martes, 18 de octubre de 2022

Que el Pacto Histórico en el Tolima sea ejemplo nacional de unidad


Por Agamenón

Con el arribo a la Casa de Nariño del Pacto Histórico más la confluencia de fuerzas por fuera de éste, se ha dado un importante paso en la lucha por deponer la violencia y aclimatar la paz en Colombia. Sin embargo, es un inicio que está en pañales, que hay que proteger para que su crecimiento y desarrollo sea exitoso. Las elecciones regionales programadas para el año entrante son un verdadero termómetro, que nos permitirá saber varias cosas. Resulta la prueba muy prematura, pues el presidente del Pacto Histórico ni siquiera ha cumplido los primeros cien días de su gobierno. La situación resulta bien complicada. Un reto que hay que asumir sí o sí.

Ante esta cruda e inexorable realidad, no queda otra alternativa que llamar a la sensatez y a la madurez política para que prime el interés colectivo sobre el individual y las candidaturas sean de unidad y de amplia convergencia democrática. Ojalá el Pacto Histórico y más allá de éste, en el caso particular del Tolima, sea ejemplo nacional en esta materia. El momento y las circunstancias lo ameritan.

La bandera inmaculada de los comunistas, históricamente, ha sido la unidad. Bien lo dijo el guerrillero heroico, Ernesto Che Guevara: “La unidad es táctica y estratégica”. Es el único camino posible para avanzar en la construcción de una nueva sociedad, sociedad basada en la democracia, en la paz con justicia social y en la sana integración con las demás naciones del mundo.

El momento es bastante complejo. Hay un gobierno que, por primera vez en Colombia, está cumpliendo lo propuesto en campaña. Está enfrentando con decisión el sector burgués untado de narcotráfico, tiene en marcha una reforma tributaria para que al fin los ricos se dignen pagar impuestos. Además, ha dado pasos importantes para normalizar las relaciones internacionales, en el marco de la soberanía nacional, la libre autodeterminación de los pueblos y la no intromisión en los asuntos internos de los demás países. Tampoco se puede desconocer el esfuerzo por la Reforma Agraria, el sueño dorado del campesino colombiano.

Todos estos planteamientos y decisiones presidenciales, han sido terriblemente tergiversados, desinformados e ignorados por los grandes medios masivos de comunicación. Es decir, el grueso del pueblo colombiano se encuentra incomunicado con esta realidad. Es común escuchar opiniones como estas: “Ganó Petro y no pasó nada”, “Ganó Petro y la carestía se incrementó exponencialmente”, “Ganó Petro y la violencia sigue cobrando víctimas inocentes en todo el país”.

El analfabetismo político se convierte en el mejor aliado de la burguesía transnacionalizada y mafiosa. En esas condiciones, hay que hacer un verdadero frente para contrarrestar la desinformación, la calumnia y la mentira que fluyen a diario por estos medios masivos, con muy pocas y honrosas excepciones.

Sin embargo, lo fundamental es que los integrantes del Pacto Histórico y más allá de éste, asuman con grandeza su responsabilidad y no se dejen avasallar por la egolatría y el personalismo enfermizo. Las palabras conmueven, pero los ejemplos arrastran, decía el héroe cubano José Martí. Cada organización, por pequeña o grande que sea, debe brillar por la humildad y la sensatez política. No es imponiendo como se avanza, es argumentando, convenciendo no con palabras, sino con hechos.

Si no asumimos una postura consecuente con el momento histórico, todo será un sueño fugaz, efímero y pasajero. La burguesía sí sabe para qué es el poder, sabe defenderlo, mantenerlo y recuperarlo. No es una suposición, es una cruda realidad. La Unión Soviética se dejó infiltrar y con el cuento de la Perestroika y la Glasnost, giró violentamente hacia el capitalismo y la desintegración total.

La situación del Tolima con sus 47 municipios no es la mejor, pues está en manos de una sola persona ambiciosa, duramente cuestionada, al parecer protegida hasta ahora por los distintos organismos de control. Es un intocable como el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, según la CIA.

Así, pues, no estamos enfrentando “un tigre de papel”, estamos enfrentando una rancia clase politiquera, altamente contaminada y descompuesta. Actuar con sensatez, con prudencia y con responsabilidad. Así lo exige el momento histórico. Ojalá no seamos inferiores a este reto.

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