El reto mayor de la izquierda es avanzar hacia la unidad, es el único
camino de ser poder popular y fundamento real para generar cambios
estructurales que tanto necesita la humanidad dominada por el capitalismo
imperialista y neoliberal. No hay otro camino. Ernesto Che Guevara decía que la
unidad es táctica y estrategia. La unidad es producto de un proceso de
“maduración”, de identidad y compromiso revolucionario.
No es tarea
fácil, porque estamos en el sistema de los antivalores, sistema que le rinde
culto al oportunismo, al individualismo, a la hipocresía, la corruptela y demás
yerbas del capitalismo. Se convierte en el gran desafío para la izquierda que
poco a poco se muestra en las entrañas putrefactas de este régimen odioso y
criminal, a veces untada, pero con la perspectiva de apartarse y fortalecerse
en los valores de la solidaridad, la unidad, la fraternidad, la honestidad y el
profundo espíritu revolucionario, fundamentado en la ciencia que implica teoría
y práctica.
El proceso
unitario se hace más complicado por cuanto no se puede hablar de izquierda a
secas, hay consenso en cuanto que resulta más correcto hablar de izquierdas,
izquierdas de todos los colores o todos los tamaños. Esto hace más complejo el
proceso unitario. Sin embargo, a pesar de ser supremamente complejo a veces
utópico, hay que tomar conciencia de que no hay otro camino posible distinto a
la unidad. Por eso hay que insistir y persistir.
La unidad no se
da de la noche a la mañana, no es algo estático y mecánico de simple inspiración
o voluntarismo. Por el contrario. Es un proceso complejo, duradero, con avances
y retrocesos; dinámico, en espiral y dialéctico. Además, del voluntarismo y la
inspiración, hay que colocarle táctica y estrategia, conciencia social y
conciencia de clase. Desprenderse del ser individual y asumir con donaire el
ser social, de tal manera que prime lo social sobre lo individual. Manejar el
mejor lenguaje, la argumentación y el ejemplo. Unidad no es imponer con
mentiras o a la fuerza bruta las ideas. Unidad es convencer, enamorar, atraer
con la sencillez, la honestidad y la argumentación ejemplar.
Hay dos
términos que al parecer se vienen confundiendo en algunos sectores de izquierda
en el Tolima, lo cual viene generando fractura y duro malestar. ¿De buena fe?
¿De mala fe? Eso está por averiguarse. Estos dos términos son: Citación y
Bilateralidad.
Al parecer su
significado es muy diferente. Opuesto. Al hacer un cuadro comparativo salen a
flote las diferencias. Veamos:
Citación
|
Bilateralidad
|
Es una orden
|
Es un llamado fraternal
|
Notificación perentoria
|
Propuesta argumentada
|
Temario definido por el
citador
|
Agenda por construir las
dos partes
|
Imposición
|
Compartir
|
Dogmática
|
Dialéctica
|
Denegar
|
Ceder, afirmar
|
Monólogo
|
Diálogo
|
Destrucción
|
Construcción
|
Antidemocrática
|
Democrática
|
Cerrar
|
Abrir
|
Como se puede
observar en la gráfica, las diferencias son abismales. Por lo tanto, mientras
se persista en la concepción “militarista” de la Citación, las posibilidades de
unidad son nulas, por cuanto un concepto de esta naturaleza lleva a inmovilizar
a la otra parte, para que se limite a obedecer ciegamente. Como dijo alguien:
“La unidad es que nosotros pensemos y ustedes hagan”. Es tanto como decir:
“Bienvenida unidad siempre y cuando todos piensen como pienso yo”.
El marxismo –
leninismo plantea el análisis concreto del momento concreto. ¿Y qué es lo
concreto hoy? La pluralidad, la diversidad y la existencia de las izquierdas.
Pretender imponer el pensamiento único, no es consecuente con las izquierdas,
ni con el marxismo – leninismo, ni con los principios de la lucha de clases, ni
con los postulados del socialismo, ni con la paz con justicia social, ni con la
defensa de los diálogos de la Habana (Cuba).
Los comunistas
siempre estaremos prestos a participar activamente de los encuentros
bilaterales, con desprendimiento, generosidad, siempre basados en la
argumentación y en el diálogo dialéctico alimentado por la fraternidad y el
respeto hacia el otro. Siempre estamos prestos a construir, a convencer, jamás
a imponer. En el otro sentido, siempre estaremos prestos a oponernos a la
citación porque no construye, no teje, no armoniza, no dinamiza.
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