Paisaje del sur del Tolima, municipio de Coyaima. Foto Nelosi |
El intenso verano en el departamento de Tolima tiene literalmente acabada la vegetación (ver foto). Transitar por las carreteras del sur del departamento – por ejemplo – es desconcertante al observar al lado y lado de la vida el deterioro vertiginoso de la vegetación. La soledad terrible. Pero sobre todo, la insolidaridad de la clase dominante. Cualquier transeúnte o turista desprevenido lo primero que se pregunta es cómo y de qué viven los indígenas y los campesinos de la zona.
El ganado se sostiene a pura sal mineralizada y concentrado. Sin embargo, ya viene muriendo reses de sed pues las corrientes hídricas se vienen secando rápidamente, quedando solamente piedras por doquier. Del impacto no se excluye el triángulo del Tolima, por cuanto el río Saldaña pierde cada vez más caudal, no solo por la sequía, sino también por la minería y la contaminación a que es constantemente sometido esta corriente hídrica.
El bullicio delirante de la campaña electoral no ocupa la atención principal en la agenda de los candidatos, especialmente de la derecha y de la extrema derecha. Solo la promesa, la mentira y la calumnia contra el contradictor son las notas predominantes. Los únicos partidos que han tomado en serio el tema ambiental, son el Partido Comunista y la Unión Patriótica. En sus agendas predomina el tema ambiental y no por un simple prurito, sino por las repercusiones que el tema ambiental genera en la vida de la comunidad y su hábitat. Es decir, por razones estructurales, científicas y humanistas. No es una exageración en estos Partidos cuando dicen que el tema es de vida o muerte. Sin embargo, para la clase dominante el tema resulta ser un simple embeleco que no produce votos.
Los efectos se pueden dimensionar en esta zona, la cuenta de cobro que hoy le está pasando la madre naturaleza a la sociedad ante un sistema capitalista depredador e inhumano que no ha hecho mayor cosa en la preservación de la madre naturaleza, la pachamama, sino por el contrario, devorarla sin piedad a favor de un reducido grupo, la clase dominante.
Con razón dice la indígena comunista, Rubiela Briñez Poloche, del municipio de Coyaima (Tolima): “Después de cada verano para nosotros es un renacer”, es decir, comenzar de nuevo. No exagera. En su sector, el cabildo ubicado en la vereda Agua Fría de esta municipalidad, prácticamente todo muere, empezando por los cultivos de plátano Cachaco, la yuca, los frutales y demás.
Por eso, cuando recientemente explicamos la política minero – energética que viene implementando el presidente Santos, acabando con la soberanía nacional y dejando al país a merced de las multinacionales y transnacionales, los indígenas y campesinos estupefactos coincidieron en afirmar que aquello era el puntillazo final. “Si hay calor ahora que hay montaña en la cordillera, ¿cómo será el calor sin vegetación en la cordillera?”
En verdad no es necesario ser docto en temas ambientales para llegar a una cruda conclusión de este talante, con el agravante que los metales que saquen sacrificando la madre naturaleza, no van a ser para el bienestar de los coterráneos que han vivido estoicamente en estos lares, van a ser para aumentar el capital a multinacionales y transnacionales. ¿Eso es justo? ¿Eso es un buen negocio como suele decir el gobierno nacional?
La situación es compleja. Los indígenas convocan la solidaridad nacional e internacional, un apoyo para echar atrás esa política minero – energética y la necesidad de recuperar la soberanía nacional. Es urgente reconciliarnos con la madre naturaleza, eso implica cambiar el modelo económico. Implica votar por la izquierda y exactamente por los candidatos de la Unión Patriótica. No podemos seguir parcelando las luchas populares, la consigna es la unidad.
Hay que ser consecuentes: No podemos decir que somos amigos de la naturaleza y votar por los candidatos de la oligarquía. Oscar Barreto Quiroga – por ejemplo – es un agente de la transnacional Anglo Gold Ashanti, al parecer recibe dinero, primero por lo que hizo en su primera administración de llenar el Tolima de bases militares y batallones de alta montaña, ahora al parecer la idea es contar con él en la gobernación para dar el batatazo final.
El señor Barreto Quiroga, además, de ser enemigo de la paz con justicia social, enemigo del proceso de diálogo de la Habana (Cuba) entre las Farc – Ep y el presidente Santos, además de ser corrupto en cuestión de contratación, es un claro enemigo de la naturaleza y del medio ambiente. Su descomunal maquinaria mediática trabaja las 24 horas para lavar imagen. Pero, la realidad es bien diferente. Así las cosas, el 25 de octubre se votará por dos candidaturas a la gobernación del Tolima: Una por la muerte que encarna Barreto, una campaña mafiosa y la otra, una campaña por la vida y la esperanza que encarna el señor Mauricio Jaramillo Martínez, que aunque es de las entrañas de la oligarquía colombiana, coincide con la izquierda en tres puntos centrales: La paz y la defensa de los diálogos de la Habana, la defensa del medio ambiente y la defensa de los público.
A la asamblea del Tolima por la Unión Patriótica sí tenemos un candidato inmenso, claro y decidido políticamente: Danilo López Carrero, 52 en el tarjetón. Un campesino de principios y visionario que sueña con un mejor mañana. Para el concejo de Ibagué la Up también tiene un listado de lujo. Igualmente para la alcaldía de Ibagué: El médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, es diferente a todos sus competidores, les lleva años luz, ojalá los ibaguereños lo apoyemos de corazón y con visión ambiental, es decir, de futuro. Se trata de decidir, ¡Manos a la obra!
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