Ayer fue un día apacible. El sol no se dejó ver con todo su esplendor como en otras oportunidades. Primero distribuimos el semanario VOZ La verdad del pueblo, 6 de los 14 ejemplares que distribuye el organismo celular “Nelson Castiblanco”. Por eso cuando llegamos a la sede ya estaba el compañero Eduardo con su traje de fatiga escuchando salsa. Una alegría en su rostro. Ganas de hacer las cosas bien y sobre todo, duplicar el rendimiento en relación con los días anteriores.
Presurosos descendimos de la nave y junto a Miguel y Juan Carlos a laborar. Sin pausa cada quien comenzó sin calentamiento previo. Pasadas las ocho, otra vez Botache, con el cuento de que el día anterior había lavado la camisa de fatiga y que había madrugada a plancharla. Por eso llegaba “retardado”. Más tarde, nuevamente Gilberto a preparar una sopa de lentejas y carne sudada.
Mientras tratábamos de organizar los desechos, unos compañeros pintaban las paredes con el hermoso color verde jamaiquino, las puertas de blanco y las columnas de color terracota. Pulso firme y decisión política, la sede paulatinamente se iba vistiendo de estos bellos colores.
La presencia del secretario general del Partido Comunista del local de Ibagué y además, columnista del semanario VOZ La verdad del pueblo y del principal periódico regional, animó. Los quebrantos de salud no fueron impedimentos para hacer presencia, saludar y expresar el estímulo y la solidaridad. Rodrigo López Oviedo, no solo destacó la tarea, sino que permaneció algunos minutos, intercambiando opiniones sobre la conferencia local, la regional, la lucha de la corporación Cacique Calarcá y los proyectos que venimos desarrollando para organizar el primer encuentro departamental de medios alternativos de comunicación, la pauta publicitaria y los conversatorios sobre nuestro semanario con estudiantes de las distintas facultades de periodismo que hay en la ciudad de Ibagué.
Al calor de un café con leche cerca de la sede el diálogo fue ameno y constructivo. Compró las “medias nueves” y se marchó, lamentándose del mal estado de su salud. “Tengo hasta borrachera”, dijo.
Pintar la sede es el pretexto. El fundamento es la lucha por la paz, la unidad y el socialismo. Dicho en otras palabras: El fin no es pintar la sede, es el medio para llegar a un fin utópico deseado: Hermanar la lucha revolucionaria y extirpar todo virus socialdemócrata, fiel al principio marxista que dice que todo problema teórico se resuelve en la práctica. Creemos que no es exagerado al decir: No es el hombre el que ha hecho al trabajo, es el trabajo el que ha hecho al hombre, le ha dado la gran oportunidad de ser un ser pensante, crítico, analítico y creativo, con capacidad de amar y de sentir el dolor ajeno.
La sede es punto de encuentro. Es articulador de consensos y disensos, caracterizados por la democracia, la posibilidad de participar y crear bases ideológicas y políticas claras que nos permita ser motor de cambios estructurales, esperanza de transición del capitalismo al socialismo. No es fácil asimilar el marxismo – leninismo, tampoco el comunismo. Todo se da mediante dramáticos y emocionantes procesos, por cuanto todo lo expuesto es ciencia y la ciencia se demuestra a través de la praxis. La sede es el espacio del continuo conflicto entre las viejas y las nuevas ideas. Por eso debe ser un sitio agradable, decente y amplio que permita librar las mejores batallas con posibilidad de éxito. He ahí, por qué la obvia necesidad de todos y todas participar arduamente en esta sencilla pero noble actividad. Por supuesto que no es una imposición, es el producto de la conciencia social y de clase que se va puliendo, forjando y templando con el ejercicio permanente, es decir, la práctica.
No pudimos estar todo el día. Teníamos un compromiso con el camarada Evelio Villarreal Herrán. Una invitación de la cual hemos sido objeto hace rato para almorzar los jueves en su casa. Como el jueves no fue posible lo programó para ayer viernes. Una frisolada espectacular.
Nos llevamos la mejor sorpresa del mundo. Comenzó destacando la tarea de refacción de la sede. “Siento pena no haber podido asistir – dijo – pero me dolió verlos a tan poquitos trabajando”. “No se preocupe – le dije – usted y la compañera Doris nos apoyaron económicamente, nos dieron ánimos e ideas para sacar la iniciativa adelante y todo eso tiene un valor incalculable”.
Se nos sirvió un tinto. No bien comenzamos a saborearlo cuando surgió como por encanto “El Charro Colombiano”, más concretamente Gerardo Molina, interpretando magistralmente la guitarra y la canción de cumpleaños. Quedé lelo. Recordé entonces que con Pablo Neruda cumplimos años este 12 de julio. Nada menos que la medio bobadita de 53 primaveras. ¡Qué susto!
El cantante no era cualquier persona. Era un cantante profesional con pistas o karaoke de talla internacional, que a punta de estoicismo salió adelante y hoy brilla en el firmamento musical con abundante prestigio. Interpretó boleros, música colombiana, ranchera, llanera por espacio de casi dos horas de seguido. Una voz espectacular inundó la residencia del camarada Evelio y la camarada Doris, quien tiene la fortuna de tener a su progenitora viva y rebosante de salud.
Pero no contento con eso, nos puso en comunicación con su hija que vive en Bogotá, quien es experta en bailar tango, nos hizo un vídeo, cantó también música llanera, recibí un regalo precioso: Un par de maracas hermosísimas y del artista su última producción discográfica. La camarada Doris me dio un abrazo rompe costillas que realmente me conmovió. Incluso, su señora madre se puso en pie y medió la mano y un beso en la mejilla deseándome muchos más años de vida. “Esto y mucho más, se merece nuestro corresponsal de VOZ”, dijo el camarada Evelio.
Por supuesto que el regocijo para nosotros era total, por cuanto el camarada Evelio Villarreal Herrán cumplirá el 27 de agosto, 71 años y ha sido un Comunista hormonal, consecuente y firme como la roca. Es uno de mis maestros, que decimos ahora públicamente de todo corazón, porque nos ha enseñado la sencillez, la perseverancia y la claridad política. Nos acerca a esa utopía de pretender ser Comunista. “El día es mañana (hoy) – dijo – pero sé que va a celebrar su cumpleaños con los presos políticos, por eso, nos adelantamos”.
Bueno, contra viento y marea (y volviendo al tema original) la obra presupuestada se materializa a pasos agigantados. Rápidamente se hace realidad y es tanto el entusiasmo que los compañeros están dispuestos a laborar hoy hasta las doce del día. Eso estimula. Anima. Podrá haber cansancio físico, pero no espiritual. No hay duda: El comunista es invencible y el comunismo es la esperanza suprema de todos y todas. Es el camino, como bien lo dice la camarada española Dolores Ibárruri, la pasionaria.
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