miércoles, 28 de enero de 2015

Solidaridad con la revolución bolivariana de Venezuela

Por Nelson Lombana Silva

Los pueblos del mundo deben dirigir la mirada hacia la revolución bolivariana de Venezuela que contra viento y marea se viene desarrollando, en medio de las dificultades y la dura y brutal arremetida de la oligarquía y el imperialismo norteamericano.




Métodos similares a los utilizados por la CIA – Agencia de inteligencia de los Estados Unidos – contra el gobierno de la Unidad Popular liderado por el carismático presidente Salvador Allende en Chile, viene implementándose ahora contra la república bolivariana de Venezuela, la patria del libertador Simón Bolívar. Es casi que calco y copia.


Almacenar los alimentos e impedir a propósito su venta libremente por parte de los oligarcas para sembrar el caos son prácticas repudiables que solo pueden practicar regímenes capitalistas pro fascistas. Lo mismo hace casi 50 años Estados Unidos contra la heroica Cuba socialista en el marco del bloqueo económico.


Es decir, lo que viene sucediendo en la hermana república bolivariana de Venezuela, es la continuidad monstruosa del capitalismo altamente transnacionalizado. Pretende rendir la decisión soberana de este pueblo que ha decidido primero con Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro Moros, romper las odiosas cadenas del tío sam y la rancia oligarquía criolla.


No es gratuito que la prensa de la oligarquía (Radio, periódicos y televisión) dedique espacios extensos  a desinformar, alienar y presentar una realidad virtual distinta a la realidad concreta. Es el papel vergonzoso que cumple a cabalidad esta prensa arrodillada, mezquina y mediocre.


La crisis económica, que sacude al mundo por cuestión de la baja de los precios del petróleo, el imperialismo pretende utilizar para dar un nuevo zarpazo al proyecto revolucionario en este país, el cual no tiene reversa como diría el comandante Hugo Chávez en su momento.


Es vergonzoso que la clase dirigente colombiana, dócil y amaestrada, se preste de una forma descarada y abierta para hacer abortar el proceso humanista que se viene incubando en este país hermano.


Uribe está desenmascarado hace rato. Es un agente de la CIA al servicio de los Estados Unidos. Ahora, salta a la palestra el ex presidente godo Andrés Pastrana Arango, el hijo de Misael Pastrana, el mismo que anocheció perdiendo y amaneció ganando la presidencia de la república.


Borrego al servicio del imperio cumple su tarea de pretender desprestigiar la lucha del pueblo patriota con su presidente Maduro Moros a la cabeza. Defiende su podrida y corrupta clase social. ¿Qué autoridad moral tiene este “fósil político”, como lo determinó acertadamente el presidente Maduro?


Mientras hablaba de paz con la guerrilla, se abría de patas para que los Estados Unidos implementara a toda marcha el criminal Plan Colombia. Este plan se concibió, se escribió y se desarrolló en inglés. Pastrana apenas fue un dócil espectador, porque le faltó carácter y dignidad para defender la soberanía nacional y la libre autodeterminación de los pueblos.


¿Cuántos presos políticos en Colombia durante la era turbulenta de Pastrana? ¿Cuántos desaparecidos, amenazados y desplazados? ¿Cuántas injusticias en las cárceles colombianas durante su mandato?


Ahora, en su ocaso inexorable dice preocuparse dizque por la democracia y los derechos humanos de los criminales presos en Venezuela. Los agitadores y agentes de la burguesía y la CIA, que traicionando la patria, se ponen a favor de la reacción para que este país vuelva a ser finca de los Estados Unidos, como es Colombia, desafortunadamente. Las ratas se buscan, indudablemente.


Hay que hacer todo lo posible e imposible por defender la patria de Bolívar. La solidaridad y el internacionalismo proletario deben brillar ahora más que nunca. En cualquier región del Tolima, Colombia o el planeta tierra, donde haya conciencia social y de clase, hay que crear comandos u organizaciones en defensa del proceso revolucionario en Venezuela. No podemos quedarnos con simples declaraciones o cruzados de brazos, por cuanto en grado sumo el futuro de América Latina y el Caribe, depende en grado sumo de los sucesos que se sucedan en este país. Además, es la vigencia indudable de la lucha de clases. A los comunistas y pueblo en general, expresamos una vez más nuestra solidaridad incondicional y decidida. El proceso debe profundizarse. Avanzar.


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