
Entonces, no es una calumnia, ni una exageración, ni un discurso electoral, las afirmaciones de Gustavo Petro, cuando señala que el gobierno que tenemos es mafioso y que todas las estructuras del Estado están permeadas por el narcotráfico.
En esas condiciones, ¿Qué podemos esperar de la justicia? ¿Qué podemos esperar del Estado tomado por la mafia? ¿Qué podemos esperar del gobierno cuando fue impuesto con dineros del narcotráfico?
Jesús fue ajusticiado por malhechores. El pueblo colombiano corre la misma suerte por esta manada de rufianes de saco y corbata. Y seguirá hasta que el pueblo logre romper el embrujo y asumir una postura política radical, dejando de votar por estos verdugos y apoyando líderes reales de su misma clase social. El pueblo se liberará por si mismo el día que comprenda el valor de la unidad, la organización y la política como ciencia y arte de gobernar
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