El bullicio de navidad y año nuevo se esfuma entre la bruma oscura de la corrupción mafiosa que se enseñorea con ímpetu en la república de Colombia. La clase dominante embadurnada hasta los tuétanos hace y deshace sin pudor alguno, mientras el pueblo padece los rigores en la soledad sonora del abandono oficial. Al calor del adormecimiento de los medios masivos de comunicación y las religiones, el populacho acude al crédito para beber y alejarse de esta manera de su cruda realidad aunque sea por un momento.
Las ciudades y pueblos están atestadas de luces multicolores, serpentinas y arcos, anunciando que el 2018 se va y avizorando allá en la distancia, el advenimiento de 2019. Y aunque no hay esperanza para el pueblo secularmente engañado y explotado, éste hace de tripas corazones con la perspectiva de por lo menos resistir la carestía, la violencia y la galopante corrupción en las alturas del poder.
Las noticias no pueden ser más relacionantes con la melancolía e incertidumbre: Dos personas son asesinadas en la población de Arauquita a manos de la policía nacional, entre ellas, una madre cabeza de familia de solo 31 años, quien deja huérfanos cuatro niños, uno de ellos, de solo 8 meses, el pasado 17 de diciembre. Se trata de Yeris Ospino Pedraza.
La Asociación de Campesinos de Córdoba (ASCSUCOR), da cuenta de la violencia que se ha disparado en este departamento una vez la guerrilla de las Farc – Ep, entró al proceso de paz y abandonó este territorio. Rápidamente fue tomado por los primos del ejército, el paramilitarismo, la delincuencia común y el narcotráfico.
El gobierno títere de Colombia, Iván Duque Márquez, utiliza la descomunal fuerza mediática para hacer creer que el aumento salarial para el año entrante es “histórico”, que hacía 25 años no había un aumento tan enorme, la cifra ridícula lo dice todo: $46.874,oo. Y para tapar su despropósito e impedir que el pueblo reaccione, acude al chauvinismo yéndose lanza en ristre contra la hermana república bolivariana de Venezuela, cumpliendo como perro faldero las órdenes imperialistas de los Estados Unidos.
Álvaro Uribe Vélez, la cabeza visible del paramilitarismo y el narcotráfico en Colombia, se mueve a las anchas usando como escampadero “legal”, el Centro Democrático. Desde allí maniobra y conduce la mafia, siembra el terrorismo de Estado y manipula con el dedo meñique al “presidentico ivancito”.
A pesar de la cruda realidad del establecimiento, cada vez más comprometido con el gran capital y los grandes consorcios dueños del país como Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Ardila Lule, el grupo Santodomingo y los denominados “Cacaos de Medellín”, los sucesos presentados durante este año, demuestran que el pueblo poco a poco va tomando conciencia social y política. Con el camarada Jaime Pardo Leal tuvimos 300.000 votos en las elecciones presidenciales, con el maestro Carlos Gaviria Díaz, 2.700.000 y ahora con Gustavo Petro Urrego, 8 millones 40 mil votos. Eso no se puede subvalorar. Por el contrario. Hay que dimensionar y persistir en el esfuerzo de continuar desarrollando los principios fundamentales que estructuran la propuesta de la izquierda. Hay que profundizar la unidad, la estructura orgánica y la ideología revolucionaria, comenzando por su cabeza visible en estos momentos: Gustavo Petro Urrego, quien está en la mira de ser víctima de la nueva estrategia imperialista de Estados Unidos: Sacar de competencia a sus contradictores con montajes judiciales, tal como le sucedió a Lula Da Silva, la misma Dilma en Brasil o Zelaya en Honduras, para solo colocar un par de ejemplos.
Petro debe radicalizar su propuesta de la Colombia Humana. En el contexto internacional, fijar una posición consecuente con el proceso revolucionario que se viene desarrollando en la república bolivariana de Venezuela. No puede seguir repitiendo la ideología imperialista de Estados Unidos y la extrema derecha colombiana, tampoco fijarse campeonatos sobre quién habla más pestilencias contra el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros. Eso no le dará votos, en cambio sí incertidumbre en el pueblo humilde y desamparado.
La prioridad política en 2019: Rechazar y condenar el brutal bloqueo económico contra Cuba y Venezuela, profundizar el internacionalismo proletario y en la arena nacional, desarrollar el debate electoral de la manera más responsable y unitaria posible para ganar juntas administradoras locales, concejos municipales, alcaldías, asambleas departamentales y gobernaciones. La preocupación deberá consistir en colocar candidatos y candidatas, idóneos, con formación política y claro compromiso de lo pactado, de tal manera, que se note el cambio de fondo y no sea el simple cambio de nombres. Luchar por la paz y por el socialismo.
La navidad y las festividades de año nuevo, deberán ser entonces, un receso corto. A los muertos nuestro recuerdo infinito y a los vivos un abrazo fraternal, revolucionario y de compromiso. ¡Salud!
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