El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, al balancear el cambio de presidente en Estados Unidos, dijo que se iba Donald Trump, pero quedaba el imperio. Es una síntesis perfecta para definir el ascenso a la Casa Blanca de míster Joe Biden y Kamala Harris.
De una manera sutil el presidente bolivariano nos indica que no tenemos que hacernos muchas ilusiones. Eso es importante y debemos tenerlo todos y todas muy claro, porque a la final, el problema no es esencialmente de personas sino de modelo, de sistema.
Hay quienes afirman, incluso, que Joe Biden, podría ser más peligroso que el mismo Donald Trump. Su misión es clara: Sacar del atolladero al gran imperio y recuperar su liderazgo en la arena internacional. En esas condiciones, los pueblos subyugados por este imperio no se pueden hacer grandes ilusiones.
Donald Trump quiso imponer su imperialismo a los “hijueputazos”, usando la mafia, el dinero caliente del narcotráfico, la corrupción y la masacre sin piedad alguna. Joe Biden, al parecer quiere imponer su imperialismo con “decencia”, con “democracia” como la entiende Estados Unidos y sin racismo exacerbado. Es decir, la misma perra con distinta guasca.
Sin embargo, este gobierno podría quitarle el apoyo al matarife o narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Si este siniestro personaje de la mafia, se ha mantenido, es porque Donald Trump lo sostenía para sus oscuros propósitos de desestabilizar a la hermana república bolivariana de Venezuela. Esa lumpen burguesía mafiosa, al parecer no comulga con los planes del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Es bastante diciente, que en el listado de invitados a su posesión no estuviera el títere de este mafioso expresidente, el señor Iván Duque Márquez. En cambio, sí estuviera invitado el expresidente Juan Manuel Santos Calderón. Eso dice mucho.
De entrada, míster Joe Biden, le cobra al gobierno colombiano su intromisión y el rompimiento de la vieja tradición de respetar la dinámica interna de ese país, y que Uribe Vélez, seguramente pensando lo que podría venir, intentó contribuir al triunfo del criminal magnate, Donald Trump. Pero, una vez más, el tiro le salió por la culata, lo que demuestra la decadencia inexorable del matarife.
Por estos días, los “lame botas” periodistas del establecimiento, han inventado todo tipo de artilugios, con el único interés de opacar esta tremenda derrota del Centro Democrático y su principal capo. Revista Semana – por ejemplo – da a conocer un supuesto plan de Cuba para influir en Colombia en las elecciones de 2022. Una infamia que raya en la desfachatez y que busca bajarle tono al descalabro de la diplomacia internacional de Colombia en manos del inepto presidente Iván Duque Márquez.
Incluso, algunos analistas políticos, señalan que Joe Biden va a hacer énfasis en derechos humanos, al parecer va a exigir explicaciones sobre el terrible genocidio que se viene desarrollando en este país. Así sea una solicitud “demagógica” tiene su impacto.
Su discurso fue de unidad y de diálogo. En realidad, el mandatario sabe que la crisis de este imperio es estructural y una posible solución no está en la mera fuerza bruta como lo propuso Trump en estos cuatro infernales años de mandato. Al parecer la política que sugiere Joe Biden es la combinación de la zanahoria y el garrote.
Seguramente Uribe Vélez y su patota, deben estar pensando que su círculo se les cierra cada vez más. Sin embargo, no hay que cantar victoria. Lo cierto – dijo Maduro – es que Trump se fue, pero se queda el imperio. Eso lo dice todo.
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