viernes, 9 de mayo de 2014

Payandé, Tolima, sentenciado a muerte por Cemex S.A.

Camarada Evelio Villarreal Herrán . Foto Nelosi
 Por Nelson Lombana Silva

 El corregimiento de Payandé, municipio de San Luis, Tolima, se encuentra sentenciado a muerte por la transnacional mejicana Cemex S.A. Cada día que pasa su muerte es inminente ante la voraz medida de esta transnacional que se mueve como pez en el agua ante la indiferencia inexorable de las autoridades.



Su belleza natural exuberante de una montaña húmeda paulatinamente se viene convirtiendo en zona desértica por la forma infame como dicha transnacional se roba sus materiales a la vista del gobierno nacional. El agua ya no corre cantarina como otrora, la rica fauna ha desaparecido y el aire puro ya no existe. Toda esa riqueza nuestra va a manos extranjeras y solo nos quedan los huecos y la contaminación.


El camarada Evelio Villarreal Herrán es natural de este corregimiento. A sus 70 años de edad, recuerda cuando era niño y deambulaba libremente por estas calles con grama y adornadas de corpulentos árboles y fauna multicolor. “Había pobreza – señala – pero no tanto como la que hay hoy”.


Su rostro se contrae en una verdadera mueca de indignación e impotencia ante el descomunal poder capitalista de estas multinacionales y transnacionales que se mueven como pedro por su casa, sin ataduras o leyes que las controlen.


Había agua por todo lado. Fauna y fincas productoras de plátano, yuca, cachaco, café, etc. Hoy solo hay gigantescos huecos, contaminación y soledad. “Esa misma suerte y quizás más grande correrá el municipio de Cajamarca, la denominada despensa agrícola de Ibagué y Bogotá”, señala.


Payandé hoy .- Foto Nelosi
Mientras mira la pantalla del computador donde escribe afanosamente sus memorias, llama a la juventud a salir de ese letargo de indiferencia que le asiste y a luchar por la defensa de la naturaleza, los recursos naturales, la soberanía nacional y la dignidad de la patria. “Hay que levantar una campaña por el rescate del paraíso de Payandé, Tolima”, indica.


Las páginas web: www.pacocol.org y www.semanariovoz.com dialogaron con el dirigente Comunista y sindical Evelio Villarreal Herrán: 


-         Camarada Evelio Villarreal Herrán, ¿Qué recuerda de su pueblo natal, su patria chica, Payandé, Tolima?


Era un pueblito rodeado de vegetación, pobre, pero alegre. Nos entreteníamos jugando trompo, corriendo sobre grama y compartiendo con los niños de mi edad. Era un paso obligado de los campesinos que llegaban de la cordillera Los Andes, por los lados de la hacienda La Esmeralda. Por el lado de la izquierda estaba el otro camino para la cordillera y por ahí la finca El Tamarindo. Por ahí entrábamos y llegábamos a la quebrada El Cobre y por ahí subíamos a la vereda El Salitre, donde toda la gente era de filiación liberal.


Más arriba quedaba la vereda San Jacinto, era gente de filiación conservadora. Durante la dura violencia por ser godo o cachiporro durante los sábados y los domingos se cuajaban tremendas macheteras porque había campesinos arriesgados y expertos en manejar esta herramienta.


Payandé era ese puerto donde toda esa gente llegaba con el café, el cual era comprado por don Efraín Olaya, era el adinerado del pueblito; era una tienda grandísima y él les compraba el café, lo mismo este señor Alberto Moscoso, quien fue como dos o tres veces alcalde de San Luis por el partido Conservador. Claro, había otras familias prestantes: Los Martínez, por ejemplo.


Lo cierto fue que los personajes que llegaron inicialmente a montar el negocio, lo hicieron con mentiras, porque el cuento era que estaban interesados en comprar tierras para montar un criadero de chivos.


Abelardo Peña les vendió su finca “La Miedosa” por $25 mil pesos; era mucha plata para la época. En esa finca comenzó a actuar Cementos Diamantes, comenzando a sacar la caliza. Pero también hay otros sitios en la región donde han sacado puro mármol. Gentes de otras partes han explotado todo eso.


Lo terrible de todo es que las utilidades van para otro país (Méjico) y a nosotros solo nos queda sino el daño. Compraron el barrio Salvador Allende, lo acabaron para construir la banda.


Bueno es decir de las dos quebradas que he venido hablando: La Miedosa y el riachuelo Riofrío. La quebrada el Riofrío le suministraba el agua al pueblito de Payandé en canal abierta. Era agua potable, la consumíamos sin hervirla. Después colocaron tubería.


-         De niño, ¿Cómo recuerda la geografía de Payandé, Tolima?


Era una zona montañosa. Era un pueblo fresco, sumamente bueno para vivir. Había pobreza pero no tanto como ahora. Se ha disparado el bandalaje, el paramilitarismo, acciones que supuestamente han implementado los empresarios – me imagino, no puedo asegurar – para ir sacando a los habitantes del pueblo. En la zona también hubo empresarios chilenos con capital norteamericano explotando el cobre. Por eso el nombre de la quebrada El Cobre. Algunas relatan que sacaban hasta quince clases de minerales, entre ellos, oro. Esa misma mina va a totear en el municipio de Rovira. Hay mucha riqueza en toda esta cordillera.


-         ¿Qué nos puede decir acerca de la fauna? ¿Qué recuerda?


Era una región rica en animales, claro. Mi padre en un crisis que tuvo al quedar sin trabajo, le dejaron un terreno en esa montaña, en una pobreza tan grande, mi padre salía a cazar animales, entre ellos recuerdo, el borugo, me parece que es el animal de monte más sabroso, es parecido al sabor del marrano (cerdo) pero mucho más sabroso; estaba el venado, el cafuche, el armadillo o gurre, la guacharaca, la chilacoy. Era sabroso después de las seis de la tarde oír cantar todas esas aves de esa montaña.


-         En cuanto al recurso hídrico, ¿Era abundante o era una zona seca como es hoy?


Agua suficiente había, porque nos dábamos el lujo de tener una acequia abierta por terreno y nunca faltaba agua. Se producía yuca, plátano, cachaco y en la parte fría café.


-         Donde hay hoy esas grandes excavaciones ¿Qué había antes ahí?


Eran fincas que si se querían sembrar una plantación de plátano y yuca había que rozar montaña. Recuerdo que el pedazo que tuvo mi padre ahí, al viejo le tocó echar hacha, tumbar muchos árboles y luego quemar para ahí sí organizar la huerta. Él hizo el ranchito y yo le hacía de comer, porque el resto de la familia se quedaba en casa de mi abuelita.


Era una situación muy sabrosa. Uno se bañaba en Riofrío en canoas que tenían cien metros de largas y de profundidad tenía dos y más metros y uno veía desde arriba esas mojarras cómo nadaban. Esa agua clarita. Se bañaba uno sabroso. Era un agua eso sí muy fría, pero sí no sabía nadar corría el riesgo de ahogarse, porque esas canoas tenían más de dos metros. Eran terrenos muy húmedos.


-         ¿Qué piensa de la presencia de la transnacional Cemex S.A.?


Es muy grave. Mire usted cuánto vale un bulto de cemento. Vale como $24 mil pesos; están exportando el cemento, a parte que la utilidad se va y a nosotros nos están dejando un desierto. Es más: Van a acabar de tumbar el pueblo. Es un pueblo histórico que bien se podría comparar con Aracataca, por su parte histórica. Está el templo, el parque, el colegio, la escuela, canchas de fútbol e incluso, piscinas. Es un sitio turístico. Va un sábado y encuentra aguacates, plátano, yuca a precios muy cómodo. Es malo que sigan con esa política de arrasamiento y que el pueblo no de la lucha para defender lo nuestro, lo histórico; defender las propiedades que han sido toda la vida de los campesinos, de las gentes humildes.


Hay que levantar una campaña por el rescate del paraíso de Payandé. De lo contrario nos queda es un desierto maluco porque no está contribuyendo en nada. Por el contrario, se está originando el calentamiento de la tierra y las enfermedades que produce toda esa polución. Produce solo muerte.


-         ¿Qué siente usted como hijo de Payandé cuando sabe que va a ser “devorado” este pueblo por la transnacional Cemex S.A.?


Siento mucha nostalgia, sobre todo cuando recuerdo lo que era esa montaña y lo que era Payandé y lo que es ahora. Se siente uno impotente, como atado de pies y manos y no poder hacer mayor cosa, porque es un pueblo de derecha, reaccionario y dominado por el paramilitarismo, con pocas posibilidades de reaccionar a defender la identidad y los recursos naturales, especialmente el medio ambiente.


-         ¿Cree usted que Payandé desaparecerá por obra y gracia de la transnacional Cemex S.A.?


Sí desaparece ante la falta de solidaridad no solo de los habitantes de allí, sino de otras regiones del departamento y de la nación. Gualanday es un poblado que también tiende a desaparecer ahora con la construcción del túnel. Debería unirnos para parar a estas transnacionales depredadoras y criminales que vienen por todo sin pena y sin gloria. Antiguamente decían los mineros que ellos contaminaban con las uñas pero hoy se contamina es con maquinaria pesada. La tecnología de punta le permite a estas multinacionales acabar con más rapidez el medio ambiente, la fauna, la flora, mejor dicho: Todo.


-         ¿Después de acabar con Payandé no seguirán otros pueblos?


Creo que sí. Nunca se había denunciado esto, hasta ahora que usted lo viene haciendo a través del semanario Voz y las páginas web. Lo de Cajamarca es peor, porque Cajamarca hace parte de la montaña de los Andes, la despensa agrícola de Ibagué y de Bogotá; además, es un completo manantial donde brota agua potable por todas partes que consumimos los ibaguereños y los tolimenses, en general.


Eso va a ser terrible. Y a mis setenta años, lo que más me da nostalgia  es la quietud de la juventud, la indiferencia, la pasividad ante estos hechos tan graves. Quiero invitarla a reaccionar y a asumir una posición crítica, consecuente y decidida contra todas estas infamias del sistema capitalista contra el pueblo y contra la naturaleza. No más quietud. Sabemos que en treinta o cuarenta años no vamos a tener agua los ibaguereños. Debiéramos saber que el agua es vida, el oro solo orgullo vano.


Los recursos se deben extraer sin hacerle daño a la naturaleza para el pueblo y no para multinacionales y transnacionales como viene sucediendo. Me ofende ese terminacho de dizque regalía. ¿Cuál regalía? Si los recursos son nuestros. Lo que sucede es que nos lo están robando todo, absolutamente todo. Tenemos que unirnos y hacer el cambio que vienen haciendo países como Cuba, Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia, etc.


Mi invitación a la juventud es a luchar por la defensa de los recursos naturales, la soberanía nacional y alimentaria, a luchar por la dignidad de la patria. Basta ya de conformismo, pasividad y resignación. 

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