Una fuerte corriente internacional candidatiza a los médicos cubanos a recibir el galardón del premio Nobel de Medicina en 2020. Cada vez se escuchan más voces desde distintas y distantes regiones del mundo. Es un merecido reconocimiento a la entereza de los médicos cubanos por salvar vidas en las zonas más distantes y deprimidas del planeta tierra.
No portamos armas nucleares, ni armamento de destrucción masiva para matar seres humanos, tenemos médicos para salvar vidas, señaló el comandante Fidel Castro. En ese mismo discurso rechazó el cuento de “armamento inteligente”, al decir que qué inteligente puede ser un artefacto diseñado para matar seres humanos.
Esa política criminal e imperialista corresponde a Estados Unidos. Se jacta de tener armamento sofisticado de destrucción masiva, con capacidad de llegar a la región más distante en cuestión de minutos e incluso, segundos. Ya lo hizo al dejar caer la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 de agosto de 1945. Más recientemente la destrucción de Irak y demás países del área, simplemente para apoderarse de los recursos naturales, especialmente el petróleo.
Cuba, en cambio, ha dedicado toda su Revolución Socialista, a conservar la vida y la esperanza de su pueblo y de la humanidad en su conjunto. Ha llegado a las regiones más distantes y empobrecidas con el lenguaje de la vida y de la esperanza que encarna la medicina. Su solidaridad militante no tiene antecedentes en la historia de los países del hemisferio occidental. Cuando Haití fue arrasado por el huracán, mientras Estados Unidos se “solidarizó” enviando marines armados hasta los dientes, Cuba llegó con un verdadero contingente de médicos y medicina, sin aspaviento y sin intereses creados por anticipado.
Ahora con el tema de la pandemia del Covid – 19, mientras Estados Unidos persiste en la torva idea de invadir militarmente a la hermana República Bolivariana de Venezuela, Cuba llega con médicos y medicamentos a contribuir a neutralizar la pandemia. Los gringos intensifican en el brutal bloqueo económico y Cuba, interpretando el internacionalismo proletario, asiste con fraternidad a prestar solidaridad incondicional, a cambio de nada.
A pesar de la demencial censura mediática, la verdad se abre paso y los pueblos saben del sentimiento humanista que caracteriza al pueblo cubano y a la profunda Revolución Socialista que contraviento y marea se desarrolla en condiciones muy adversas. Cada cubano es Fidel, dispuesto al sacrificio y al heroísmo batallando contra la muerte que encarna el sistema capitalista y por la vida que encarna el Socialismo.
Así, los médicos cubanos tienen sobrados méritos para ser merecedores del Premio Nobel de Medicina. No hay duda de ninguna naturaleza, pues los hechos son claros y contundentes. En el 2017, tuvimos la fortuna de estar en la clínica Cira García de la Habana (Cuba), durante casi 20 días, pudiendo constatar la calidad de la medicina, pero sobre todo la solidaridad del cuerpo médico que nos atendió de principio a fin. Nunca nos sentimos extranjeros. Gracias a su accionar profesional y oportuno, pudimos salvar nuestras extremidades inferiores.
Todo proceso revolucionario serio, prioriza la salud y la educación, toda vez que un pueblo aliviado y educado es dueño de su destino, sabe de dónde viene, qué hace y para dónde va, defiende sus derechos y siente vibrar en sus entrañas la solidaridad. Esa es Cuba, territorio libre en América.
Esa política criminal e imperialista corresponde a Estados Unidos. Se jacta de tener armamento sofisticado de destrucción masiva, con capacidad de llegar a la región más distante en cuestión de minutos e incluso, segundos. Ya lo hizo al dejar caer la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 de agosto de 1945. Más recientemente la destrucción de Irak y demás países del área, simplemente para apoderarse de los recursos naturales, especialmente el petróleo.
Cuba, en cambio, ha dedicado toda su Revolución Socialista, a conservar la vida y la esperanza de su pueblo y de la humanidad en su conjunto. Ha llegado a las regiones más distantes y empobrecidas con el lenguaje de la vida y de la esperanza que encarna la medicina. Su solidaridad militante no tiene antecedentes en la historia de los países del hemisferio occidental. Cuando Haití fue arrasado por el huracán, mientras Estados Unidos se “solidarizó” enviando marines armados hasta los dientes, Cuba llegó con un verdadero contingente de médicos y medicina, sin aspaviento y sin intereses creados por anticipado.
Ahora con el tema de la pandemia del Covid – 19, mientras Estados Unidos persiste en la torva idea de invadir militarmente a la hermana República Bolivariana de Venezuela, Cuba llega con médicos y medicamentos a contribuir a neutralizar la pandemia. Los gringos intensifican en el brutal bloqueo económico y Cuba, interpretando el internacionalismo proletario, asiste con fraternidad a prestar solidaridad incondicional, a cambio de nada.
A pesar de la demencial censura mediática, la verdad se abre paso y los pueblos saben del sentimiento humanista que caracteriza al pueblo cubano y a la profunda Revolución Socialista que contraviento y marea se desarrolla en condiciones muy adversas. Cada cubano es Fidel, dispuesto al sacrificio y al heroísmo batallando contra la muerte que encarna el sistema capitalista y por la vida que encarna el Socialismo.
Así, los médicos cubanos tienen sobrados méritos para ser merecedores del Premio Nobel de Medicina. No hay duda de ninguna naturaleza, pues los hechos son claros y contundentes. En el 2017, tuvimos la fortuna de estar en la clínica Cira García de la Habana (Cuba), durante casi 20 días, pudiendo constatar la calidad de la medicina, pero sobre todo la solidaridad del cuerpo médico que nos atendió de principio a fin. Nunca nos sentimos extranjeros. Gracias a su accionar profesional y oportuno, pudimos salvar nuestras extremidades inferiores.
Todo proceso revolucionario serio, prioriza la salud y la educación, toda vez que un pueblo aliviado y educado es dueño de su destino, sabe de dónde viene, qué hace y para dónde va, defiende sus derechos y siente vibrar en sus entrañas la solidaridad. Esa es Cuba, territorio libre en América.
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