Contrario a la palabrería vana y agresiva de la burguesía, que repite maquinalmente a través de sus medios masivos de comunicación, de que el comunismo es violencia y destrucción, la realidad señala que la ideología del comunismo, fundamentalmente, es el amor. Tanto ama el comunista al pueblo que está dispuesto a dar su vida, tal como lo hizo Jesús al morir torturado y colgado del madero por la humanidad.
Ejemplos inmaculados de este talante hay en cantidades industriales en todo el mundo. Fidel Castro Ruz, dedicó toda su vida a luchar en su patria por su pueblo, no le hizo una sola concesión al imperialismo norteamericano, ni traicionó la confianza que el pueblo depositó en él. Lo mismo sucedió con Ernesto Che Guevara o el mismo Manuel Marulanda Vélez, Jaime Pardo Leal o Bernardo Jaramillo Osa, entre miles y miles.
El comunista ama de verdad. No alardea ni desfigura la naturaleza y esencia del amor. Otro ejemplo elemental: La mayoría de alcaldes de Coyaima (Tolima), terminan sus mandatos y salen con casas monumentales en los barrios ricos de Ibagué, José Nelson Tovar Rojas, primer alcalde comunista en Colombia, terminó sus días en un modesto hogar Geriátrico de esta ciudad capital.
El camarada Raúl Rojas González, es un ejemplo viviente de ese amor impoluto hacia su clase social. Toda su vida la ha dedicado a luchar por un departamento más justo y humano, a partir de la ideología comunista. Fue diputado y concejal de su pueblo natal. Sin embargo, vive modestamente en los barrios más humildes de ciudad.
Natural de Chaparral (Tolima), nació el 22 de septiembre de 1939, siendo sus padres: Tiburcio Rojas y María Antonieta González. Fue su esposa de toda la vida, María Oliva Campos Torres, también revolucionaria comprometida con los cambios estructurales que necesita Colombia. Su vida fue un verdadero apostolado, pletórico de amor impoluto.
El 10 de abril de 1966, la habitación campesina de don Tiburcio fue atacada por unidades militares adscritas al batallón General Caicedo, con sede en Chaparral (Tolima), siendo asesinado un hijo de éste y hermano de Raúl, el compañero Pedro, lo mismo que un labriego de la región, Hernando Lizcano. En esa oportunidad, el camarada Raúl fue impactado, perdiendo una vista y herido en una pierna.
Esta familia fue acusada de subversiva. Raúl duró varios años en la cárcel y fue sometido a dos consejos verbales de guerra, siendo asistido por el abogado, Humberto Oviedo Hernández. Durante dichos consejos, el camarada Raúl en vez de defenderse, aprovechó el escenario para denunciar públicamente la macabra alianza militar-paramilitar. En una larga y argumentada intervención denunció ampliamente la situación de violencia de estado que se venía desarrollando en Colombia, muy especialmente en el sur del departamento de Tolima. Su vibrante intervención la terminó con las siguientes palabras: “Quien con su espíritu manchado decretara sentencia condenatoria contra nosotros, antes deberá besar la frente de Cristo y ahí encontrará la justicia social y verá que no somos los inocentes los que debemos ocupar el banquillo de los acusados, sino todos los criminales que aquí aparecen…”
Estuvo en la Unión Soviética, inicialmente por salubridad y posteriormente, estudiando el pensamiento marxista y leninista. De regreso a la región, el compañero Raúl, mucho más estructurado política e ideológicamente, acentúa su lucha revolucionaria recorriendo la escabrosa región, desafiando el peligro y la cruda violencia partidista orquestada por los jefes de los partidos tradicionales de la época: El Liberal y el Conservador.
Al cumplir años, en 1986, su hija Fadelly, le hace llegar el libro: “La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile”, de Gabriel García Márquez, con una hermosa y sentida dedicatoria y un acróstico sumamente dicente y pletórico de amor.
La dedicatoria, dice: “Camarada: Admiro tu constancia en la lucha. Mi camino sigue tu “ruta”. Altiva agitaré la bandera de la victoria. Reinará la tranquilidad después de la tormenta, auroras nunca vistas entrarán por la ventana, donde nos levantaremos listos a la jornada. Avanzaremos con el paso firme y la sonrisa victoriosa de tu hija Fadelly”. (En tu día felicidades papá)
Por su parte, el acróstico poético es el siguiente:
Para el ser que más admiro y respeto: Mi padre
Renace un día más, el sol despunta melancólico,
Se nota en sus rayos el quejar angustiado de
La miseria humana, sus débiles destellos
Bañan las tristes chozas donde habita cada ser,
Cada vida, cada miseria
Cada pasado bañado por la sangre de sus antepasados.
Allí, donde la amargura es característica en los
Rostros explotados y la sonrisa es un esconder de
Las penas, donde la palabra “conformismo” se
Arraiga en lo hondo del entender y las miles de
Experiencias quedan en el fondo olvidadas,
Donde la piel se curte con el sol, y la ignorancia
Se vuelve atrevida, y el estómago se educa
Para aguantar, donde surgen los hombres que como
Tú dan la vida, por el cambio y la libertad.
Un día no lejano, los hombres que como tú,
Dejarán huellas al caminar, servirán de guía a
Nuestro pueblo “Camino de la libertad”.
Luego reinará la paz, el pueblo llorará de felicidad,
Y tu heroísmo al igual que el de todos camaradas.
Servirá de ejemplo para las generaciones
Futuras del mundo, en oscuridad.
Tus hijos y los hijos de tus hijos y los hijos de
Nuestros hijos seguirán este ejemplo, dejado por
Hombres que como tú son dignos de admiración
Y ejemplo de libertad ante el yugo de
La explotación del “hombre por el hombre”.
“Nunca se sabe cuánto se tiene cuando
Se está cerca. Solo cuando se aleja
Se sabe cuánto vale”.
Con amor para ti papá: Fadelly.
Junio 15 de 1986.
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