Un grupo de estudiantes del Servicio
Nacional de Aprendizaje (SENA), desarrolló ayer una jornada de
sensibilización en el corregimiento de Villa Restrepo, ciudad de Ibagué
(Tolima), sobre la importancia de conservar el medio ambiente dándole un
trato técnico a la basura y desechos que a diario se suele producir en
este cañón.
Reciclar y no arrojar basuras al piso, especialmente
plásticos, destacó este grupo como prioritario en la dinámica de la
defensa del medio ambiente y la conservación de los recursos naturales,
especialmente el recurso hídrico.
El grupo de aprendices visitó
la biblioteca El Cañón del Combeima, desarrollando allí un animado
intercambio de opiniones sobre la conservación del medio ambiente como
algo urgente y prioritario.
Se dijo que el tema ambiental no se
puede tomar por abstracción. Por el contrario. Hay que tomarlo en
conjunto teniendo en cuenta otros aspectos centrales como el económico,
el social, el político y el cultural. “Sabemos – dijimos – que el
capitalismo es un sistema económico depredador por excelencia. No se
preocupa por recuperar los daños hechos a diario”.
Según datos
estadísticos, prácticamente el 80 por ciento de la contaminación del río
Combeima es producto del agua residual doméstico, el 10 por ciento por
los vertimientos industriales y el otro 10 por ciento son basuras
arrojadas indiscriminadamente.
Lorena Barrero, aprendiz, explicó el origen y fin de la actividad ambiental: “La campaña que hemos querido implementar en el cañón del Combeima, es para la recuperación de la parte hídrica. Estamos bastante preocupados como formación, como comunidad, por todo lo que tiene que ver con las basuras y la contaminación, pero como haciendo más énfasis en los paseos de olla, los excursionistas que suben al nevado dejando en campo abierto los desechos”.
“Escuchamos una problemática hace algunas semanas donde se decía que los excursionistas subían y dejaban todos los desechos allí. CORTOLIMA ha hecho algunas actividades sacando bastantes toneladas de basura. Lo contradictorio con ellos, es que se supone que son grandes ecologistas que tienen gran conciencia ambiental. ¿En dónde queda ésta?”
“Se supone que los residentes de la zona aman su entorno. Los que vienen de Ibagué, en sus misas de sanación, por supuesto, son casi 3 – 4 mil carros. ¿En dónde queda la basura que generan?”
“Es triste saber que nuestros niños no tienen ni conciencia ni cultura, porque no la han recibido ni en casa, ni en la escuela. Si papá y mamá no están generando conocimiento, formación ambiental y están arrojando los papelitos en el parque, ¿Qué podemos esperar de los pequeños?”
“Nosotros queremos ayudar a crear conciencia ambiental en los niños, pero necesitamos el apoyo de los padres de familia y todos los demás: El abuelo, el tío, todos, para que en equipo cumplamos el objetivo con pleno éxito”.
Lorena Barrero recorrió el caserío de Villa Restrepo con traje especial, un verdadero basurero a cuestas. ¿Qué buscaba con este suigéneris traje? “Crear un impacto, llamar la atención, mostrar que esto es el monstruo de la basura que está llegando a las corrientes y a todo el cañón, generando inmensa contaminación, sobre todo al río más importante para los ibaguereños: El río Combeima”.
“De igual manera, es la invitación a aprender a reciclar para llevar los desechos al punto destacado con antelación y no los arrojemos al río, ni en el parque, ni en la esquina. ¿Qué pasa con todos esos paquetes? Queremos enseñar a reciclar a la comunidad, a reutilizar muchos desechos para que los niños aprendan cosas con este material convertido en desechos”.
“Recordemos que la cultura viene muy arraigada y relacionada con actitudes, aptitudes y ciertos valores con los cuales debe uno crecer”.
El tema ambiental hay que mirarlo en conjunto. Al respecto, dice Lorena: “Es bastante complejo porque nos hemos dado cuenta que las entidades o el gobierno (la parte política), tienen intereses lucrativos. Ellos tienen sus propios intereses, prevalece la parte económica”.
“Estamos nosotros ambientalistas peleando contra todo esto, pues nos anima dejar un ambiente sano a la generaciones venideras. La idea es persistir, intentarlo, el no desfallecer”, terminó diciendo Lorena Barrero, la aprendiz del SENA de visita por la biblioteca El Cañón del Combeima.
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