Una de las infames medidas que la CIA le ha venido ordenando a los oligopolios mediáticos es presentar una república bolivariana de Venezuela llevada por el caos, el terror, el pánico, ad portas del desespero. Para el efecto, arman fotomontajes para distorsionar de cabo a rabo la verdad. Como suele decir las abuelas: “De una pulga arman un caballo”.
Mienten descaradamente negando la noble misión de la comunicación
masiva. Esta es manipulada hábilmente colocándola al servicio del
imperialismo de Estados Unidos y los gobiernos arrodillados al imperio,
caso concreto, el gobierno colombiano.
Es la verdad virtual
repetida mil veces que termina siendo “verdad” en el consciente y
subconsciente del pasivo receptor. Una familiar por estos días se cogía
la cara con las dos manos, asombrada cuando le dije que era partidario
del proceso revolucionario venezolano y de su gobierno constitucional y
legítimo, Nicolás Maduro Moros. No lo podía creer. “Maduro es malo,
tiene el pueblo aguantando hambre y como si fuera poco no dejó entrar
comida, ayuda humanitaria. Usted me está diciendo mentiras”, me dijo sin
poder dar crédito a mis palabras.
Comprendí, una vez más, el daño que hacen los medios masivos de comunicación en el pueblo humilde, desinformado e ingenuo.
Ese
mundo de tragedia y dolor que registran al revés, sin embargo, no
pueden tapar la verdad concreta que se viene presentando. Hay un pueblo
consciente del proyecto revolucionario que se viene desarrollando, una
claridad que el enemigo de clase son los Estados Unidos y la oligarquía
mantuana y sobre todo, una necesidad histórica de defender este proceso
revolucionario y de independencia del imperialismo. En realidad es el
despertar de la lucha de clases como lo develó en su momento Carlos
Marx.
Hay un pueblo alegre, libre, soberano, que trabaja y
disfruta de los logros obtenidos con la revolución socialista en estos
años, primero del comandante Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro Moros.
Resultan
extraordinarias las gigantescas movilizaciones que se vienen llevando a
cabo en todos los estados de esta república bolivariana. La de Trujillo
fue impresionante, llena de colorido, entusiasmo y decisión, las de
Caracas, los pronunciamientos del gobernador del estado de Anzoátegui,
etc. Un pueblo hambriento no haría eso, un pueblo esclavo no podría
manifestar su amor a la libertad.
Encuentro mundial de solidaridad con república de Venezuela . Foto: Prensa Latina |
Por estos días, se clausuró el encuentro mundial de solidaridad con la hermana república de Venezuela. Cerca de 500 delegados y delegas, jóvenes de los cinco continentes se encontraron en Caracas y durante tres días se enteraron en vivo y en directo de la realidad real que vive la patria de Bolívar. Se movieron libremente por la ciudad y constataron los logros y las dificultades de la revolución bolivariana siglo XXI.
A la clausura asistió el presidente Maduro quien conversó con los jóvenes delegados de 87 países del mundo, sobre las verdaderas intenciones de Estados Unidos y sus fichas claves que permanecen hincados de rodillas al imperio. A su vez, presentó vídeos que muestran que la agresión presentada el pasado 23 de febrero partió de Colombia, con la ayuda de las guarimbas, paramilitares y militares colombianos.
De igual manera, las góndolas que transportaban alimentos y medicamento supuestamente y que fueron quemadas, no fue por la guardia nacional de Venezuela como se ha tratado hacer creer, tampoco eran alimentos y medicinas, sino elementos para alimentar las guarimbas y buscar desestabilizar el país por dentro. Eran cables, clavos, caretas, etc.
Al parecer disfrazaron colombianos y venezolanos de mendigos supuestamente buscando comida en los basureros y mil artimañas más para tratar de justificar lo injustificable. Sin embargo, todos esos perversos libretos cayeron estrepitosamente lo que constituye realmente otra derrota del imperialismo y sus gobiernos lacayos, como el colombiano.
No obstante, la gran victoria del pueblo patriota no es para bajar la guardia. Por el contrario. Fortalecer la vigilancia revolucionaria por aire, tierra y mar, por cuanto el imperialismo, seguramente persistirá en su única carta disponible: La invasión militar.
La solidaridad nacional e internacional se debe robustecer en todas partes. Hay que crear comisiones de solidaridad, denunciando las agresiones imperialistas y apoyando la resistencia del pueblo venezolano organizado en la unidad dialéctica entre el pueblo y las fuerzas militares. Mientras esta unidad persista nadie podrá profanar la república bolivariana de Venezuela.
Así, pues, la realidad venezolana es muy diferente a la presentada por los medios masivos del imperialismo como Caracol, Rcn, El Tiempo y muchos más. La verdad se abre paso
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