Queridos, queridas, apreciados y apreciadas, paisanos y paisanas;
Señor encargado de negocios de la hermana república Bolivariana de Venezuela, licenciado Ian Carlos Torres Parra;
Señor agregado de cultura de la hermana república bolivariana de Venezuela, licenciado Mario Ojeda;
Señor alcalde municipal, Oscar Fernando Tovar Bernal;
Señor secretario municipal de cultura y deportes, Uriel Zambrano Salazar;
Honorables Concejales;
Distinguidos empleados municipales;
Doctor Carlos Henry Acosta Franco, ingeniero agrónomo, pintor, escritor y fotógrafo;
Profesor Jorge Hernández Cortés;
Queridos y recordados profesores (Unos muertos y otros vivos que nos enseñaron desinteresadamente a leer, escribir y pensar): Belisario Aguirre, Jesús Antonio Lombana, Alfonso Urrea García, Fanny Muñoz de Vallejo, Leticia Díaz Saldarriaga, Yesid Salguero Torres, Carlos José Lombana, Reinel Usme Marín, Luis Alfonso Chala, Sigifredo Buriticá, Gladys Barrera Ortiz, Mariano Urueña Ramírez;
Queridos familiares presentes;
Compañeros y compañeras;
Señores y señoras:
La presentación de nuestro libro: “Anzoátegui al filo de la Esperanza”, podría interpretarse como un pretexto para encontrarnos nuevamente en la difícil, compleja y emocionante dinámica de existir en un momento histórico que exige un esfuerzo mayúsculo por la paz, la justicia y la convivencia dinámica entre los pueblos.
No pueblo ocultar el orgullo de estar en nuestra patria chica con la misma gente y con el mismo espíritu soñador en la posibilidad de contribuir a construir una sociedad más justa y humana. Hemos encanecido físicamente, no así la esperanza en un cambio estructural del país, en el que todos vivamos en paz, bien alimentados, con salud y educación pública y de calidad al alcance de todos y todas sin privilegios de ninguna naturaleza. Seguimos soñando despiertos en un país posible donde sean los hijos los que le den sepultura a sus padres y no a la inversa, como infortunadamente viene sucediendo en Colombia. Queremos un país donde no sea un peligro ser joven, ser inquieto, ser crítico, analítico y propositivo. Ese país posible podría ser factible si los gobernantes utilizan más dinero en educación, en cultura, en salud, en conservar el medio ambiente y menos dinero en la guerra, en la violencia y en la represión. Igualmente, si la clase política se decide a proscribir las multinacionales y transnacionales, las instalaciones de bases militares gringas en nuestra patria y se dedica a fortalecer el campo y los campesinos con más escuelas, colegios y universidades, vías, centros de acopio, comercialización, precios justos y solidaridad permanente.
Esto, señores y señoras, no es en modo alguno una utopía irrealizable. Creemos que el proceso lo hemos reinventado desde estas imponentes alturas de la gran cordillera andina, con un alcalde que se ha atrevido a caminar por los senderos de la cultura, el arte y el deporte. Un mandatario que piensa y actúa así, marca la diferencia. Es más: No construye únicamente para el presente, lo hace para el futuro, por cuanto no está dando el pez, sino enseñando a pescar, erradicando de esta manera el paternalismo que tanto mal le ha hecho a la humanidad.
Distinguidos presentes:
Hay dos fenómenos supremamente importantes que se vienen sucediendo al comenzar el siglo XXI y que tienen que ver con todos nosotros y nosotras, para bien o para mal. De un lado el fenómeno de la globalización vs. La Localización. Hoy la disputa es entre lo global y lo local. Es una disputa en la política, en la economía, en lo social, en lo cultural, en lo ambiental, en lo ideológico. En esa dinámica, nuestro municipio se desarrolla. Hay que enfrentar este desafío, primero para no perder nuestra identidad y segundo, para no convertirnos en una isla. Los dueños de las multinacionales y trasnacionales proponen la globalización del capitalismo en el marco del neoliberalismo para que la mercancía circule libremente y nosotros, proponemos la globalización de la solidaridad y la unidad entre los pueblos.
Por eso, soñar con un ayuntamiento o hermanamiento entre el municipio de Anzoátegui (Tolima) y el estado de Anzoátegui (Venezuela), no puede interpretarse como un simple prurito de protagonismo, es una necesidad histórica y urgente en este mundo tan globalizado, pero a su vez, tan incomunicado y tan desigual económica y socialmente.
Entre estos dos pueblos nada nos desune, en cambio todo nos une: Tenemos la misma historia, las mismas costumbres, la misma religión, el mismo idioma, el mismo padre Simón Bolívar y el mismo nombre: Anzoátegui, en reconocimiento a la demostración de solidaridad e internacionalismo del general José Antonio Anzoátegui, quien peleó con heroísmo por nuestra primera independencia. Bien decía Bolívar: Juntos somos fuertes, divididos débiles y pasto fácil de los Estados Unidos y su aplanadora imperialista.
El otro fenómeno tiene que ver con la transición que está viviendo la humanidad del capitalismo al socialismo. Tampoco es un fenómeno ajeno a nosotros y a nosotras. Es un proceso complejo y dinámico que constantemente se está desarrollando en unas partes del mundo más que en otras; tampoco de la misma manera, por cuanto los cambios son productos de leyes objetivas y subjetivas. Desde la aparición de la especie humana hasta nuestros días, su desarrollo ha ocupado etapas concretas: Una primera primitiva, donde todo era de todos; no había explotación del hombre por el hombre; una segunda esclavista, racista y xenófoba, la terrible trata o venta de seres humanos de color e indígena, posteriormente; la Feudalista, donde la tierra era el centro del comercio; estamos ahora viviendo la última fase del capitalismo llamada imperialismo y el advenimiento de la fase Socialista se abre paso a lo largo y ancho del planeta. Nadie podrá detener este proceso, será inevitable. Sin embargo, no podemos sentarnos a ver pasar el cadáver del capitalismo.
Queridos visitantes, queridos paisanos y paisanas:
Este libro que hoy entregamos a la humanidad personificada en ustedes, no es más que un modesto aporte a la batalla de las ideas, batalla que debe primar a la batalla de las armas de destrucción masiva que hoy amenazan a la humanidad. Gabriel García Márquez en su conferencia intitulada la espada de Damocles, afirmaba que cada niño que esté naciendo en estos momentos le corresponde cerca de 18 toneladas de dinamita. Es más. Afirmaba que si se colocara todo el armamento nuclear en acción en menos de cinco minutos se borraría todo rastro de vida y se impondría una vez más el reinado de las tinieblas y el recorrer agitado de las cucarachas. Quisiéramos que esto fuera simple ciencia ficción o exageración, pero indudablemente, la realidad es mucho más tétrica y desconcertante.
Este libro trata de rescatar conceptos básicos de la historia, del desafío que tenemos de conservar el medio ambiente y de la esperanza de vivir dignamente sin la odiosa diferencia entre ricos muy ricos y pobres muy pobres. Es un libro que habla con altanería, con soberbia, con dolor de patria, pero también con amor y con ternura, con optimismo y esperanza. Un libro libre de metáforas y ambages. Un libro que habla como habla el pueblo. Un libro de paz que llama a defender el acuerdo de la Habana, como la única alternativa de una segunda oportunidad sobre la tierra colombiana como la oportunidad que añoró la estirpe de los Buendía en la obra Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez.
Finalmente, quisiera plantear dos propuestas:
1. Conformar una comisión mixta entre el municipio de Anzoátegui (Tolima) y el estado de Anzoátegui (Venezuela) para conmemorar los 200 años de la muerte física del General José Antonio Anzoátegui;
2. Conformar una caravana cultural, artística e histórica, para recorrer las veredas de nuestro municipio conociendo la vida y obra del general José Antonio Anzoátegui, durante todo el año de 2019, terminando con una semana cultural y artística en ambos pueblos.
Muchas gracias…
Anzoátegui (Tolima), noviembre 22 de 2018, teatro municipal.
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