Jorge Santofimio Navarro. Foto Nelosi |
(Reportaje al comunista Jorge Santofimio Navarro) ¿Cómo fue la experiencia de ser concejal de la Up en el municipio de Ataco (Tolima) 1992 – 1994?
Esa experiencia la recibí por acuerdos de la Unión Patriótica y sectores liberales y conservadores del municipio de Ataco. Entre ellos se reunieron y me escogieron como candidato al Concejo Municipal, siendo yo un líder de izquierda. Los liberales y los conservadores se fijaron en mi persona porque era un líder que en mis reuniones que hacía, las hacía a todo momento defendiendo la democracia del pueblo atacuno y era buscar los cambios haciendo las obras en todas las 92 veredas que en ese momento formaban el municipio de Ataco. Yo llegué al Concejo en 1992 y terminé mi concejo el 31 de diciembre de 1994.
- ¿Cómo fueron las relaciones con el alcalde que seguramente era de filiación conservadora?
Bueno, las relaciones fueron muy buenas con el señor Luis Enrique Lozano, un alcalde conservador. Yo llegué al Concejo y era en la historia de Ataco y yo siendo representante de izquierda, era histórico llegar por primera vez un concejal de izquierda al municipio de Ataco, a representar nuestro Partido.
A aportar mi forma de lucha y mis conceptos claros en beneficio del pueblo atacuno y dando ejemplo a los demás municipios del Tolima, que administrando bien como concejales, invirtiendo los presupuestos del municipio en obras, en nuestras regiones, yo miraba que en Colombia y en el departamento del Tolima sí se pueden hacer obras y sí se puede cambiar.
Y comenzamos con el señor alcalde a trabajar. Resulta que el señor alcalde con su equipo de trabajo de filiación conservadora, ellos me llamaron primeramente a pequeños agasajos, a pequeños brindis y a que negociara mi política por intermedio de unos tragos o unos almuerzos. Pensaban que yo era un liberal o un conservador más. Resulta que conmigo no consiguieron eso. Yo le recibía a lo sumo una gaseosa, charlaba un poco y me les salía de la reunión de ellos y dentro del mismo Concejo, porque la idea mía era hacer obras en diez regiones que yo representaba o veredas del municipio atacuno, que me habían dado el voto de confianza y así había salido con 480 votos en esa época.
Entonces, mi deber era que hiciéramos las obras más prioritarias con los recursos del municipio. Y el señor alcalde me mandaba amigos de su confianza a dialogar conmigo, que me ofrecieran algo importante como era por decir algo un fondo y que yo ya con eso seguro iba a estar al lado de él y hacer lo que él nos pasara de proyectos. Resulta que no, mi vida era otra.
Así fue al cabo que me ofreció cinco puestos en su administración. En una reunión conjunta con el senador Luis Humberto Gómez Gallo y otro representante conservador en el departamento y del casco urbano y unos amigos liberales en alianza con ellos.
Mi respuesta fue: No, señor alcalde yo no vengo por puestos públicos, yo vengo es por obras. Esos puestos son muy importantes para mí, me gusta que tenga en cuenta a nuestro Partido político para hacer parte de su administración, pero no le puedo aceptar porque si yo le acepto esos puestos, yo tengo que traer cinco compañeros a comer de mi Partido y los pongo a comer. Pero, resulta que el día que yo le vaya a pedir una obra para mi región donde soy nacido y oriundo, usted lo primero que me va a decir: Honorable concejal Santofimio, ya le tengo cinco tipos comiendo, qué más quiere.
Le dije: Señor alcalde no quiero puestos, yo vengo es por las obras. Si yo acepto cinco puestos, tengo que traer cinco compañeros a trabajar ahí, el día que uno de esos compañeros cometa un error en ese puesto, me toca que sacarlo, hacerlo echar y ese día se me vuelve enemigo. Por lo tanto, alcalde no necesito puestos, necesito obras en mi tierra que represento.
Señor alcalde, si usted quiere que yo trabaje con usted haciendo la mayoría en el concejo yo sí le trabajo, pero recoja esa agenda que tiene al lado y mire qué fecha tiene libre ahorita en febrero de 1993, y me visita la primera región que es la mía. En seguida el senador dijo sí, claro, aceptemos lo que dijo el honorable concejal y arranque y verá que ese tipo va a trabajar con usted.
Sí señor, se concertó la primera visita a la vereda Beltrán. Miró la agenda y dijo: El 12 de febrero tengo la agenda libre. Coordinamos el viaje. Yo me fui a mi vereda, reuní a la comunidad, tuvimos de acuerdo y me volví y hablé con el señor alcalde y me dijo que subía. Allí, llegamos con el ingeniero, cinco concejales, el señor alcalde y otros amigos en el equipo de compañía y nos reunimos una cantidad de personal. Fue la primera obra que ejecutó en esa administración: La escuela. Le ordenó al ingeniero de esa época a que fotografiara lo que iba a ser cubierto en esa escuela y fue el primer proyecto que salió en esa administración para nuestra vereda. Nos hizo una escuela bastante grande.
Comenzamos de vereda en vereda: Vereda Santa Rita, hicimos una escuela; vereda Copete, hicimos una escuela; vereda Potrerito, hicimos una escuela; vereda San Roque, hicimos un colegio, colocamos el agua y otras obras más hicimos en el municipio. Hicimos el empalme de la carretera de Ataco que va hacia el Tarro y pasa por Balsillas y sale para Natagaima. Y comenzamos la carretera de Balsillas hacia la vereda de Beltrán. Ahí, se nos acabó el tiempo de concejal. Pensé volver al concejo, pero ya fueron dificultades porque vino la persecución por parte del Estado, entonces tocó ya no frentiar la vida política. Me quedé quieto.
- Compañero Santofimio: Usted ha sido militante del Partido Comunista. Desde esa perspectiva, ¿Cómo se desarrolló la Unión Patriótica en Ataco?
Bueno, en Ataco comenzamos a trabajar con un amigo que se llamaba José Zuluaga Gómez, más conocido como Pepe Zuluaga. Un conservador que había sido alcalde no sé en qué época. Fue alcalde militar, porque Ataco tuvo alcaldes militares en esas épocas. Yo seguramente todavía no había nacido o estaría jovencito. Niño.
Pero, siendo un alcalde conservador y alcalde militar, fue el primer amigo que nos ayudó para llegar acuerdos con él, fue un aliado. Se alió con nosotros y a lo último fue un amigo conservador democrático y a la vez trabajamos la vida política en las primeras elecciones, no recuerdo como se llamaba en esa época las alianzas y creo que nosotros éramos la Unión Nacional de Oposición (Uno) y votamos por él para el concejo y lo sacamos elegido concejal en alianza con el movimiento político de él y con el movimiento político de nosotros, fue posteriormente alcalde.
De esa manera, nosotros seguimos entrando al lado de él, él nos aportaba la posada, a veces el almuerzo, la gaseosa. Seguimos dialogando y a lo último fue un compañero muy democrático y centrado en nuestra organización.
Entramos cuando la Unión Patriótica apareció, ya nosotros cogimos fuerza, fue a partir de 1985, si no estoy mal y seguimos trabajando, seguimos cogiendo fuerza, seguimos haciendo reuniones políticas amplias, en masa, en la plaza pública. Hicimos acuerdos con un movimiento cafetero que se organizó en ese momento en el Tolima. Hicimos acuerdos con ellos. A la cabeza estaba un señor de Santiago Pérez que se llamaba Baldomero Ochoa, era el máximo líder de esa organización y el viejo nos ayudó mucho. Hicimos reuniones en Santiago Pérez. Él nos decía: Muchachos a mí me decía “negro” Santofimio. Me decía echemos para adelante que yo te ayudo. Sí el viejo nos colaboraba con algo y así nosotros cogimos fuerza y nos metimos a la cabecera municipal. Seguimos trabajando.
Fue cuando se vino la reacción más verraca y al primer compañero que le dieron a manos del “Rojo Atá”, localizado en Casa Verde, mandado por unos señores Olivera, se me escapa sus nombres, y al primero que asesinaron fue a José Zuluaga Gómez. Y sigue la mortal persecución contra la Up y el Partido Comunista. Mataron a un compañero que se llamaba José Cebillano Ibarra, un gran compañero de la Up, mataron un compañero que llamaba Oliverio Valencia, también lo asesinaron ese grupo de allá. Mataron otro compañero que se llamaba Benjamín Sotelo, que era presidente de la empresa de barequeros de Santa Rosa, era en el casco urbano de Ataco. Y otros compañeros más.
La cosa fue diferente. Nos quedamos un poco quietos ahí y cuando hubo un medio acuerdo con el gobierno, no sé cómo hicieron nuestros dirigentes a nivel nacional, volvimos nosotros a surgir. Eso fue en el 90. Fueron casi cinco años quietos por esa persecución tan dura. Volvimos a renacer en el 90 y fue cuando me buscaron como candidato al concejo. Hicimos toda esa vueltas y después cuando volví a ser candidato, tenía una votación importante ya había acuerdo con liberales y conservadores, que se sobrepasaba los 500 votos por parte mía.
- Volvamos un poquitico atrás. Usted tuvo la oportunidad de conocer a Pepe Zuluaga. ¿Cómo era él físicamente y cómo era la forma de tratar a la gente, era un tipo estudiado?
En primer lugar era un tipo, no sé con nosotros la fue bien, porque unos decían que era sectario. Pero, con nuestro movimiento político fue muy formal, muy amable, muy sincero. Inclusive, se reunía con nosotros en la casa de él y hacíamos charlas políticas, acuerdos políticos por el municipio.
Era una persona sensible, formal, amable. Con nosotros fue muy servidor. Era una persona alta, blanca, “apaisadito”, conversaba bien “apaisadito”. Era odontólogo. Tenía modo de moverse. De esa manera nosotros tuvimos una muy buena confianza con él hasta cuando lo asesinaron.
- ¿Cómo lo mataron, cómo fue ese día, cómo lo recuerda hoy?
Nosotros estábamos en la finca cuando llegó la noticia que habían matado a José Zuluaga. Creo que fue por la mañana, a las nueve de la mañana. Él era gordo, se había engordado y entonces todas las mañanas a las siete de la mañana salía a trotar por las calles de Ataco, una o dos horas, en pantaloneta y chanclas y una camiseta descotada.
Llegó a las nueve de la mañana a la casa, abrió la puerta del salón de odontología, en el momento que estaba abriendo la puerta, llegaron dos tipos jóvenes, según versiones de los vecinos, sacaron el arma y le dispararon repetidamente y haciendo impacto por los lados del costillar, no me acuerdo exactamente a qué lado y otras balas quedaron en la pared. Él cayó hacia adentro con los pies para afuera.
Vino la alarma. Todo el mundo se movió. Recogieron y lo llevaron al hospital y en el hospital murió. “Gorgolló” y se murió. Así fue el asesinato de él. Era un cerebro y mucha gente lo quería, era un servidor. Pensábamos que en esas nuevas elecciones él sería el candidato a la alcaldía. Él aceptó. Dijo que quería ser nuevamente alcalde y nosotros lo teníamos como candidato.
- ¿Por qué se dice que los autores materiales del crimen fueron miembros del Rojo Atá?
Porque era eso lo que certificaba en ese momento. En Ataco había unos militares retirados del ejército, eran amigos míos. A ellos los llamaron esa organización y al mismo ejército, se reunieron por allá en Casa Verde, luego se reunieron en Ataco, en una parte que no sé con certeza. En sus reuniones ellos decían: Tenemos en lista a un poco de personas, muchas de ellas amigos. Pero el que encabezaba la lista negra era José Zuluaga.
A José Zuluaga se le dijo que lo andaban persiguiendo para matarlo, por qué no se va de la zona. Pero él contestaba lo mismo: “No me voy de la zona, si me matan que me maten. Soy atacuno y aquí moriré”. Y verdad, ahí lo mataron.
Esos militares nos informaban a nosotros: Los que los persiguen a ustedes son de Casa Verde y su denominado grupo es el Rojo Atá y botaban papeles, propaganda y estaba dirigido por estos señores, vuelvo y repito: Oliveras de Casa Verde, que de toda manera, allí ha sido la cosa dura. Ahora como que la cosa calmó. Ellos fueron los autores. Del Rojo Atá pasó a otra organización criminal que son los directamente llamados Paramilitares. Los Paramilitares que asesinaron gente por todos lados. Allí, mataron a mucha gente.
- ¿Qué le tocó hacer a usted, salir desplazado de este municipio?
Claro. Me tocó salir. Me tocó esconderme un tiempo en mi región. Yo no salía. Hasta que cogieron a matar gente por ahí, en el pueblo que bajaban del campo, de una vez los cogían, los pelaban y los echaban al río Saldaña, o viajaban en el bus de Ataco – Planadas, y la misma policía o dentro de la policía estaban de civil los asesinos haciendo espionaje, entonces más adelante subían al bus, lo bajaban, lo pelaban (mataban) y lo echaban al río. Así por el estilo.
Al ver eso, mis amigos me dijeron: “Jorge, usted que espera aquí, hermano. No queremos recogerlo como hemos recogido a sus compañeros”, así nos lo dijo el sargento retirado del ejército que fue amigo mío que llamaba José Gregorio Torres. Él me estimaba mucho. Me dijo: “Piérdase, hermano, no lo queremos llorar, ni recogerlo como a sus compañeros. Váyase, usted qué espera acá”.
Me salí. Y cuando la cosa se puso más verraca me fui para Bogotá. En Bogotá duré como dos años llevando del bulto allá, sin contactos con los compañeros nuestros, sin nada, entonces me volví para acá y me quedé. Llevo 15 años viviendo en Coyaima. Aquí siempre he trabajado con los compañeros del Partido y de la izquierda y votando.
Pero, ahorita, he inscrito mi cédula en el municipio de Ataco de nuevo. Los compañeros me dicen que vuelva a organizar Partido allá y trabaje.
- ¿Fueron realmente muchos compañeros del Partido Comunista y de la Unión Patriótica asesinados en el municipio de Ataco?
En esa época llevábamos una estadística de 18 compañeros asesinados de la Unión Patriótica, creo que del Partido Comunista mataron solo un compañero, uno o dos, nos tocó recogerlos y enterrarlos. Todos de la Unión Patrióticas, pero cerebros, Ibarra – por ejemplo – era un gran compañero, un tipo que movía las cosas, era un verraco; Sotelo, también era un compañero muy estructurado políticamente. Hablaba. Era un verraco. Movía las masas y así sucesivamente.
Esas gentes están ahí en el recuerdo, no se sabe en qué fechas. Yo tenía un escrito, una lista de la muerte de los compañeros de la época, hace como dos o tres años que fui a Reiniciar, que me llevó Daniel Sierra ante la doctora Jahel Quiroga Carrillo, ella me dijo: “Compañero, consígame un listado de los muertos allá. Yo lo conseguí, pero fue tanta la gente que allí asesinó que resulta difícil ubicar las fechas con exactitud. Ha pasado mucho tiempo. Lo boté, porque me dije: De pronto me coge el ejército con ese listado y me jode. Entonces yo boté ese listado y no pudimos reconstruir esa historia con fechas precisas. Así recuerdo la época de 1985 hasta el 2000.
Ahora, mi lucha es seguir en la izquierda hasta nueva orden. Ahora, con este acuerdo de paz yo miro y miré por la televisión qué día, a uno le da como más ánimo de trabajar, impulsar la lucha con las masas, con nuestro Partido y echar las cosas para adelante. Estamos estudiando la posibilidad de irnos en Ataco con un candidato al concejo que es del movimiento Mais, lo respaldamos en estas elecciones, la idea es sacar un concejal de oposición. Esperamos el 25 de octubre que de pronto nos vaya bien y saquemos este concejal.
El último acuerdo que hicimos con él y el papá que es de Soacha (Cundinamarca), me dijo que sí salía elegido concejal, nos iríamos a reunir en Mesa de Polen para decirle al señor concejal qué era lo que tenía que hacer. Es la unión de Unión Patriótica y Mais.
- Ataco, ¿Cuántas veredas tiene actualmente y cuántos habitantes?
Creo que tiene 94 o 96 veredas. Habitantes: Cuando fui concejal eran como 26 mil, no sé cuál sea actualmente.
- ¿Cuál ha sido la lucha del Partido Comunista y la Up en defensa del medio ambiente en Ataco, sobre todo contra la megaminería?
Claro. Luchamos mucho contra la Pala draga. Fue una lucha dura. Hicimos foros en el concejo municipal de Ataco, vinieron varias organizaciones de Ibagué, de Saldaña, los arroceros, hicimos unos foros políticos en contra de la Pala draga en esa época y José Zuluaga Gómez era uno de los que encabezaba esa lucha. Fermín Otero, era otro líder de eso, Martín Cardozo, uno de los compañeros duros del municipio de Ataco, que ya murió, hace cerca de 15 años, fueron porras allá, en conjunto con algunos alcaldes que nos apoyaban y otras organizaciones populares y sindicales que estaban en contra de esa explotación minera.
Sin embargo, allí montaron la Pala draga en una finca que se llama Buló, era una maquinaria muy grande, pero se hicieron unos paros en Castilla (Coyaima), lo mismo en el municipio de Saldaña, los arroceros grandes atravesaron su maquinaria, los pesqueros, los fincarios que tenían sus fincas al borde del río, pues se sentían perjudicados. Fue una lucha dura. A lo último lo militarizaron. Le metieron ejército y fundaron un pueblo que no me acuerdo su nombre, pero era de mucho movimiento. Pero con la lucha unitaria de todos y todas, logramos ganar.
Por último al parecer el movimiento insurgente hizo presencia, les arrojaron bombas, desbarataron casas y ellos se salieron, pero dejaron la Pala draga metía, entonces también le botaron unas bombas y se fueron. Pero ante todo, fue la unidad del campesinado, indígenas de la región desde Guamo hasta Planadas. Pero, repito: Fue una lucha dura. El doctor Nelson Tovar movió mucha gente. Esa es una historia grande. La tengo en la mente. Me siento orgulloso de haber aportado algo en todo este proceso. Me da ánimo para seguir luchando, porque nuestra lucha es incansable, es una lucha de cambio, es una lucha de paz, una lucha que haya pan para todo el mundo. Mi lucha contra la jerarquía liberal y conservadora de este país, ha sido desde los doce años hasta el momento que tengo como 62 años.
- ¿En dónde nació, en qué fecha, quiénes fueron sus padres?
Yo nací en el municipio de Coyaima, vereda Guadualito, en una finca que se llama el Carmen, por el río Chocho que divide al municipio de Ataco y Natagaima, nací en 1951, el 29 de octubre. Mi mamá está andando en 85 años, mi papá también es nacido y criado en Coyaima, él fue asesinado se llamaba Justo Santofimio Castro, hace como unos 13 o 14 años lo asesinaron durante esta misma violencia. Yo soy coyaimuno. Más grandecito mi mamá se pasó al municipio de Ataco, al corregimiento de Balsillas y allí me crié, me formé y ahí estoy trabajando y ahí comencé a conocer la lucha de la izquierda.
- ¿Cómo llegó a conocer al Partido Comunista?
El Partido Comunista lo conocí por ahí de la época de diez años, creo que cuando el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, ese que fue militar en el poder, cuando crearon unos grupos que llamaban Chulavita, Pájaros, limpios, que llegaban a las casas a quemarlas y a matar a la gente. En esa época le decían a los liberales collarejos y a los conservadores godos.
En esa época, seguramente nosotros éramos liberales, entonces los jefes que pensaban en un cambio en este país comenzaban, nos escondíamos en los montes, amanecíamos y al otro día nos tocaba quedarnos en otra parte. Ahí comencé a conocer la lucha de la izquierda. Llegué a los diez años o doce años, eché a conocer compañeros que se llamaban dirigentes comunistas, conocí a Ave Negra, uno que le decían Tolima, otro Afanador, otro Patarroyo, otro que le decían Líber, otros más.
Desde muy joven comenzaron a orientarme y mi mamá hizo parte de esta organización, un tío, toda mi familia. Nos organizaron en un equipo juvenil, chinos de 8, 10 años, así nos echaron a formar y nos ocupaban para llevar razones, se topaba con la Chulavita y no pasaba nada. Después de los doce comencé a conocer la lucha armada y desde luego, el Partido.
En mi región había un compañero que se llamaba Miguel Ángel Navarro, tipo muy luchador, un señor que llamaba Cirilo Montaña, un viejo muy luchador. Me recibió y me fue formando políticamente. Como duré 20 años al lado de mi tío, pues me formé políticamente. El primer comunista que conocí fue en Natagaima en una conferencia por allá escondidos al borde del Magdalena, en una cachaquera y de noche, porque en esa época el Partido se reunía de noche, me llevaban para que mirara, para que conociera, para que aprendiera y allá llegaban compañeros que decían que eran del comité central. No me acuerdo como se llamaban. Hablaban pasito pero hartísima gente. Me llevaron a Natagaima y el primer dirigente comunista que conocí fue a Luis Felipe González. Estaba joven, yo estaba muchacho.
Ese señor a mí me daba muchos consejos, me hablaba de muchos temas políticos. Después Raúl Rojas González. Yo aprecio mucho a Raúl Rojas porque no sé en dónde viviría, yo estaba joven y él me acogía y me decía: “Este es el futuro, es el mañana”. Yo me formé al lado de él.
Después el compañero Demetrio Aldana de Planadas y otras cantidades de compañeros del departamento. Después en Bogotá con el abogado Rafael Aguja Sanabria. Yo anduve con él. Fue diputado. Ese tipo me estimaba mucho, me daba muchos consejos, me hacía talleres.
A lo último, cuando comencé mi vida política, con el doctor José Nelson Tovar Rojas, un compañero que ya murió, fue asesor mío, fue mi profesor, me daba muchos consejos, dormía en su casa, me hablaba mucho de la vida política, qué había que hacer, por qué nos organizábamos, por qué luchábamos, que había que manejar. Decía que se iban a venir muchos problemas más adelante pero que nuestra causa teníamos que echarla adelante.
Un señor Arnaldo Domínguez, como apaisado, no sé de dónde era; nos reunía en los cafetales a lado de Beltrán, por allá escondidos. Pero, eso llegaba mucha gente, nos hacía talleres grandísimos. Un señor de Coyaima de apellido Loaiza, era un viejito moreno, cuajado, duró mucho al lado de nosotros, murió hace muchos años.
Nosotros organizamos un sindicato en Balsillas, hubieron como ciento y pucho de militantes allá, venían delegados de Ibagué, uno que le decían “chirriplina” Antonio Chirriplín, uno chiquito que hablaba mucho porque sabía mucho de sindicalismo, otro llamado Eduardo que era mechudo y crespo también hablaba mucho. Un señor Noé Rojas, que era grueso y cuajado que fue presidente del sindicato departamental. Él estuvo con nosotros en Balsillas. Quedamos los que nos enterramos o si no nos pelan a todos.
- Finalmente, después de tanto luchar en condiciones adversas y desde niño, ¿Se siente cansado, de pronto arrepentido? ¿Qué piensa?
No compañero, mire que lo contrario. Yo fui nacido entre el seno del Partido Comunista y fui criado entre el seno del Partido. Lo poco que yo conozco en las andanzas con los comunistas se lo debo al Partido Comunista.
En mi región hubo una conferencia de Partido en esa época, no me acuerdo en qué año y la decisión fue acogerme y ahí me quedé. Después de tantos golpes y tragedias, experiencias, aguantadas de hambre a veces, porque la lucha de nosotros no es cualquier cosa, usted muy bien lo sabe, duré como unos cinco años aislado, pero no renunciando, no protestando, sino que nos aislamos.
Hace unos cinco, diez años volví a coger la orientación política y ahora más que nunca me siento es como nuevo, con más fuerza, con más ánimo. Toda esa experiencia que tengo se la debo al Partido Comunista Colombiano y a los compañeros que me han dado una experiencia muy grande. La orientación del Partido me la han dado en talleres en Bogotá, Ibagué, en el Quindío, en Neiva, en Coyaima. Yo tengo una conciencia muy clara, compañero.
Yo le digo a la gente que soy una persona comunista de tiempo completo. En esta campaña he arrancado con ganas, llego a Ataco es a mover la gente. No me siento cansado todavía. Me siento con ánimo, con esa verraquera porque yo quiero ver algo de lo que yo he luchado desde joven. Yo quiero ver, les dijo a mis hijos y a mis nietos, ver a Colombia como una segunda Venezuela, como un segundo Ecuador, un segundo Bolivia, un segundo Nicaragua, como Uruguay, como Argentina, como el Brasil. Así por ese estilo como los países socialistas de Asia, África, pues se habla mucho de China, Rusia, Vietnam, Corea. Eso se le mete a la mente y lucha por eso. Claro, teniendo en cuenta que no está a zafo que en cualquier momento lo puedan estar a uno jodiendo.
Mis hijos me dicen: “Papi, ya está usted muy viejo para seguir en esa lucha tan dura. Luche pero no tanto. Mi esposa: Jorge usted tanto que trota, tanto que anda y no se cansa. Les digo: No me siento cansado, me siento todavía nuevo, tengo que enseñar a mis compañeros y les dijo a los de Ataco: “Quiero dejar un Partido bien organizado. Aprendan. Estudien. Apreten. Sean verracos y echados pal ante, porque uno no sabe, en cualquier momento se muere o lo asesinan y ahí queda todo, pero si los compañeros aprenden, la lucha continúa. No cae. Esa es la idea camarada Nelson Lombana Silva. Adelante.
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