El agua vale más que el oro. |
El municipio de Cajamarca (Tolima) queda cerca de la ciudad musical de Colombia, Ibagué, sobre la carretera central que desemboca en la costa del océano Pacífico. Su población ha sido afectada por tres megaproyectos: El túnel de la línea, la doble calzada y la mina de oro La Colosa. ¿Progreso para la comunidad? No. Tragedia, desplazamiento, amenaza y muerte. Elemental: Dichos megaproyectos no son pensados en la dinámica campesina de sus habitantes, son pensados en la dinámica desarrollista del capitalismo. Así de sencillo. En otras palabras: Son obras para hacer más rico a los ricos y más pobre a los pobres.
La despensa agrícola del Tolima se esfuma peligrosamente. La fiebre amarilla del oro viene cambiando peligrosamente la identidad regional. Ya no se habla de grandes plantío de papa, yuca, maíz, fríjol, arracacha, frutales y hortalizas, ahora se habla de roca, perforaciones, cianuro, oro, carestía, prostíbulos y mucho más. Es una realidad distinta. Diferente. Compleja e incierta.
El sombrero, las botas de caucho, la mulera y el delantal, vienen siendo reemplazados por el casco, la bota de cuero y demás elementos propios del minero. Se es minero sin serlo. Es la dinámica de moda. El centro de la conversación ya no es el cultivo, es el oro y los sueños superan la imaginación de muchos labriegos, colocándolos a la par de los más ricos y poderosos de la comarca.
Cajamarca tiene un parque hermosísimo. Es amplio y fresco. A su alrededor pequeños negocios: Restaurantes, panaderías, almacenes y cantinas. El templo donde se sueña con otro mundo y calles abarrotadas de público, de la región y de otras zonas del país.
En una de esas cantinitas dos labriegos consumen licor después de una larga y escabrosa jornada de mucho sol, con música mejicana de fondo, atendida por una joven graciosa, esbelta, minifalda, de mirada alegre. El reguero de botellas vacías sobre la mesa rectangular se hace notorio. La beodez aumenta en los dos labriegos compadres de manos encalladas y mirada triste. El cenicero ya está atiborrado de colillas y ceniza.
El día avanza y la tomata se hace más intensa. No duró en llegar a la mesa el tema del momento: La megaminería. El diálogo sube de temperatura. Los argumentos son expuestos con ímpetu, sin que medie la cordura para escuchar y responder. La joven observa desde la registradora sin inmutarse. José Octalivar sueña con el proyecto como si fuera suyo. Es un hombre alto, huesudo y cara larga, quemada por el sol. Su contertulio, Juan de Dios, no cree en el proyecto, sospecha y duda de él y se apega a la agricultura. Es de baja estatura, fornido y de cara afable.
Cuando José Octalivar trata el tema, Juan de Dios frunce el ceño y trata de llevarlo a otra discusión, pero le resulta imposible y resulta engarzado en dura y cáustica discusión. Es el tema del momento. Es el tema de todos y todas en la comarca de Cajamarca (Tolima).
- José Octalivar: Compadre, no sea pendejo. La virgen se nos apareció y usted no quiere entenderlo así. ¿Es que es muy pecador?
- Juan de Dios: Como seré de pecador que me llamo Juan de Dios: Juan, apóstol amado de Jesús y Dios pues el creador de todo. ¿Le parece poquito, compadre?
- José Octalivar: ¿Por qué no acepta que nos hemos ganado la lotería sin comprar el billete? Nos llegó la hora de ser libres del azadón y ser tan ricos como los más ricos del pueblo.
- Juan de Dios: ¿Quién se gana la lotería sin comprar el billete? Es soñar despierto, compadre. Échele cabeza.
- José Octalivar: discúlpame compadre que le diga con franqueza: No sea pendejo. Con solo un pedacito de oro soy poderoso, puedo comprar media docena de mujeres lindas, ¿o no? Mientras que para medio comer tengo que producir toneladas de comida. ¿No notas la diferencia?
- Juan de Dios: Compadre, no se deje llevar por ilusionismos, falsa publicidad de esa tal Anglo Gold Ashanti. ¿Sabe usted de dónde es?
- José Octalivar: Bueno, es del extranjero, quizá viene de un mundo raro, quizá un envío del Señor a este pueblo ignorante y desagradecido que toda la vida le ha puesto la espalda al sol y a la lluvia. El dicho es claro, compa: “Dios le socorre pan al que no tiene dientes”. Me perdona si lo ofendo, porque yo no me siento incluido en ese grupo.
- Juan de Dios: Compa, pida mejor la otra tanda. Solo quiero decirle que uno debe ser desconfiado. Hay que escuchar las partes y sacar sus propias conclusiones. Eso he hecho. Escuchar las maravillas de la Anglo Gold Ashanti y las críticas de los ambientalistas y partidos de izquierda. Comparar los argumentos y asumir una posición clara y consecuente. Eso he hecho, gústele o no le guste, compadre.
- José Octalivar: Claro compa, beba. Al infierno con discursos y discursos, compa. Me gusta los hechos y no las palabras. Soy un hombre de acción. Odio a los académicos, a los ambientalistas y a los de izquierda, son metidos y no respetan la libertad de empresa. El rico es rico y el pobre es pobre, porque sí, porque el rico ahorró y el pobre se la tomó como estamos haciendo nosotros. Cada quien se labra su propio destino, compita.
- Juan de Dios: Respeto su forma de pensar pero no la comparto. No somos casualidad, somos causalidad. Jamás el rico es rico porque ahorró, lo es porque tuvo las agallas de robar al obrero, al trabajador. Es un pícaro de cuello blanco. El pobre no es pobre por fatalidad, es por las políticas de un sistema económico que presenta dos clases sociales: Ricos y Pobres. En este sistema dominan los ricos. Esa es la razón fundamental.
- José Octalivar: No me joda con sus discursos comunistas. El comunismo hace rato cayó. No funcionó. Además, nada tiene que ver con la mina La Colosa. Tómese otra amarga y cambie su forma de pensar, compa. Mejor prepárese a mandar al carajo el azadón y a coger la pala para buscar el oro. No nade contra la corriente, es mi consejo. ¿Quién puede contra los ricos? Ni el putas, compa.
- Juan de Dios: El comunismo no ha perdido vigencia, quizás pierde vigencia los malos dirigentes, los oportunistas, los comunistoides que se emborrachan como nosotros para teorizar simplemente. Los ricos no son invencibles. Un nuevo país sí es posible, con nosotros o sin nosotros y lo ideal es que sea con nosotros, compa.
- José Octalivar: Compadrito, bien sabe usted que yo odio la política. No vivo de ella. No necesito de ella. Mi política es el trabajo, el trago y las mujeres. ¿Le parece poco? Mira compa, hablemos del tema del momento. Usted que es tan estudioso, ¿Sabe la magnitud de la mina que nos cayó del cielo?
- Juan de Dios: Sé, pero antes debo decirle que no hay analfabeta más grande el que diga que no tiene nada que ver con la política. Todo, absolutamente todo, es producto de decisiones políticas. No le digo más. Sobre su pregunta sé que la Anglo Gold Ashanti supone que el oro está disperso en un área de 515 hectáreas de la zona de reserva natural, tocando en consecuencia explotar el mineral por el método de minería a cielo abierto. Sin embargo, más del ciento por ciento del territorio cajamarcuno se encuentra concesionado. Estamos pailas, compa y usted soñando despierto.
- José Octalivar: No sea dramático compadre, me puede hacer llorar. Son chismes de esos muertos de hambre ambientalistas que viven inventando y pronosticando como si fueran Dios. ¿Cómo se explota una mina a cielo abierto?
- Juan de Dios: Téngase bien duro, compa. Desocupe esa botella. Se utiliza maquinaria pesada para destruir la capa vegetal con el fin de exponer al sol la roca que es donde se supone está el oro. A estas se le hacen pequeñas perforaciones instalando explosivos, que al explotar violentamente aflojan la tierra. ¿Cómo le parece, compa?
- José Octalivar: Vamos despacio. ¿Maquinaria pesada? ¿Acabar con la capa vegetal? ¿Destruir entonces la fauna y la flora? ¿Me cree guevón, compadre? Tráteme serio, por favor…
- Juan de Dios: No se preocupe compadre, yo también soy guevón y las tengo bien puestas. La maquinaria pesada quiere decir que la manejarán solo expertos, es decir, maquinistas e ingenieros. Nosotros solo somos mocha lombrices. Por eso le digo: Vaya bajándose de esa nube, compa. Lo demás es cierto: Cajamarca dejará de ser verde con sus ríos cantarines. Será un desierto por la avaricia de la transnacional y la ignorancia y sumisión nuestra. O de usted, porque estoy dispuesto a morir peleando por la defensa del ambiente. Claro, esto no lo entiende usted, compadre.
- José Octalivar: No me asusta compa. Beba. Oye, ¿Se usará mucha dinamita en esta histórica empresa? Yo le confieso, compa: Le tengo pavor a la dinamita. Es el peor invento de la humanidad. Con los pedos sería suficiente, ¿No le parece?
- Juan de Dios: Todo está proyectado por el gran capital: La explotación durará inicialmente quince años. Anglo Gold Ashanti utilizaría un millón de toneladas de explosivos. ¿Sabe qué significa eso? Diez veces el poder destructor de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos contra las pacíficas poblaciones de Hiroshima y Nagasaki. ¿Eso es humano? Piense con la cabeza, con la razón y no con la emoción que da la avaricia que esa transnacional ha despertado en usted y algunos más.
- José Octalivar: No joda. Hable en serio, carajo.
- Juan de Dios: Eso no es nada. Pare oreja: Aflojada la tierra, con maquinaria pesada se procede a “raspar” toda la montaña, para remover la roca, porque se supone que allí está el oro. Mire este dato: Para extraer un kilogramo de oro, se necesita remover entre 130 a 150 toneladas de tierra. ¡Cómo le quedó el ojo! Aún más: En Cajamarca se considera que se removerán, en promedio, 600 mil toneladas de tierra diariamente.
- José Octalivar: Me cree tonto y pendejo, compa. Así Cajamarca sería borrada del mapa como dice el dicho. Quedaríamos con oro, pero sin en dónde comprar. Harta gracia. De todas maneras, por la plata baila el perro y si se borra Cajamarca habrán muchos pueblos donde disfrutar la riqueza, ¿o no? Mujeres buenonas hay en otros pueblos, compa.
- Juan de Dios: Como dice la biblia, creo: El que quiera oír que oiga. Una vez se tiene el material rocoso, se deposita en enormes pilas sobre plásticos, donde se rocía por semanas enteras solución de agua con cianuro que al irse escurriendo junta las partículas de oro, para luego llevar esta mezcla líquida de agua más oro más cianuro a unas enormes piscinas donde con carbón activado, se separa el oro del resto de materiales. Se calcula, compa que la mina utilizará 250 mil litros de agua por hora. Es decir: El proyecto es monstruoso y usted todavía soñando despierto. Favoreciendo a los ricos, que ni siquiera son ricos de Colombia. Es más: Ni siquiera se sabe cuál es la nacionalidad de éstos. Reacciona, compa.
- José Octalivar: Mira, compadre: Yo lo estimo mucho. Usted sabe que daré la vida por usted, donde sea y con quien sea. Ya estoy borracho y harto. Pero me parece una estupidez lo que dice. No es cierto. Los doctores que manejan la mina son gentes muy cultas, decentes y colaboradoras. Mire usted: En mi vereda arreglaron el camino, pintaron la escuela, regalaron uniformes deportivos, mandaron a dos miembros de la comunidad a estudiar a Canadá. Lo que pasa es que usted está rabón, compa. Es amargado y si quiere pégueme en la cara, compa. Píntela como quiera…
- Juan de Dios: Violencia engendra violencia. Respóndame uno a uno los siguientes interrogantes: ¿Dónde quedarán los 161 nacimientos de agua que se encuentra en la zona, según Cortolima? ¿Qué pasará con los ríos: Coello, Bermellón y las decenas de quebradas? ¿Qué pasará con el milenario bosque de niebla, su biodiversidad y las especies en vía de extinción que allí habitan y que usted tanto admira? ¿Qué pasará con los millones de toneladas de tierra impregnadas con cianuro que dejará Anglo Gold Ashanti con su decencia como dice usted? ¿Acaso es sostenible esta actividad que mata la naturaleza, esteriliza los suelos y aniquila la vida? ¿Qué pasará con las corrientes subterráneas que serán necesariamente contaminadas? ¿Qué pasará con la lluvia ácida producía por las masivas emanaciones de óxido nitroso producto de las explosiones en la mina? Es más: ¿Esto es desarrollo y bienestar para nuestra región?
- José Octalivar: Basta ya. No más. Parece un Procurador. Un inquisidor. Me voy. Con usted no se puede hablar. Hasta la vista, compa. Me voy, sí, me voy. Es mejor evitar un problema, me voy.
- Juan de Dios: La verdad duele. Váyase con su Anglo Gold Ashanti al carajo. El agua vale más que el oro. Digo con fuerza aquí y en cualquier parte: “Sí a la vida, no a la mina”.
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