lunes, 8 de abril de 2019

¡Gaitán vive!

Foto: Internet
Por Nelson Lombana Silva

El 9 de abril de 1948, hace 71 años, era asesinado en Bogotá el caudillo popular de filiación liberal, Jorge Eliécer Gaitán Ayala. La CIA se había confabulado con la oligarquía liberal – conservadora para borrarlo del escenario político de una forma violenta y desalmada.


La criminal hazaña se llevó a cabo en el marco del plan Pantomima, según denunció oportunamente la seguridad cubana. Fue utilizado Juan Roa Sierra, que había nacido el 4 de noviembre de 1921 en Bogotá, con la promesa que recibiría mucho dinero y ubicación en el exterior. Acosado por la miseria se prestó para cometer el magnicidio en la parte céntrica de la gélida capital de la república.

Según el plan, una vez Juan Rosa Sierra cometiera el crimen sería asesinado para no dejar evidencia, es el modus operandi de la criminal burguesía. El sicario asignado para esta actividad no tuvo necesidad de actuar al parecer, pues el pueblo enardecido lo ejecutó arrastrándolo por las calles céntricas.

Su mamá, Encarnación, admiraba profundamente a Gaitán. Mientras preparaba su traje de luto con dolor infinito, se enteró por la radio que el asesino del caudillo, había sido su hijo, narra Gabriel García Márquez en sus memorias intituladas: “Vivir para contarla”.

Juan Roa Sierra había trabajado en la embajada alemana primero como portero y después como muchacho mandadero de oficina. Laboró allí, hasta cuando la oficina fue cerrada y el personal diplomático marchó  por la guerra. Después trabajó en una vulcanizadora reencauchando llantas, negocio que compartía su propiedad con su hermano Luis, ubicado cerca de la Estación de la Sabana. El negocio no duró mucho, quebró. Por la fecha del crimen, Roa Sierra buscaba afanado dinero para hacer curso de conducción.

Lo cierto es que los autores intelectuales del magnicidio son los mismos que hoy siguen gobernando a Colombia; la misma tenaza liberal-conservadora con nombres distintos, son los verdaderos responsables del “Bogotazo” y la violencia que cobró más de 300.000 seres humanos, simplemente por ser conservadores y liberales.

Los verdaderos asesinos abandonaron el país dejándolo sumergido en una verdadera llamarada de odio y de venganza, utilizando con qué ímpetu el analfabetismo político y la credulidad de la masa. Cuando el pueblo comenzó a cuestionarse por qué y para qué se asesinaba entre sí, Laureano Gómez  y Alberto Lleras Camargo, retornaron y montaron cínicamente el Frente Nacional.



Así se ha mantenido esta oligarquía, sobre montañas de mentiras, conspiraciones contra el pueblo y crímenes horripilantes. Ya había esta caterva asesinado al general Rafael Uribe Uribe, entrando al palacio presidencial a pura hacha. Posteriormente, caerían entre otros: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Pizarro León Gómez, Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez Hurtado y más de 5000 miembros de la Unión Patriótica.

Colombia es un laboratorio que produce a diario cientos y cientos de víctimas por obra y gracia de la clase dominante. El conflicto que se trata de poner fin – por ejemplo – deja más de 8 millones de víctimas. Y éstas no paran, todos los días hay nuevas víctimas. Y, los responsables siguen siendo los mismos que hoy nos gobiernan.

Seguramente no hay un colombiano de bien que no haya tenido que llorar el asesinato de un familiar, un amigo, un conocido o un vecino. La clase gobernante utiliza diversos métodos innobles para no perder el poder mal habido. Hoy, gobierna a Colombia una clase mafiosa, narcotraficante, militarista y paramilitarista.

Así pues, el crimen de Jorge Eliécer Gaitán Ayala continúa en la impunidad como miles y miles, millones y millones. Solo un gobierno democrático y de izquierda podría comenzar la tarea noble de hacer justicia. Un gobierno de izquierda, no una caricatura de izquierda, naturalmente.

Esa correlación de fuerza no se decreta, se construye poco a poco en la medida en que el pueblo rompe con la quietud e indiferencia y asume una postura crítica y propositiva. Toma conciencia de clase y se decide pelear por sus intereses de clase. Una lección nos han dado los indígenas y un desafío lo constituye la preparación del Paro Cívico Nacional Indefinido el 25 de abril. La pelea es peleando. Solo así resulta posible derrotar la impunidad y hacer justicia de verdad en Colombia.

Como Bolívar, lo que no hizo Gaitán, está por hacer. Gaitán, ¡Vive!, ¡Viva Gaitán! ¡Honor a todas las víctimas!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario