jueves, 16 de octubre de 2014

El poder mágico de la alegría en el Comunista

Alegría en el Comunista ,José Padaui Gómez y Alberto Bermúdez Roa, procedentes de Cartagena de Indias; Fidel Castilla, Barranquilla; Jorge Velásquez Armanza, Sincelejo; Francisco Barreto y Wenceslao Pérez Ramírez, Neiva.Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

Entre las características del comunista figuran sin lugar a dudas la alegría y la esperanza firme en el porvenir. En el rostro de un comunista no hay amargura, ni desesperanza, ni desesperación, ni personalismo, ni ambiciones santanderistas, ni confusiones. Todo lo contrario. En sus últimos días el camarada José Nelson Tovar Rojas, primer alcalde comunista que tuvo Colombia, dijo: “Estoy de salud remal, pero qué lindo es vivir”. Diríase que murió con una sonrisa a flor de piel, pensando siempre con donaire en el futuro de la humanidad y en el Socialismo…



El camarada Jaime Pardo Leal, a pesar de las insistentes y graves amenazas, que finalmente le costó su vida, al decir de los que tuvieron la oportunidad de estar cerca de él, nunca tuvo expresiones de amargura. Su fino y sincero humor lo irradiaba a su alrededor en abundancia. Y así podríamos seguir colocando ejemplos.


Es el caso particular de la reciente conferencia nacional ideológica, una vez terminó la deliberación correspondiente a la primera jornada, una jornada ubérrima en argumentos y discusiones bien fundamentadas, vino el descanso reparador al caer la noche yerta en la inmensa ciudad Bogotá.


Fue una noche apacible, fría por el clima, pero cálida por los camaradas que se hospedaron en el tradicional hospedaje JTC. Se hizo una pausa al intenso y revolucionario debate, para dejar volar la imaginación y sobre todo los recuerdos, quizás cuando se era feliz e indocumentado para traer a colación una frase de nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez. ¡Qué delicia!


José Padaui Gómez y Alberto Bermúdez Roa, procedentes de Cartagena de Indias; Fidel Castilla, Barranquilla; Jorge Velásquez Armanza, Sincelejo; Francisco Barreto y Wenceslao Pérez Ramírez, Neiva, revivieron minuto a minuto momentos estelares de sus vidas complejas y revolucionarias, siempre con tinte frondoso de exageración y fino humorismo que alegró la estadía allí de principio a fin. Apuntes mágicos y carcajadas espontáneas elevaron la temperatura gélida con increíble capacidad.


Durante el desayuno, estos camaradas no pararon de contar anécdotas y experiencias pueriles con qué gracia y amplitud. Francisco Barreto, no solo se reacomodó su cachucha para parecerse a célebre personaje mundial, que llevó a decir a Alberto Bermúdez Roa, que había que escribirle una crónica intitulada: “En cuerpo ajeno”, sino que recorrió los corredores del vetusto aposento anunciando que por allí había pasado el comandante Hugo Chávez. “Aquí durmió Chávez, decía con insistencia, yo entré al cuarto donde durmió y hay unos letreros que así lo atestigua”. Ninguno de los presentes ni negó, ni confirmó aquella versión presentada con qué alharaca.


Recordaron los camaradas su paso por Moscú. La lluvia de anécdotas y experiencias que de alguna manera ayudaron a forjar la conciencia de clase. Por ejemplo, el camarada José Padaui  Gómez, ayudando a pasar la calle moscovita a la sexagenaria con qué espíritu solidario. Espíritu solidario tan desarrollado que no quería que un solo paisano suyo se enterara, pero el tiro le salió por la culata porque sucedió todo lo contrario: Ninguno desconoció desde ese día las virtudes solidarias del camarada José Padaui.


Francisco Barreto fue condecorado a honoris causa por la preocupación que le asistía y la sagacidad en conseguir rusas que hablaran español. “Me dieron un premio”, dijo argumentando su labor, pero sobre todo clarificando, que mujeres que ayudaban a la labor traductora y no más…De esta manera, le salió al paso a las especulaciones y exageraciones de algunos de los presentes, durante la fraternal y amena tertulia, mientras el desayuno se cocía. 


Allí, estuvo desayunando el camarada Darío Eccehomo, bueno “Ascencio”, gracias a un pequeño lapsus de un camarada al dirigirse a él. Es de Manizales. Goza de un humor sencillamente extraordinario. Amable, solidario y abierto a decir las cosas sin ambages, respira alegría y esperanza por todos sus poros. Muy galante llegó con un ramillete de camaradas a tomar la primera vianda del día. Se acomodó en la pequeña mesita acondicionada como comedor y como buen paisa no paró de hablar.


Alguien – no recuerdo quien lo dijo – dijo que el Partido Comunista es una familia que se admite con sus defectos y cualidades. Aquello nos parecía una frase de cajón, una exageración, una tesis difícil de demostrar, sobre todo en un sistema de los antivalores caracterizado por la corrupción, la violencia, el individualismo, la mentira y la infamia. En realidad, viendo el comportamiento de estos camaradas y muchos más que se hospedaron en otros sitios, hay que decir con absoluta seguridad que es cierto.


Es una infamia la calumnia de que somos víctimas a diario los comunistas, cuando nos tildan de huraños, amargados, violentos y apocalípticos. Somos todo lo contrario. Somos ciencia, humanismo, democracia, alegría y esperanza. Es decir: Somos teoría y práctica, o sea, marxistas – leninistas. Por lo menos así lo demostraron los camaradas en ese hostal en el marco del magno evento ideológico de carácter nacional. No es una especulación, es una realidad concreta.



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