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| Foto: Internet |
Por Nelson Lombana Silva
Cuantos siglos escabrosos tuvieron que pasar para comprender que el hombre y la mujer son dos mundos distintos unidos por la fuerza descomunal y cristalina del amor, la vida y la esperanza en un mundo en paz y en armonía. Fueron siglos de horror e incluso, de terror en el que se pensaba ingenuamente que la mujer había nacido de una costilla del hombre. Por lo tanto, era su propiedad, cuya misión exclusiva era procrear y servir de esclava al considerado rey de la naturaleza.






