sábado, 17 de febrero de 2024

Hambre y sed en cárcel de Picaleña, Ibagué, Tolima

 

Foto: Getty Images

Por Nelson Lombana Silva


Presos de la cárcel Picaleña, en Ibagué (Tolima), han lanzado un S.O.S para que los organismos de Derechos Humanos y las autoridades competentes, se apersonen de la situación dramática que están viviendo actualmente.

La comida no es la mejor por decir lo mínimo. Hace más de tres meses el caspete no está funcionando y cuando funciona de vez en cuando, solo venden galguerías que poco y nada alimentan. El hambre en los reclusos de esta penitenciaría es la constante, sin que el Inpec tome cartas en el asunto.

El agua llega esporádicamente, a veces por media hora, e incluso, minutos. Los detenidos se ven en calzas prietas para recolectar el preciado líquido para el consumo, el aseo de los sanitarios, los dormitorios y los patios. El consumo es bastante limitado, indicaron reclusos con suma preocupación.

También denuncian que hay personas que hace rato pagaron su pena y, sin embargo, siguen detenidas inexplicablemente. No hay una explicación clara sobre el particular.

El acceso a los medicamentos es bien limitado, los reclusos tienen que hacer verdaderos malabarismos para poder tener acceso al médico y al medicamento. Muchas personas han muerto en estado de indefensión, sin que el Inpec haya tomado cartas en el asunto.  

Los Derechos Humanos del recluso no son tenidos en cuenta al parecer. Por lo tanto, esta comunidad pide al gobierno compromiso y solución a esta compleja y dramática situación. Pide que sea denunciado nacional e internacionalmente en aras de que haya soluciones concretas y el sindicado pueda cumplir su pena en condiciones medianamente humana.

Todo indicaría que la corrupción campea en los centros penitenciarios del país, cáncer que el gobierno nacional no ha podido extinguir totalmente, a pesar de la heroica lucha que viene librando.

La sociedad no puede ser indiferente ante esta cruda realidad. No puede cerrar los ojos y taparse los oídos, debe asumir una postura de solidaridad con estas personas que han cometido alguna falta, por cuanto siguen siendo seres humanos. El dicho, dice: “Hoy por mí, mañana por ti”. 

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