La disputa por la gobernación del Tolima la ganó el cuestionado ex gobernador uribista, Oscar Barreto Quiroga por un margen relativamente estrecho.
A pesar de las monumentales sumas de dinero en efectivo que distribuyó a dos manos, al parecer a lo largo y ancho del territorio tolimense no pudo propinarle una “muenda” a su contradictor más inmediato y que fue apoyado tanto por el Partido Comunista como por la Unión Patriótica, el doctor Mauricio Jaramillo Martínez. Tuvo 229.018 votos, mientras que Jaramillo Martínez ocupó el segundo lugar con 223.930 votos. La votación de los demás competidores para la gobernación tuvieron estos resultados: Jaime Eduardo Reyes Martínez, 22.565 y Carlos Armando García Orjuela, 18.765.
Sin lugar a dudas ganó Barreto pero perdió el Tolima. Es más: Hay quienes pronostican que posiblemente se podría presentar nuevas elecciones próximamente si las demandas contra este personaje salen en su contra. Al parecer son ocho que cursan en la actualidad. Sin embargo, para otros resulta muy difícil mientras esté el Procurador Ordóñez. Barreto, al parecer fue financiado con dineros de dudosa procedencia, especialmente de la transnacional Anglo Gold Ashanti.
Así las cosas, la más perjudicada con esta elección es sin lugar a dudas la naturaleza en su conjunto, por cuanto Barreto se identifica con la megaminería a cielo abierto. Quizás los tolimenses no alcanzaron a dimensionar lo que estaba en juego. Es más: Para nadie es un secreto que Barreto es amigo de la guerra, seguramente estará presto a hacer fracasar los diálogos de la Habana, en cumplimiento a la ideología falangista de su jefe, el señor Uribe.
Hay que hacer un frente amplio, democrático e incluyente por la paz, la defensa del medio ambiente y la defensa de lo público. El Tolima tiene ese reto, el cual no es de poca monta y exige voluntad política de todos y todas. El pueblo tolimense sabrá sobreponerse a esta falla. Hay que trabajar con más intensidad un paro cívico para sacar de este departamento a las transnacionales, especialmente Anglo Gold Ashanti. Se perdió una batalla pero no la guerra.
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