Una de las tareas de la biblioteca El Cañón del Combeima, ubicada en el corregimiento de Villa Restrepo, municipio de Ibagué (Tolima), es visitar con alguna regularidad las escuelas que hay en la región, manteniendo una comunicación dialógica con los niños, los docentes, los padres de familia y la comunidad en general, en la dinámica de fomentar en todos y todas, chicos y grandes, la vocación por la lectura y la admiración hacia los libros y por su intermedio la cultura, el amor por el medio ambiente, la paz y la convivencia.
En esa tarea descomunal y quizás quijotesca, hemos tenido en la docente Catalina Barreto de la escuela El Retiro un apoyo incondicional. Desde la primera vez que estuvimos allí, nos abrió las puertas de esta escuela ubicada en la espléndida altura, distante una hora de la carretera central que cruza la vereda Pastales.
Varios talleres de lectura hemos desarrollado allí con rotundo éxito, sobre todo por la receptividad de los niños y de los docentes. Como bien lo relata la profesora, llegamos como el caracol con la carga de libros a cuestas. Es un esfuerzo que vale la pena, llena el espíritu de esperanza y regocijo al pensar en un mundo posible, donde la cultura sea el pan nuestro y el amor por los libros y la lectura constante, tanto y más como sucede en países europeos.
No es un secreto que todo el conocimiento, sobre todo científico, está en los libros. Así, el libro es la fuente cristalina y pura del saber que siempre debe estar al alcance de la especie humana sin excepción alguna, muy especialmente en los niños y en las niñas.
Esta labor no es fruto del esfuerzo de una persona o institución. Debe ser fruto del esfuerzo colectivo de muchas voluntades y muchas instituciones. La biblioteca El Cañón del Combeima ha encontrado en las escuelas e incluso, en los colegios de la región un apoyo fundamental y definitivo. Todas estas instituciones educativas, han apoyado decididamente el proceso de fomentar el interés y la vocación por la lectura.
Visita a la escuela El Retiro en tiempo de pandemia
El pasado 30 de julio, en medio de la pandemia del coronavirus, visitamos nuevamente esta institución cumpliendo todos los protocolos de bioseguridad, gracias al liderazgo férreo de la docente Catalina Barreto, quien en un acto de generosidad nos extendió oportunamente su invitación.
Si bien no era el encuentro con los niños, era el encuentro con los padres de familia. Qué mejor escenario para compartir el discurso sobre la necesidad de fomentar la lectura en chicos y grandes.
Gustosos aceptamos la odisea cultural. La cruzada por el fomento de la lectura en la vasta región, necesariamente debe contar con todos y todas. La singular oportunidad de estar en el terreno y dialogar directamente con los padres de familia que llegaban a recoger las guías de estudio, no se podía desaprovechar.
La mañana comenzó siendo fresca, con firmamento encapotado. La puntualidad del grupo marcó la pauta. Además de la profesora, nos acompañó un grupo selecto de matemáticos jóvenes, algunos próximos a graduarse y otros a comenzar maestría. Diana Magali Bonilla, Viviana Morales Bilalo y Erick Samir Barreto.
Salimos del barrio El Libertador después de las 6:20 de la mañana. Desde un principio el ambiente fue fraternal, amplio, directo y cordial. Era como si fuéramos viejos conocidos entre sí. Erick subió montado en su caballito de acero, desafiando la empinada cuesta.
Muy temprano estuvimos en la institución educativa, después de dejar la vía principal a la altura de la vereda Pastales, comenzar el crudo ascenso por una carretera estrecha y pedregosa, cruzando dos corrientes hídricas de singular belleza: Cajones y La Plata y ascender por la “pared” adornada de casas a la vera de la vía.
Se suponía que la misión era simplemente entregar las guías y conversar rápidamente con los padres de familia. No fue así. Con el liderazgo de la profesora, se colocó en marcha inmediatamente un plan ambicioso para asear la escuela en su totalidad. Fue un plan meticuloso y cuasi perfecto que se desarrolló a todo vapor diciendo y haciendo. La lluvia llegó coqueta, nos visitó y se marchó para dar paso a un sol espléndido.
Pensaba que Diana Magali, Viviana y Erick Samir, iban en plan de paseo. Me equivoqué de cabo a rabo como dice Gabo. Todo el grupo trabajó arduamente con algunos miembros de la comunidad. Fue una labor intensa, pero armónica, consciente y consecuente.
Grabamos tres capítulos de la novela Retorno a la casa paterna y un video más con la profesora Catalina Barreto, quien con el corazón en la mano, nos contó y nos demostró en la praxis su vocación profesional y su amor impoluto por los niños, la comunidad y la institución educativa. Lleva quince años laborando allí. Quince años recorriendo semejante pendiente, bajo la lluvia o bajo el sol, todos los días con la misma decisión y coraje. Resulta hermoso hallar en el corazón del impresionante Cañón del Combeima a una mujer que ama su profesión, lleva en sus venas la pedagogía y la necesidad histórica de contribuir al desarrollo de la región.
Siempre atenta y humana. Pendiente del grupo sin excepción alguna, dibujando una sonrisa primaveral de principio a fin. Todo el grupo trabajó como un relojito, recuperando del establecimiento su rostro despercudido y llamativo. Así, cuando los padres de familia comenzaron a llegar, la escuela estaba perfectamente organizada para recibirlos y cumplir cabalmente la misión.
Tuvimos el espacio para hablar en representación de la biblioteca El Cañón del Combeima, haciendo énfasis en enseñar más con el ejemplo que con la palabra. “Los padres también debemos leer. En la casa debe haber siempre un libro, considerarlo el mejor amigo y compartir con él su contenido sin ningún tipo de prevención”. Leer despacio y sin presión de ninguna naturaleza, es como la fórmula mágica que planteamos en la breve intervención.
La comida fue abundante y exquisita. El retorno placentero. Un carro se varó al cruzar la quebrada La Plata. Nos tocó esperar allí algunos minutos. Fue una espera amena, divertía y emocionante. Contemplar el descenso de aquellas aguas diáfanas sobre piedras pulidas y lamosas con su arrullo perenne, constituyó el mejor desestresante después de casi cuatro meses de crudo encierro.
El grupo regresó a casa sano y salvo con el firme compromiso de volver. Quedó vibrando en nuestro cerebro las palabras hermosas y generosas de la profesora Catalina Barreto, al referirse a la labor que viene desarrollando la biblioteca Cañón del Combeima. Son palabras que nos comprometen a mejorar cada día más en esta noble y loable actividad cultural.
A la pregunta sobre la actividad que ha venido desarrollando esta biblioteca en esta escuela, contestó: “Fabulosa. Aprovecho la oportunidad para resaltar la labor que hace don Nelson acá. No es la primera vez que viene. Hoy nos está acompañando (hago una aclaración) en la entrega de las guías con todos los protocolos. Eso da cuenta que él vive muy pendiente de nuestra escuela y nos ha acompañado en varias oportunidades con unos talleres de lectura muy excelentes, donde los niños (primero que todo), me encanta verlo llegar como esa persona con sus libros, pero que sabe que los niños los van a disfrutar. Entonces, eso es maravilloso. Llega con su cantidad de libros, llega con todo preparado y tiene una forma magnífica de seducir a los niños hacia la lectura; tiene ese secreto, que deberíamos tener todos y es enamorar a los niños de la actividad. Se ve que los niños están ahí y no se quieren perder nada”. (Palabras llenas de generosidad de la profesora Catalina, las cuales valoramos y nos compromete cada día más).
Hermosa labor, todo con amor y sacrifico tiene un resultado especial y usted ha logrado hacerlo. lo felicito.
ResponderBorrarQue buena labor están realizando 😁😁😁
ResponderBorrarUn proyecto maravilloso para el desarrollo de toda una comunidad. Felicitaciones!!!
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