José Antonio Anzoátegui. Foto: Notilogía |
El año entrante el general latinoamericano de nacionalidad venezolana cumplirá 200 años de muerto; genio de la independencia brilló con luz propia en la admirable campaña liberadora orientada por Simón Bolívar y el pueblo heroico que con profundo sacrificio forjaron la libertad e independencia del régimen español.
En la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, el general Anzoátegui fue trascendental en la derrota propinada a la tropa invasora. Gracias a esta crucial batalla desarrollada en el famoso puente de Boyacá, se logra cristalizar la independencia de la Nueva Granada (Colombia) y sembrar las bases sólidas de una segunda y definitiva independencia, en esta oportunidad de los Estados Unidos.
Hay dos pueblos comprometidos hasta los tuétanos en la conmemoración de esta efeméride, sobre todo en la tarea de rescatar su vida y obra en tan corta y efímera existencia del general, determinando su valor histórico en esta lucha que libra América por su segunda y definitiva independencia del imperialismo norteamericano.
Estos pueblos son: El municipio de Anzoátegui (Tolima) y el estado venezolano Anzoátegui. Estos dos pueblos están comprometidos a liderar unidos el bicentenario, en una sociedad ahistórica que poco y nada sabe de su pasado, condenada inexorablemente a otros cien años de soledad, como diría Gabriel García Márquez o a repetir la historia, según Santillana.
Si entendemos que la historia es ante todo presente y futuro, podemos entender perfectamente la importancia de estudiar la vida y obra del general José Antonio Anzoátegui, dimensionar su esfuerzo por darnos la libertad y el compromiso de luchar por ésta y la unidad del continente americano desde Méjico hasta Chile, la gran patria con la cual soñaba el libertador Simón Bolívar.
Todo es un proceso. Bien anota el doctor Iván Guillermo Rincón Urdaneta, ex embajador venezolano en Colombia, al afirmar que la independencia es un proceso “que desde aquellos tiempos hasta nuestros días no ha culminado”.[i]
El mismo autor, precisamente, al referirse al general Anzoátegui, señala: “José Antonio Anzoátegui, es el segundo de aquellos ilusos, tiene 30 años y ha nacido en Barcelona (Venezuela). Participó en la campaña admirable donde obtuvo el grado de capitán, Barquisimeto y Araure. Participa en el sitio y saqueo a Santa Fe capital de la Nueva Granada. En 1815 se ve obligado a refugiarse en los Cayos de San Luis, por desavenencias con su superior inmediato el coronel Manuel del Castillo. Participa en la toma de Ocumare. Se une a Piar que lo asciende a mayor general luego de la brillante acción en que derrotan a los españoles en la batalla de San Félix (11 de abril de 1817). Es vocal en el juicio a Piar. Participa en la batalla de Calabozo (1818) donde le infringen una seria derrota al general Morillo. Participa en la batalla de El Semen donde Morillo derrota a Bolívar”.[ii]
Su biógrafo, mayor Esteban Chalbaud Cardona, lo llama: “El general de infantería de los ejércitos libertadores”. Sabía mandar e imponerse. Sin embargo, se distinguió por obedecer órdenes de sus superiores. De él dijo Bolívar: “Desde que soy militar no he conocido un oficial que comprenda mejor las órdenes que se le dan y las haga ejecutar con más inteligencia y energía”. [iii]
Nació el 14 de noviembre de 1789, en la ciudad de Barcelona, capital del estado de Anzoátegui y muere el 15 de noviembre de 1819 de una sorpresiva enfermedad en Pamplona (Santander).
Desinteresado y austero, nunca aceptó privilegios de ninguna naturaleza. Sirvió a la patria y a la libertad por vocación, diríase por conciencia de clase. Dos características brillaron en él con claridad diamantina: Abnegación y sacrificio.
La partida de bautismo reza: “En 21 día del mes de noviembre de 1789, yo el Br. Ramón José Nadal, presbítero teniente de cura de la santa Yglesia de esta ciudad de San Cristóbal de la Nueva Barcelona, certifico: que con mi licencia y asistencia el Rdo. Don Sebastián Alfaro y Hernández, sacristán mayor de dicha Yglesia Parroquial, puso óleo y chrisma solemnemente, por haberlo yo, dicho Teniente Cura, bautizado en su casa, en caso de necesidad, a José Antonio Calletano de la Trinidad, de siete días de nacido, hijo legítimo de don José Anzoátegui y de doña Juana Petronila Hernández, y fueron padrinos don Juan Miguel Istulde, Alguacil mayor y Regidor perpetuo por Su Majestad, de dicha ciudad, y doña Ynés Hernández, a quienes advertí el parentesco espiritual y demás obligaciones, para que conste, lo firmo. Pro. Br. RAMÓN JOSÉ NADAL”.[iv]
Desde 1930, este municipio anclado en una de las estribaciones de la cordillera central colombiana, lleva el apellido de este taciturno gladiador venezolano, que en acto sublime de generosidad e internacionalismo, contribuyó decididamente a derrotar el invasor ibérico con sumo sacrificio y heroísmo. Ejemplo inmaculado que debemos exaltar 200 años después de su temprana muerte con esperanza y decisión en la lucha que libra América por su segunda y definitiva independencia, ya no de España, si no de Estados Unidos.
¡En su memoria: Honor y gloria!
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[i] RINCÓN URDANETA, Iván Guillermo. Bolívar, héroe, genio y pensamiento universal. Rincón Urdaneta, Guillermo. Editorial Kimpres SAS. Bogotá Colombia, 2016. Página consultada 40.
[ii] Ibíd. Página consultada 23
[iii]LOZANO Y LOZANO, Fabio. Anzoátegui (Visiones de la guerra de independencia). Biblioteca de historia nacional. Volumen C. Bogotá, Colombia. página consultada 13.
[iv] Ibíd. Página consultada 13.
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